Más de tres décadas. Este es el tiempo que llevan esperando los vecinos del bajo Nalón, y más concretamente de San Juan de la Arena (Soto) y San Esteban de Pravia (Muros), a que se construya un puente peatonal que una ambas localidades. Tras cada paso adelante el proyecto parece congelarse, y así desde el siglo pasado. Hasta el punto que la paciencia de los vecinos, agrupados en una plataforma desde 2017 para dar fuerza a sus reivindicaciones, parece haberse agotado: “Llevamos un año diciendo que si el Presupuesto autonómico no aguanta esa obra en solitario se puede acudir a la cofinanciación con fondos europeos ordinarios o con los recursos extraordinarios para recuperación y resiliencia. El consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial (Alejandro Calvo) parecía darnos la razón, pero nada más se supo. Por eso nos preguntamos: ¿hay alguien ahí escuchando nuestra petición?, ¿es que no va a pelear por esta infraestructura ante la Unión Europea y el Gobierno de España?”.
Los vecinos ven acelerarse el declive de ambas localidades marineras: por eso urgen la pasarela ya.
Los vecinos echan en falta también la voz de los alcaldes de Soto del Barco y Muros de Nalón, Jaime Menéndez Corrales y Carmen Arango, respectivamente. “¿Siguen ahí o ya se han ido? No esperamos apoyo efusivo a estas alturas, pero al menos una mínima reivindicación de la pasarela, los dragados urgentes, la protección del patrimonio histórico-artístico o los nuevos pantalanes y protecciones. Algo, lo que sea”, dicen unos hombres y mujeres agrupados en la Plataforma que están ya hartos de la inacción en la desembocadura del río carbonero de Asturias.
Un ejemplo: Puerto Norte, el proyecto que hace 31 años presentó el Gobierno regional para regenerar la zona y darle impulso turístico nunca existió. La “nueva Pompeya” de la que habló en 1991 el entonces presidente del Principado, Juan Luis Rodríguez-Vigil, por comparación de los lodos del Nalón con las cenizas del Vesubio que cubrieron la histórica población de Campania, se quedó, para la mayoría, en el sueño de una tarde otoñal. Mucho ruido y pocas nueces. Ahora los vecinos ven acelerarse el declive de ambas localidades marineras: por eso urgen la pasarela ya. ¿”O queremos que la lenta muerte del bajo Nalón sea todavía más acelerada?”, se cuestionan unos lugareños unidos, ahora también, por la decepción de las promesas incumplidas.
