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El Bollo pone fin a la dieta festiva de los avilesinos

Más de 15.000 personas, según fuentes oficiales, disfrutan de la Comida en la Calle que concitó, además de a cientos de comensales locales, a visitantes de otras comunidades y países

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La Comida en la Calle de Avilés, en imágenes María FUENTES

Johann Völkner viajó de la mismísima Berlín a Avilés para participar por primera vez en la Comida en la Calle de Avilés: “En mi país no tenemos nada parecido, tal vez el Oktoberfest en Munich”, decía el joven que se aventuró bien temprano –tal vez porque en Alemania se estila comer a la hora que en España se disfruta del vermú– a escanciar un culín de sidra en Galiana. A falta de salchichas, Völkner dio buena cuenta de empanadas y tortillas. En su grupo de amigos –Guillermo y Carlos Pérez Holguera, Sandra y David Santiago– no era el único que debutaba en la folixa primaveral que abre el calendario festivo asturiano. David Somalo, de La Rioja, también se estrenaba en una fiesta con miga que, sin ser San Fermín, ya traspasa fronteras.

Los locales y visitantes comenzaron a ocupar los asientos a eso de la una de la tarde. A la misma hora comenzaron a acceder al parque de Ferrera los primeros de la jornada que debieron superar férreos controles de seguridad: prohibidos vasos de vidrio (que no botellas), los chavales más jovencillos debían mostrar documentación... Una vez superado el acceso, un “ejército” velaba por la seguridad en el parque, perros policía incluidos. Allí se congregó sobre todo la juventud avilesina, aunque con 2.000 almas la afluencia fue algo menor a la registrada en 2019, último año que se celebró este monumental evento gastronómico de convivencia ciudadana.

En el casco histórico, entre tanto, había cinco kilómetros de mesas y 15.000 plazas agotadas desde hacía días, aunque quedaron algunos huecos sin ocupar, tal vez porque el pronóstico era de lluvia. Aunque eso, habiendo ganas de fiesta, era mal menor. “Nosotros venimos año tras año aunque granice”, reconocía Antonio Palomino, ya metido en harina folixera. A su lado Nuria Martín, Nel Reyes, Carmen Ingelmo, Benja Álvarez, Rubén Fidalgo... Según las cifras oficiales, en Avilés se superó el mejor de los pronósticos de afluencia de comensales.

Ambiente festivo ayer en el casco histórico de la ciudad. | María Fuentes

Con un Bollo más musical que nunca –charangas, grupos de música por las calles, bandas de gaitas, pinchadiscos en bares...– disfrutaron de la jornada en el foco oficial del festejo, El Parche, los grupos políticos avilesinos, el PSOE con el presidente Barbón al frente, las xanas y xaninas y la actriz Rossy de Palma, que fue pregonera de la fiesta. Con ellos estuvieron, por ejemplo, Agustín Hernández y Jony Martínez, ambas travestis y vestidas de asturianas, que se acercaron al Presidente del Principado: “Le dimos la enhorabuena por su buen hacer”. En la Comida en la Calle todo el mundo suma.

La de ayer fue una fiesta en la que se miró –y mucho– al cielo gris, una jornada en la que se adelantó veinticuatro horas la retirada de las mascarillas de protección y un día de reencuentros, de abrazos, de besos, bailes... “Hay que disfrutar por tres”, señalaba el ovetense Xurde Blanco, otro que ha traspasado fronteras y ya no se pierde la Comida en la Calle con su colega Iyán Fidalgo. Brindaron con un culín. Qué menos.

Comensales, ayer, en el casco histórico avilesino. |María Fuentes

El encuentro culinario en el que se comparte compañía, mesa y tertulia se extendió este año por el casco histórico del Carbayedo al Carbayo pasando por Hermanos Orbón y, como novedad, el tramo peatonal de la calle Palacio Valdés y Rui Pérez. Cualquier lugar, no obstante, era propicio para los avilesinos para disfrutar de la Comida en la Calle, un acto de hermandad que se ha convertido ya en tradición durante la fiesta del Bollo.

