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José Antonio Álvarez | Alergólogo, desde el Hospital de Avilés atiende a pacientes de la comarca avilesina, de Jarrio y de Cangas de Narcea

“El sistema inmune tiene más estrés que antes y responde con nuevas alergias en adultos”

“La contaminación y los cambios de temperatura influyen en todos, pero en los alérgicos más, con más brotes y con necesidad de utilizar medicación de rescate para controlar síntomas”

José Antonio Álvarez, con el «kit» para detectar algunas alergias. | María Fuentes MARIA FUENTES

José Antonio Álvarez Fernández es médico, carrera que cursó en la Universidad de Oviedo. Y alergólogo, especialidad que realizó en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Su consulta siempre tiene pacientes. No en vano atiende desde la Fundación Hospital de Avilés a enfermos tanto del área sanitaria avilesina como de Jarrio y Cangas de Narcea. Su actividad docente también es intensa: Álvarez es profesor de cursos intensivos de MIR (médicos residentes), EIR (enfermero residente) y de Atención Primaria en Asturias.

–Las áreas sanitarias de Avilés, Jarrio y Cangas de Narcea suman miles de pacientes. ¿Cuántos tienen síntomas alérgicos?

–Estamos hablando de unas 2.000 primeras consultas cada año y unas 3.000 revisiones. En consulta se ven a pacientes de lunes a viernes de ocho a tres de la tarde.

–¿Hay lista de espera?

–Trato de que no haya lista de espera. Las primeras consultas se ven siempre en menos de un mes y las catalogadas como urgentes o preferentes se tratan en la semana.

–¿Cuál es el perfil del paciente alérgico que atiende?

–Hay distintos perfiles. Por un lado tendríamos la patología respiratoria, que engloba a pacientes con rinitis, conjuntivitis o episodios de asma. En este caso hay pacientes de todas las edades, pero los más numerosos tienen entre 15 y 40 años. Dentro de estos, a su vez, hay pacientes que tienen síntomas perennes, con alergias sobre todo a epitelios de animales, ácaros, polvo y humedad. Y pacientes con síntomas estacionales típicos de primavera.

–¿El polen?

–Los pólenes que más afectan son los de gramíneas, que polinizan durante mayo, junio y julio. Pero aquí en Asturias tenemos también el polen de abedul y ciprés, que polinizan un poco antes, de enero a marzo, con lo cual estamos hablando de un periodo amplio de casi medio año.

–¿Qué otras alergias pasan por su consulta?

–Hay pacientes con lesiones cutáneas: dermatitis, urticaria... También con alergias medicamentosas, alergias alimentarias y, un grupo de pacientes importante en esta época del año es por alergia al veneno de himenópteros, abejas y avispas. En este caso tenemos bastantes pacientes en la zona de Jarrio y Cangas de Narcea, muchos de ellos apicultores con reacciones importantes que pueden comprometer sus vidas. Gracias a los tratamientos, no obstante, pueden desarrollar una vida normal.

–¿Hay diferencia entre el paciente alérgico de la zona urbana, como puede ser Avilés y la rural, pongamos Cangas de Narcea?

–A nivel de veneno de himenópteros se dan más casos en la zona rural que en la urbana, como comentaba. En alergias medicamentosas y alimentarias no hay diferencia. Patología respiratoria tal vez hay más en zona rural también.

–Periódicamente se denuncian “picos” de contaminación en la comarca avilesina. ¿Cómo influyen en un paciente alérgico?

–Desde mi punto de vista, la contaminación influye en todas las personas, sean o no alérgicas, pero en el alérgico aún más. También afectan los cambios de temperatura, jornadas en las que, en el mismo día, puede haber cinco o diez grados de diferencia entre el día y la noche. Todo esto es muy perjudicial para el paciente alérgico que tiene su sistema inmunológico exacerbado, muy alerta...

–¿Cómo perjudica?

–Con más cantidad de brotes y con necesidad de utilizar medicación de rescate para controlar los síntomas.

–Durante muchos meses utilizamos mascarilla de forma obligatoria. ¿Cómo ha afectado a los pacientes alérgicos, especialmente con patología respiratoria?

–A los que ya eran alérgicos antes de la pandemia se les notó una mejoría de sus síntomas por el uso de la mascarilla, que hizo de barrera, de factor protector. Ahora que se está liberalizando su uso y el hecho de no tener que llevarla obligatoriamente hace que los síntomas puedan aumentar respecto a estos meses atrás. Mi consejo es que las personas alérgicas sigan utilizando mascarilla cuando vayan a dar un paseo por un parque, por ejemplo.

–Hizo mención a alergias a alimentos. Ahora se escucha hablar más de intolerancias al gluten, a la lactosa... ¿Hay más alérgicos o un mejor diagnóstico?

–Según va pasando el tiempo tenemos mayor cantidad de pruebas diagnósticas. Hace unos años estas pruebas eran más rudimentarias y ahora están más perfeccionadas y hacen que podamos diagnosticar casos que hace veinte años pasaban sin diagnosticar. Las alergias alimentarias son más frecuentes, no obstante, en la infancia que en edad adulta.

–¿Es correcto decir que cada vez se diagnostican más alergias de cualquier tipo en la edad adulta?

–Sí. Estamos viendo en los últimos años más debut de alergias en edad adulta que hace tiempo.

–¿Por qué?

–Esto puede ser debido a muchos factores, uno de ellos el estrés. El sistema inmunológico tiene más estrés que antes y eso puede hacer que responda así, con nuevas alergias en adultos, porque hay más factores que pueden hacer que se exacerbe.

–Aunque cada alérgico tendrá que seguir unas recomendaciones específicas, ¿alguna general para todos?

–Lo importante es que al paciente que tenga síntomas sospechosos de alergias como estornudos o lesiones cutáneas se le haga un estudio para saber a qué es alérgico. Tenemos tratamientos sintomáticos con pastillas o antihistamínicos que sirven para controlar los síntomas, pero hay que saber a qué se es alérgico para conocer la etiología, la causa, para tratar específicamente con inmunoterapia (vacunas). Para eso se necesita un estudio completo, para saber qué medidas específicas deberíamos aplicar a cada paciente.

–¿Los tratamientos contribuyen a mejorar la calidad de vida del paciente alérgico?

–Sí, desde luego. Los tratamientos sintomáticos de nueva generación son mucho mejor tolerados por el paciente, ya no dan tanta somnolencia como hace años y las vacunas consiguen hacer que el paciente pueda hacer vida norma tolerar ese alérgeno que antes le daba alergia. Esa es nuestra misión, que no es solo diagnosticar sino dar con un tratamiento que mejore la calidad de vida del paciente con alergia.

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