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Vicente Santarúa | Artista, inaugura este lunes exposición en el hotel Palacio de Avilés

“Depende del momento y del día la inspiración me lleva a la pintura o la escultura”

“Dialogo con el pasado porque no lo puedes recuperar, pero si haces un dibujo te haces una idea de lo que viviste”

Vicente Santarúa, el jueves, durante la conversación. | María Fuentes / I. Escandón |

El artista Vicente Santarúa (Candás, Carreño, 1936) tiene, a sus espaldas, un lienzo a medio pintar. Ese no va a estar en la exposición que se inaugura este lunes en el hotel Palacio de Avilés.

–¿Qué es esto que tiene aquí? ¿Qué está pintando?

–Una fantasía de mi mujer.

–Lo acaba de empezar porque usted es un pintor rápido.

–Bueno, lo que soy es polifacético. Toco según me viene la inspiración. Mira, aquí tengo también un cuadro sobre Severo Ochoa. “Las tres reinas” lo llamo.

–¿Qué le parece que los rotarios le organicen un homenaje?

–Yo empecé de rotario en Gijón. Me presentó en el club un farmacéutico de Vigil-Escalera. Estuve varios años y pensaron que estaría bien que me animase a fundar un club en Avilés. Entonces, hace treinta años, empecé con esto. Tengo ahí la lista de los primeros rotarios…

–¿Dónde se reunían?

–Al principio, en el Balneario de Salinas. Ahí. Hacíamos las reuniones ahí. Luego pasamos a Avilés. Se cambió cuando yo saqué la cátedra. Me dieron primero el Carreño Miranda y luego Salinas. Me tocó a mí la obra del instituto. En Educación, en Oviedo, estaba José Luis Montes, y me nombraron director.

–O sea, que tenía mucha tarea.

–Mucha tarea. En aquella época conocí a los Virtuosos de Moscú, querían ensayar en el instituto cuando estaban las limpiadoras trabajando. Y luego fue la creación del museo de Philippe Cousteau.

–¿Qué ha elegido para la exposición?

–La exposición está en dos pisos. Arriba los cuadros y abajo tengo maquetas pequeñas.

–¿De las esculturas?

–Sí. Tengo una de “La avellanera”, que me encargaron en Pola de Siero. Y hay otra que es una paloma que las alas se convierten en manos y crean a La Mujer. Y de esa también se enamoró el Rey, el actual Rey.

–Felipe.

–Felipe. Se enamoró él.

–También hizo al Papa Juan Pablo II.

–Está en Oviedo. Cerca de la cárcel. [Abre un álbum de fotos que reproducen momentos de la inauguración de su “Juan Pablo II”. Ahí también hay otras de sus creaciones]. Mira, esto está en Miranda, en la iglesia de Miranda. Una talla y una pintura. En la iglesia de Miranda. Tiras de la mano de Jesucristo y aparece una pintura de la Virgen.

–¿Y cuándo expuso por vez primera?

–Estaba en Candás todavía. La hice en lo que llamaban la Sindical: en el piso de arriba. Tengo fotos. Están por ahí. Estaba de concejal don Ángel Junquera, el dueño de la academia, que vivía en Perlora. Don Ángel habló conmigo: “¿No podíamos hacer una exposición de los artistas de Candás?” “Sí, te la organizo yo”, le dije. Y me puse a ello. Hice una exposición con Antón, con obra mía y también con cuadros sueltos de los artistas que estaban saliendo en el concejo.

–Era un chaval.

–Sí claro. Tengo un artículo de aquella exposición de Marino Busto, el que luego sería en cronista oficial. A partir de ahí empezaron a hablar de mí y tal. Aquello fue el inicio. Luego hice un cuadro que está en el bar de Antón de Pano, al lado de la rula. Hice ese cuadro y lo mandé a Oviedo a una exposición de Sindicatos. Y me dieron el primer premio.

–Entonces, ¿ya se siente artista?

–Allí me animo yo a seguir adelante. Luego apareció Idra.

–¿Qué es eso?

–Internacional de Reproducciones Artísticas. El dueño era un alemán que vino a hacer los altos hornos de Avilés. El padre era el que había hecho la gasolina sintética. Tenía una pasta parecida al marfil y con esa hacíamos esculturas. Ypresenté una obra mía pequeña en madera y me ficharon como escultor. En Oviedo. En la calle Altamirano, donde estaba la librería Ojanguren. Hice de todo: medallas, “El Jugador de Golf” para un club de Gijón.

–Lo más conocido suyo en Avilés quizá sea el Carreño.

–También tengo el busto de don Carlos Jiménez Díaz. Me lo encargaron los del Colegio de Médicos de Oviedo. Vino a inaugurarlo. Estaba el Alcalde de entonces. Don Carlos le dijo: “¿Dónde está el busto?” El Alcalde le dijo: “Lo va a inaugurar usted cuando quiera, tire usted...” “No, yo no tiro de nada hasta que no esté Santarúa al lado mío”. Y el Alcalde mandó a la Policía para que buscara. Y fui a la inauguración.

–¿Y el Carreño?

–Ese tiene una anécdota. El Alcalde quería poner el Carreño en el suelo, pero finalmente me pusieron un pedestal. Porque ya sabe que la escultura la inauguraron con las obras de la plaza de Camposagrado. Antonio Palomino, el biógrafo de Carreño me dijo que el maestro tenía que venir con un alumno. Carreño cogía a los alumnos y los metía en casa. El alumno es fundamental. Está mirando al palacio de Camposagrado porque son parientes de Carreño Miranda. Le falta el alumno, pero tiene el espacio que le está esperando.

–Pintor, escultor, catedrático. ¿Qué es lo mejor?

–Hace todo un cuerpo único. Depende del momento y del día la inspiración me lleva a la pintura o a la escultura. Las técnicas, lo mismo.

–Pero sobre todo es usted figurativo.

–Es que la figuración va de acuerdo con la Literatura, con la Historia escrita: en vez de escribir, pinto. Lo mío es un diálogo con el pasado porque no lo puedes recuperar, pero si haces un dibujo te haces una idea de lo que viviste.

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