En la plaza de España, kilómetro cero de la movida, pasaron la fiesta Alba Ruiz, Nuria Tabernero, Andrea Moreno, Lucía González, Carlos Fernández –pidió expresamente que figurara en estas líneas su condición de “soltero avilesino”– e Irene Salceda. Todos ellos son amigos de la infancia y adolescencia vinculados al colegio del Quirinal y el institutoN.º 5. En El Parche se echó en falta la fabada pantagruélica elaborada tradicionalmente por los xagós de Miranda y el concurso gastronómico de las amas de casa. Otro año será.

Pero comida hubo, y sobró. Degustaron viandas los de la Asociación Asturgalaica con Mayte Gonzalo al frente, José Manuel Pérez o María Luisa Hernández. Igualmente compartieron mantel y cosas ricas las jóvenes Alicia Bolaños, María Rodríguez, Claudia de Lorenzo, Nerea López y Claudia Villoldo, este año con asiento en la plaza del Carbayedo.

Amigos, peñas y familias comparten mantel: “La fiesta era necesaria”

Agentes de la Policía Nacional de descanso, los del turno “Cogersa”, según se hacen llamar, convivieron en la calle del Sol mientras en las calles se descorchaban botellas de sidra y el caldo asturiano regaba las calles de Avilés. En las plazas del Carbayo, Hermanos Orbón o Carlos Lobo el número de comensales también se contaba por cientos.

Según avanzó el día se recogieron tortillas y se sacaron dulces, muchos bollos de Pascua, emblema de la gastronomía local recubierto de un glaseado de azúcar. La sobremesa se convirtió en una gran verbena. Salieron las carrozas, hubo habaneras y concierto folk con “Algaire”. Todo fue como antes de que se declarara una pandemia, aunque con vacíos en algunas mesas de quienes en su día disfrutaron de la Comida en la Calle y ya no están. Como una llamada al optimismo: Avilés sacó la miga internacional al Bollo. En Galiana estuvo el alemán Völkner; en el Carbayo, la escocesa Clayre Lewis.

LOS PROTAGONISTAS DE LA COMIDA EN LA CALLE

Un grupo de amigos en la Comida en la Calle.

Reencuentro de amigos de la niñez en El Parche

Si en algo coincidían muchos de los asistentes a la Comida en la Calle de Avilés era en la “necesidad” de reencontrarse en un ambiente festivo. Por las fiestas pasadas y las que vendrán brindaron un grupo de jóvenes en El Parche, todos ellos amigos de la infancia (en la imagen superior).

Un grupo de amigas en el Carbayedo.

Del Ferrera a mesa puesta en la plaza del Carbayedo

“Es nuestro año de transición y la verdad es que en silla y con mesa se está mucho mejor”, sentenció ayer el grupo de Alicia Bolaños, en la imagen superior, que hasta ahora había disfrutado de la folixa en el parque del Ferrera. No les faltó tortilla, empanada ni los ya típicos filetes empanados de Lunes de Pascua.

Por la izquierda, Abel Alonso, Reinaldo García, Carmen Aguilera, Rosario Aguilera, el pequeño Aitor Alonso, su madre María Jesús García y detrás, Natalia Suárez y Borja José Hernández, ayer, en el parque Ferrera. María Fuentes

Aitor Alonso, de 8 meses, celebra su primera Comida en el parque

Aitor Alonso García, de ocho meses, celebró ayer su primera Comida en la calle en el parque Ferrera. Comió puré de verdura y disfrutó tumbado en las toallas. Estaba acompañado de sus padres, Abel y María Jesús, también de sus abuelos, Reinaldo García y Rosario Aguilera y de su tía abuela, Carmen Aguilera. A la comida también se unieron unos amigos, Borja José Hernández y Natalia Suárez. “Siempre venimos al parque porque es lo más natural y más aún este año con Aitor”, indicó la abuela del pequeño, orgullosa de compartir la fiesta con su nieto.

