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Antonio Simón Director de "El cuidador", estreno nacional del teatro Palacio Valdés

“Me da mucha envidia sana ver el prestigio que tienen los actores en Inglaterra”, dice el director de "El cuidador", que se estrena esta noche

“Es estupendo que una compañía privada apueste también por el teatro de repertorio”, resume Antonio Simón.

Antonio Simón atiende a la prensa en el teatro Palacio Valdés. Maxi González

Antonio Simón es el director de “El cuidador”, cuyo estreno en España acoge esta noche (20.15 horas) el teatro Palacio Valdés, de Avilés. Se trata de una nueva versión del primer éxito del premio Nobel de Literatura británico Harold Pinter, uno de los dramaturgos más influyentes del siglo XX. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA unos minutos después de la presentación del espectáculo, una producción de la compañía Pentación.

–Había estudiado “El conserje” o “El portero”. ¿Por qué han elegido “El cuidador” como título?

–El título en inglés –“The caretaker”– es muy ambiguo, muy polisémico. “El cuidador” es una posible traducción. ¿Por qué elegí “El cuidador” y no “El portero”? Para mí el cuidador es el personaje del hermano joven, el que está pendiente del hermano grande y, de alguna manera, también intenta cuidar de ese piso y es el que ofrece el rol del portero. Elegí “El cuidador” para enfocar el espectáculo hacia el hermano pequeño y, además, para potenciar una de las metáforas de la obra: la necesidad del cuidado. A nosotros mismos, al otro y al entorno en el que vivimos. En este caso es un piso lleno de objetos porque el personaje que vive ahí prácticamente tiene un Diógenes. “El cuidador” es más interesante que “El conserje”, mucho más limitado.

–Montan una obra de poso, porque todas las de Pinter son de poso, pero con una compañía comercial.

–Esto que señala es un privilegio. Y me parece muy bien. Pentación produjo el “Esperando a Godot” que estrenamos en 2019 en Avilés, pero también “Las criadas” o los últimos de Mamet... Me parece estupendo que una compañía privada apueste también por el teatro de repertorio, por textos importantes hechos con la voluntad de llegar a un público más amplio –esto me parece muy importante– y en un momento como el presente, cuando prácticamente ha desaparecido el teatro de repertorio. Es necesario apoyar la dramaturgia contemporánea española, por supuesto, pero tampoco podemos olvidarnos del resto de la dramaturgia, de los grandes clásicos europeos.

–Harold Pinter ganó el premio Nobel y da nombre a un teatro de Londres. En España no hay tanto amor por nuestra escena. ¿No?

–Su pregunta apunta al reconocimiento social del teatro en este país. No voy a entrar en las ayudas o en la falta de ellas. Me da mucha envidia sana ver el prestigio que tienen los actores del teatro británico. Todos, empezando por la gente de teatro, deberíamos luchar para conseguir que el teatro tuviera un rol mucho más importante en el país, a nivel institucional, en la educación.

–En otoño de 2019 estrenó “Esperando a Godot” aquí, ya lo ha dicho. Y al siguiente marzo se acabó el mundo.

–Y entré en el hospital. Con una neumonía bilateral intersticial.

–Vaya.

–Fui de los primeros.

–¿Y cómo vivió todo aquello?

–Pensé que estaba en un escenario impensable. Me puse enfermo muy al principio y estuve muy jodido. Sorprendentemente reaccioné superpronto a no sé qué tratamiento y me enviaron para casa a los dos días para acabar de recuperarme. Y tardé dos meses y medio. Fíjese: “Esperando a Godot” se desarrollaba en un mundo que se puede hundir y eso genera en los personajes una sensación de vacío increíble. Así que lo único que quedaba era agarrarte a la presencia humana, al otro. Eso es lo que explicábamos con el “Godot”. Y, de pronto, viene la pandemia. ¿Qué te queda cuando te diagnostican el covid y dicen que te puedes morir? Yo tenía el 40 por ciento de los pulmones afectados aunque no tenía síntomas muy graves más allá de mucha, mucha fiebre y mucha tos. Estás en el hospital, no puedes ver a la familia. Como mucho el móvil, pero a ratitos. ¿Qué te queda? Agarrarte a lo más íntimo de uno mismo y eso es algo que siempre está relacionado con la ternura o con la amabilidad, en el sentido más profundo de la palabra.

–Y así sale “El cuidador”.

–La había leído en su momento, evidentemente. Tenía que aparecer el actor que hiciera de Davies, que en nuestra versión se llama Ulloa. Y el covid nos retrasó. Y, de repente, nos cayó una guerra encima.

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