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Javier Gurruchaga, plato fuerte del Antroxu de Avilés: “Sobre el escenario, voy a celebrar que estoy vivo”

El líder de la Orquesta Mondragón defiende vacunarse "las veces que haga falta y tomarse un paracetamol antes de irse al otro mundo por mucha libertad que tenga en este”

Javier Gurruchaga, ataviado como Edgar Allan Poe, en una imagen promocional.

El cantante y actor Javier Gurruchaga (San Sebastián, Guipúzcoa, 1958) llegó a Madrid, al teatro de la Comedia, en 1978 sin un disco todavía bajo el brazo. No había empezado la Movida y la “Orquesta Mondragón” –su banda de toda la vida– ya se había hecho imprescindible en la escena nacional. Acaba de pasar el covid y de cumplir los 64 años y en una semana –el día 28 a las 23.00 horas– se subirá al escenario de la plaza de España para reinar en el Antroxu avilesino con su nuevo proyecto musical –“Historias extraordinarias”– con la sombra clara del escritor Edgar Allan Poe. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en el Museo Chicote, el legendario bar de la Gran Vía madrileña en el que bebieron y amaron Ava Gardner y Frank Sinatra.

–Sus espectáculos son siempre muy literarios: ahora es Poe, pero antes fueron Evelyn Waugh, Luis Alberto de Cuenca...

–He tenido buenos amigos, consejeros y contagiadores de esto que se llama leer aunque no he leído todo lo que me hubiera gustado. Eduardo Haro Ibars fue uno de los primeros, pero Luis Alberto de Cuenca siempre me ha animado. Lee a Poe, lee a Poe. Y en estos dos últimos años he leído mucho a Chéjov, a Dostoievski. A Gogol ya lo conocía. Y, sobre todo, a Edgar Allan Poe. La cantidad de horas que estuve solo y preocupado estos dos últimos años las empleé en leer a Poe. Descubrí que padeció fijación por las pandemias. En su época había una importante, la de la tuberculosis, que se llevó a su mujer. De repente me encuentro con que Poe es mi reflejo. La literatura está muy presente y esto, la pandemia, me ha servido para leer a Poe: han pasado siglos, pero no ha pasado el tiempo.

–Estrenó el espectáculo en un teatro.

–En el fondo se trata de conjugar las historias de Poe con las nuestras. Tenemos mucho en común: el humor, por ejemplo. Hablo de canciones como “Por favor, pon un muerto en tu motor”, “El hotel azul”, “Ponte peluca”... Todas destilan un aire muy de Poe. “Dentro de cien años todos igual / sin pelo, sin dientes, sin carne quizás”. Cuando Haro Ibars me hizo “Ponte peluca” comencé a descubrir a Poe. El interés que sentía entonces, con 20 años, por la literatura fantástica se mantiene inalterable.

–¿Ha pasado miedo estos años?

–Sí. No sabíamos hasta el año pasado si las vacunas iban a servir o si no lo iban a hacer. Me puse la primera, la segunda, las tres y, a pesar de todo, he pasado la covid, aunque ha sido bastante suave: tos fuerte. Sí, sí que he pasado miedo. Hay mucha gente muy cercana a mí, con la que he trabajado, que se ha marchado. La pandemia ésta, tan Poe, se ha llevado a mucha gente. Nadie sabía de qué iba esto: a mí me dejaban la comida en la escalera. “Hola, Javier, ahí te dejo la comida”. Como si fuéramos apestados. En los recitales que he hecho, en Málaga, en La Latina, aquí, en Madrid, siempre meto mis pullas para que la gente se vacune.

–¿Qué le parece la decisión de Djokovic?

–Me parece un estúpido. Ha ganado muchos premios, pero en realidad es muy corto. Tiene un concepto de la vida muy egoísta, muy aquí estoy yo, muy chula. La vacuna no es todo lo rotunda que esperábamos, por eso llevamos tres dosis. Prefiero vacunarme las veces que haga falta y tomar un paracetamol, antes de irme al otro mundo por mucha libertad que tenga en este.

–Se va a llevar los muertos al Carnaval de Avilés.

–La base del espectáculo que llevaremos al Carnaval de Avilés es Poe, pero sólo la base. Hay muertos y también cosa festiva. Es verdad que hay mucha fiesta en “La máscara de la muerta roja”. Esa contraposición de Carnaval y muerte le gustaba mucho Poe. El baile de máscaras del “Fantasma de la ópera”, de Lon Chaney. La muerte está muy presente, de hecho, donde voy a comprarme atrezzo de repuesto; es un sitio de bromas, de caretas, de máscaras, muy Ramón Gómez de la Serna. El próximo día 28 nos vamos a ver en Avilés y yo voy a celebrar que estoy vivo. Reivindico la vida encima del escenario en versión “All you need is love”. Avilés es una tierra que me apetece mucho, de la que tengo muy buenos recuerdos. Hace diez años estrené allí “Carcajada salvaje” con Charo López y siempre me han tratado muy bien.

Los vínculos asturianos de Gurruchaga: sus tíos Silvina Menéndez e Higinio Iriarte

Silvina Menéndez e Higinio Iriarte.

Javier Gurruchaga confiesa sus vínculos asturianos: “Mis tíos Silvina e Higinio se conocieron en Oñate, en Guipúzcoa. Ella, Silvina, era de Luarca, pero estaba allá, trabajando. Se casaron. No tuvieron hijos. Con el tiempo se volvieron para Asturias, para Gijón. Él era músico y sastre y ella, modista. Siempre que iba por Asturias, ya con la orquesta, me decían: ‘Vente a vernos, no nos olvides’. Y es que, cuando estaban en Oñate les iba a visitar. El tío Higinio empezó a estar malo en el año 1980 o 1981: un cáncer de algo. A Silvina la seguí haciendo visitas hasta que también murió. Murieron jóvenes los dos. Estuve un tiempo buscando dónde estaban enterrados y averigüé que fue en Gijón: están en un nicho junto a otros parientes por parte de ella, de Silvina. El resto de la familia no lo sabía, ya digo que no tuvieron hijos. Me acuerdo mucho de los dos”.

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