Huele a anís, a nueces, a masa frita en Riberas. En resumen: a bollinas, las de San Blas, festividad de este jueves 3 de febrero, fija en el calendario en la localidad de Soto del Barco.
Serán ya dos años seguidos en los que el programa festivo queda reducido a mínimos por culpa de omnipresente coronavirus, pero incluso en pandemia los vecinos no renuncian a dar el toque dulce a una celebración que se transmite generación tras generación y no es otra que la de hacer y comer las citadas bollinas.
Ejemplo de ello es Raquel Martínez Suárez, quien lleva medio año al frente del conocido comercio Del Naval, al pie de la carretera que cruza Riberas, heredado de sus padres Ángel y Angélica. En el mismo no faltarán a la venta las sabrosas bollinas (harina, aceite, sal y agua para la masa, que debe freírse una vez rellena de una mezcla de anís y nueces, y luego espolvorearse con azúcar), típicas por San Blas en la localidad.
“No quiero perder la tradición que vi a mis padres y abuelos, y así haré”, explica la tendera, que tiene previsto hacer como mínimo unas 70 docenas (a 10 euros cada una) y más sin hacen falta. “Tengo ya bastantes encargos”, asegura. Este jueves de madrugada se comienzan a elaborar los dulces.
La venta, que también se realiza habitualmente en el bar que hay en Riberas, se hará el comercio hasta este mismo sábado. Es lo más llamativo del programa festivo de San Blas, que se completa con una misa, este jueves, a las 12.30 horas, en la iglesia de Santa María.
