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La traición al Maestro inspira una concurrida procesión matinal en Avilés

El Beso de Judas recrea el pasaje bíblico del huerto de Getsemaní entre cientos de personas, muchas recién llegadas a la ciudad

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En imágenes: así fue la procesión de la hermandad del Beso de Judas

Avilés vivió ayer una doble historia: la de una traición y la del reencuentro de muchos avilesinos y decenas de turistas que se detuvieron maleta en mano, por eso de que el “check-in” de algunos hoteles es a partir de mediodía, ante el paso que recrea la traición de Judas al Maestro en el huerto de Getsemaní. Los del Beso de Judas salieron puntuales a las 12.30 horas de Álvarez Acebal. Esperaron a la lectura del pasaje bíblico de la traición por parte del párroco de San Nicolás, Alfonso López Menéndez, desde el balcón de la casa rectoral. Pero un fallo con la megafonía complicó dicha lectura, lo que el sacerdote solventó con un grito de ánimo para estos cofrades unidos desde 2008. Entonces eran una treintena de jóvenes. Ahora suman 120. “Desfilamos 65. Estamos creciendo con gente joven”, confirmó el hermano mayor, Javier Feito.

Esa juventud se dejó notar en la procesión, que abrían unos críos que apenas levantaban un metro del suelo. El hábito: túnica blanca y capa, verdugo, fajín y guantes negros. Algunos iban descalzos, otros con sandalias negras. Todos portaban una vara de la que colgaba, en la parte superior, un saco con monedas, representando el botín obtenido por Judas a cambio de la traición: treinta monedas de plata. Se apreció también la juventud en los redobles de tambores, imponentes a su paso por La Ferrería, donde se congregó más público del habitual en Semana Santa.

La cofradía del Beso de Judas, una de las más afortunadas de Avilés por horas sin lluvia en sus procesiones, disfrutó ayer de las calles tras el parón pandémico. Mostró también con satisfacción la restauración de la imagen de Judas Iscariote llevada a cabo en los últimos meses por Pepe Espiña.

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