El servicio de autobús urbano de Avilés, el más caro y deficitario de la región, sufrirá una profunda transformación que incluirá desde la construcción de carriles-bus al Hospital San Agustín y en Gutiérrez Herrero hacia Los Canapés, hasta una reordenación de las líneas y de sus frecuencias para acortar los tiempos y mejorar las conexiones con las líneas interprovinciales. La línea 1, que comunica Avilés, Castrillón y Corvera, será objeto de los mayores ajustes, al ser la espina dorsal de las comunicaciones en la comarca. Las modificaciones incluirán también la llegada del transporte público urbano al Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA) y al futuro espacio industrial que se construya en los terrenos liberados de las antiguas baterías de coque.
El Ayuntamiento de Avilés tiene que entregar al Principado en el plazo de un mes el conjunto de actuaciones que considera necesarias para que el concejo cuente con un transporte público urbano del siglo XXI. El objetivo, explicó la alcaldesa, Mariví Monteserín, es “fomentar la movilidad en los autobuses y que en 2030 las cifras de uso de transporte público y privado sean lo contrario de lo que son ahora”. Los autobuses urbanos movieron en 2021 algo más de 1,6 millones de pasajeros, lo que supuso recuperar el 60% de viajeros de antes de la pandemia.
El Ayuntamiento de Avilés tiene que entregar al Principado en el plazo de un mes el conjunto de actuaciones que considera necesarias para que el concejo cuente con un transporte público urbano del siglo XXI.
Estas iniciativas se enmarcan en las posibilidades presupuestarias que ofrecen los fondos europeos en el ámbito de la Estrategia de Movilidad Sostenible del Principado, y en concreto en las que afectan a los municipios de más de 50.000 habitantes. Además, complementan el Plan de Movilidad pergeñado por el gobierno socialista avilesino.
Los pasos a seguir se establecieron en la reunión mantenida ayer entre el Gobierno regional y el Ayuntamiento de Avilés, en la que participaron el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo; el viceconsejero de Infraestructuras, Jorge García; el director general de Transportes y Movilidad, José Manuel Caldevilla; la alcaldesa, Mariví Monteserín; el concejal de Desarrollo Urbano y Económico, Manuel Campa; el concejal de Movilidad, Pelayo García; y la directora de los servicios técnicos municipales de Avilés, Andrea del Cueto.
El viceconsejero Jorge García explicó que los objetivos de la gran remodelación del transporte público urbano a acometer en Avilés persiguen “mejorar los tiempos de los viajes, mejorar la experiencia de los viajeros y conseguir la intermodalidad”.
Habrá una primera fase, que expira en un mes, en la que el Ayuntamiento deberá presentar al Principado su propuesta de por dónde discurrirán los nuevos carriles-bus, dónde y cómo se establecerían las preferencias semafóricas, las incorporaciones de estos vehículos (también los taxis) en las glorietas, qué obras y en qué paradas singulares se deberían ejecutar para realizar para las conexiones con las líneas a otros puntos de la región y los trabajos de mejora para la accesibilidad de personas de edad avanzada y movilidad reducida. A continuación, llegará una segunda fase, en la que ya se abordará la reordenación y diseño de las líneas y las frecuencias de paso. Será entonces cuando se concretarán las paradas y horarios a los parques empresariales.
Jorge García explicitó que será el Principado quien se encargue de todas estas obras y modificaciones. “Una vez que se presente la propuesta, hay que encargar el proyecto, y las obras deben estar licitadas antes de abril de 2023”, remarcó. Añadió que habrá “múltiples microactuaciones, muchos pequeños cambios que favorecerán el uso del transporte público”. Pero también habrá dos “proyectos singulares, con dos grandes centros de conexión con otras líneas de comunicación regional”.
La Compañía del Tranvía Eléctrico de Avilés (CTEA), que presta el servicio público de transporte por carretera en la comarca, tiene 16 autobuses y 56 personas en plantilla. Encadena un descenso continuado de la cifra neta de negocio desde 2014 y pese al leve repunte de 2018, la salida del Ayuntamiento de Avilés como accionista al año siguiente devolvió a una zozobra aún mayor a la compañía.
