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“Ampliar servicios conlleva múltiples costes”, advierten los conductores del bus interurbano de Avilés

Los trabajadores de la compañía adjudicataria dicen que su preocupación está centrada en la estabilidad económica de la empresa

Usuarios del transporte público, en la parada de la calle La Cámara de Avilés. Mara Villamuza

El ambicioso plan anunciado para modernizar la red avilesina de transporte público en autobús agrada a los trabajadores de la empresa adjudicataria del servicio, la Compañía del Tranvía Eléctrico de Avilés (CTEA), pero no llega a generar el entusiasmo que cabría esperar porque, a juicio de los conductores, “toda ampliación de servicios o apertura de nuevas líneas, estando bien, conlleva unos costes y la experiencia de los últimos años es decepcionante en este sentido: la empresa pierde dinero por la caída de viajeros y el incremento de los costes operativos y el Ayuntamiento no cubre ese déficit. Así las cosas, hablar de crecer suena a utopía”.

Las peculiaridades del transporte público de autobús en Avilés lo convierten en una rareza dentro de Asturias e incluso de España. Como municipio de más de 50.000 habitantes, la ley obliga al Ayuntamiento a presta el servicio. Y lo hace, pero a través de una red intermunicipal (los vehículos de la CTEA también ruedan por Corvera y Castrillón). Por esa condición “transfronteriza”, el organismo responsable en última instancia del transporte y de sacarlo a concurso es el Consorcio de Transporte de Asturias (CTA). En esto también tiene mucho que ver la configuración territorial: Avilés es un concejo de poca superficie que aglutina a su alrededor un área comarcal que funciona, a efectos prácticos, como un continuo urbano. Es decir, las fronteras municipales existen y condicionan el modelo de transporte público, pero son invisibles para los viajeros.

Las relaciones económicas del Ayuntamiento de Avilés con la CTEA se sustancian, debido a todo lo anterior, a través del CTA, que es el organismo al que Avilés le ingresa anualmente una cuota de dinero para sufragar parte de los costes de explotación del servicio de transporte (mediante la figura de los bonos de viaje) y abaratar el precio del billete a determinados colectivos. La empresa (propiedad del Grupo Alsa) se viene quejando desde hace un lustro de que pierde dinero –paradójicamente, pierde más euros cuantos más kilómetros hacen sus autobuses–, pero su protesta cae en saco roto pues ningún organismo ha querido cubrir hasta el fecha ese déficit aduciendo que asumió la concesión “a riesgo y ventura”.

Reiteradamente se han puesto de ejemplo los casos de Oviedo y Gijón, que inyectan anualmente millones de euros para enjugar las pérdidas de TUA y EMTUSA. Pero esa comparación no vale para el caso de Avilés, por lo ya expuesto: los transportes públicos urbanos de autobús de Gijón y Oviedo son municipales y el avilesino, intermunicipal. Es por todo esto por lo que, desde la plantilla de la CTEA, se mira con recelo la pretendida ampliación de servicios y frecuencias, además de la apertura de nuevas líneas: “Todo eso está muy bien, qué duda cabe que redundaría en beneficios para la ciudadanía, pero ¿quién lo va a pagar”, se pregunta uno de los portavoces del colectivo laboral.

Otras de las líneas de trabajo incluidas en la hoja de ruta para modernizar el transporte público de Avilés son valoradas por los conductores, así sea solo porque ellos mismos llevan pidiéndolas hace años: “La idea de habilitar carriles bus de subida y bajada por la avenida de San Agustín para hacer más fluida la circulación de los servicios que van o vienen del hospital la propuso el comité de empresa de la CTEA hará diez años y nadie nos hizo caso. El pretendido carril bus que se anuncia para la calle Gutiérrez Herrero estaría bien, pero arregla solo a medias el problema de la línea que va a La Luz: pasada la rotonda de Los Canapés, al paso por Villalegre, han sembrado aquello de semáforos como si no costaran dinero y un trecho que se hace en coche en cinco minutos te lleva en autobús casi quince de los que diez te los pasas parados en una luz roja”. En este sentido, los conductores de la CTEA ponen sus esperanzas en la anunciada revisión de la red semafórica.