Clara Lozano y Lele López.

El postre que mejor le va a la Comida: bollo de Pascua

Clara Lozano y Lele López pasaron ayer la Comida en la Calle en La Ferrería. Tenían de todo un poco, hasta el tradicional bollo de Pascua con el que posan en la imagen de la derecha. “Disfrutar de esta fiesta era una necesidad ya”, precisaron.

Iría Santín y su familia, en el Ferrera.

Once ediciones junto al abeto del parque de Ferrera

La familia de Iría Santín, ahora de 12 años, la primera por la izquierda en la imagen de la derecha, decidió tras su nacimiento disfrutar de la Comida en la Calle en el parque Ferrera, algo más alejados del bullicio. Ayer regresaron a su sitio preferido junto a un gran abeto; “Había muchas ganas”.

Por la izquierda, Diego Lorenzo, Rebeca González, Andrea Gómez, Antonio Serrano, Miriam Fernández e Ignacio Abadía, ayer, en el parque Ferrera. María Fuentes

“Más picnic que macrobotellón”. La afluencia al Ferrera, menor que en otras ediciones: “Se echaba de menos volver, las mesas son para mayores

Antonio Serrano lleva cinco años sin disfrutar de la Comida en la Calle por trabajo y también por la pandemia. Vuelve al parque Ferrera con sus amigos y al ver que el número de comensales es menor que en anteriores ediciones afirma: “Es mejor que no esté tan masificado como antes, ahora se parece más a un picnic que a un macrobotellón”. Esa opinión es compartida por sus amistades y por otros grupos, que especularon que la amenaza de lluvia prevista para el día alteró los planes de los avilesinos. “Se echaba de menos volver al parque en esta fiesta, las mesas son para los mayores”, indica Xuan Martínez, mientras al fondo, un grupo juega al balón, otro a las cartas y más allá, otros ponen clásicos de reggaetón y trap con un altavoz. La fiesta fue de menos a más, según pasaban las horas, el parque se llenaba. A las 14.00 horas había poco menos de 1.000 personas, algo impensable hace años. Al final, se registraron 2.032 en un aforo para unas 5.000 personas. Eso sí, a las 18.00 horas se cerró el parque en una jornada en la que muchos jóvenes celebraban que era su primera Comida en la calle “solos”, es decir, sin sus familiares. “Venimos al parque porque hay gente de nuestra edad”, concluye Lucía Expósito.

El grupo de jóvenes que eligió comer sin tomar alcohol.

"No hay que beber alcohol para pasarlo bien"

Un grupo de amigos avilesinos se reunió en el Ferrera para comer. Llevaron costillas, tortillas, albóndigas y sandwiches. Y todo, regado con refrescos. “No bebemos alcohol, no es necesario para pasarlo bien”, resume el grupo de jóvenes, en la imagen superior.

Ángel Moreira echa un culín ante Adrián Barbón, Mariví Monteserín y Yolanda Alonso. María Fuentes

Los “semiguachos” invitan a un culín a Barbón en el Ferrera

Los “semiguachos”. Así se hacen llamar los miembros de un grupo de amigos que no dudaron en invitar al presidente del Principado, Adrián Barbón, a un culín de sidra cuando caminaba junto a la alcaldesa, Mariví Monteserín, por el interior del parque Ferrera. Ángel Moreira fue el escanciador y Catalin Confederat el instigador, el encargado de pedir una foto con todo el grupo. “Venimos todos los años al parque y este estamos divididos, los otros se fueron al Carbayedo. Solemos ser los ‘guachos’, –amigos en Argentina–, pero este año somos los ‘semiguachos’”, concluyen.

Un grupo de amigas en el Carbayedo.

Mesas que fraguan amistades

Alexandra Cabo –la segunda por la izquierda en la imagen superior– y sus amigos pasaron ayer la jornada festiva en el último tramo de Galiana. Su mesa era “de todo un poco”: familiares, amigos y compañeros de trabajo. “Cuantos más, mejor”, decían.

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