Persisten problemas ya denunciados con anterioridad, como la existencia de paradas de bus donde no caben los vehículos articulados y otras donde existen dificultades para bajar las rampas móviles de acceso para personas con movilidad reducida. En cuanto a la mejora de la calidad del servicio, un hecho reciente evidencia que no siempre las buenas intenciones y los resultados van de la mano: “Se han instalado siete pantallas informativas en marquesinas, lo cual es de agradecer porque la presencia de las mismas era un clamor de los viajeros. La pena es que no funcionan...”, comenta contrariado un conductor de la CTEA.

Más o menos incrédulos y en buena medida preocupados por la deriva económica de la empresa, los conductores de la CTEA quieren dar un voto de confianza al plan llamado a revolucionar el transporte público avilesino y tienden la mano para aportar su opinión “si es que alguien quiere oírla en alguna fase del proceso que ahora se inicia”.

Las quejas de los usuarios

El precio del billete, la frecuencia de los autobuses y las condiciones del billete único constituyen las principales quejas de los usuarios del servicio interurbano de autobús, que se encuentra en plena redefinición para potenciar su uso. 

El billete sencillo del autobús urbano en Avilés cuesta 1,55 euros, es de los más caro de Asturias. “El precio es algo desorbitado”, denuncia la avilesina Rosa Marín Fernández, usuaria habitual de las líneas 1 (Piedras Blancas-La Luz) y 5 (Avilés-Parque Astur), las que utiliza para acudir a su puesto de trabajo. “Los sábados tengo que ir a trabajar en taxi porque el primero pasa a las siete de la mañana. Por semana cojo el de las 6.20 horas, el primero de la mañana, pero normalmente se retrasa y, cuando eso ocurre, llego tarde al trabajo”. Una opinión que comparte Carmen Suárez, de 63 años. “Cojo la línea 1 dos veces al día y viene cuando quiere. Pero no tengo otra opción para desplazarme, así que hay que adaptarse”, comenta resignada esta avilesina, que lamenta también el alto coste del billete de autobús: “Es muy caro, no hay derecho”.

Una de las claves del Plan de Movilidad que tiene entre manos el Ayuntamiento de Avilés, en coordinación con los concejos de la comarca, pasa por redefinir las líneas, los recorridos y las frecuencias, para acortar la espera a un máximo de 15 minutos en las paradas con mayor volumen de pasajeros, además de facilitar la conectividad con otras líneas urbanas e interurbanas. “Suelo coger el que va de Avilés a Miranda, que pasa cada media hora, la verdad es que te condiciona mucho que pasen dos cada hora”, comenta Carmen López, de 49 años, residente en el barrio de La Carriona. La misma línea es frecuentada a diario por Clara María de la Torre, de 57 años, quien opina que, aparte de “ser extremadamente caro”, “los domingos y los festivos pasa uno cada hora; está fatal, pero no queda otra que apañarse así”. De la Torre, también vecina de La Carriona, incide en el billete único: “No entiendo por qué cuesta lo mismo desplazarse unos metros que varios kilómetros”. En su caso, dadas sus circunstancias, opta por un abono mensual de transporte. Sin embargo, también lamenta que “me corre el día de la tarjeta aunque no la use; es algo, que a mi juicio, deberían cambiar”.

Por su parte, Javier Sastre, de 62 años, acostumbra a moverse en la L1, una línea que le gustaría que pasara a “tener autobuses cada 15 minutos y no cada 20”. El avilesino lamenta que “la mayoría de los tótem de las paradas donde marca lo que falta para que venga el próximo autobús no funcionan”. Además subraya que “se suelen retrasar” y que “el precio del billete es demasiado caro”. Segundo Pérez, de 61 años, también considera que el precio del billete es caro, pero “los he visto peores”. Además, el avilesino considera que “si pasan cada 15 minutos en vez de cada 20 muchos irían vacíos”. No obstante, y coincidiendo con el resto de usuarios, sí pide “un esfuerzo al Ayuntamiento para mejorar la calidad del transporte público en la ciudad”.

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