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El impacto de la crisis energética en la pesca

Los pescados frescos se pagan a precios casi iguales o menores que hace 20 años

El encarecimiento del gasoil, que este año ha subido de media un 65 por ciento, compromete la viabilidad futura de las empresas del sector

La tripulación del "Siempre Peco", antes de la subasta del primer bonito en la rula de Avilés. MARA VILLAMUZA

Destellos de precios del pescado como los que se dan en la campaña de Navidad o el muy reciente récord pagado en la rula de Avilés por los primeros cien kilos de bonito del año –a 369 euros el kilo– son simples anécdotas que, a juicio de los pescadores, podrían confundir a la opinión pública dado su carácter mediático y generar una falsa impresión de que los productos de la mar gozan de una alta apreciación económica.

Nada más lejos de la realidad, porque los precios de las principales especies de interés comercial que se venden en las rulas asturianas están en la actualidad a niveles muy parecidos a los de hace veinte años, y algunos incluso por debajo. “El pescado debe ser el único alimento que no se encarece con el paso del tiempo, pero los costes de capturarlo no dejan de subir; esa situación, lógicamente, es insostenible”, expone uno de los armadores consultados por este diario.

Para verificar qué hay de cierto en la queja pescadora, LA NUEVA ESPAÑA ha analizado la evolución de los precios de cinco de las principales pesquerías de la flota asturiana (merluza, bonito, xarda, chicharro y bocarte) y también la del gasóleo pesquero.

La merluza y el bocarte se pagan actualmente a menor precio medio que en 2004 –el año más atrás considerado–; el bonito y el chicharro se han apreciado menos del 25 por ciento y solo del precio de la xarda se puede decir que ha tenido un comportamiento razonablemente acorde con la economía, llegando a doblar su valor.

Frente a esa “congelación” o incluso retroceso de los precios del pescado fresco, el gasóleo –el principal coste de la mayoría de las embarcación pesquera– ha experimentado una subida del 231 por ciento (casi ha triplicado su valor). Incluso descontando el efecto de la reciente crisis energética derivado de la guerra en Ucrania, el precio del combustible se habría encarecido en los últimos 17 años un 100 por ciento, lo que supone pagar exactamente el doble por cada repostaje.

“Poco me parece que paguemos el doble por el gasoil, pero de lo que no hay duda es de que pescando los mismos kilos ingresamos bastante menos dinero que hace diez o quince años”, señala un veterano pescador con base en Avilés.

Y lo de pescar “los mismos kilos”, quien los pesca, porque determinadas especies sujetas a cupo máximo de captura, como la merluza de volanta, están en una dinámica restrictiva que condena a la flota a reducir su esfuerzo extractivo.

Cotizaciones a la baja

Volviendo al análisis estadístico, el precio medio del kilo de merluza –el pescado preferido por los españoles– en las rulas asturianas fue de 5,22 euros en 2004 y de 3,82 en 2021; se ha devaluado un 37 por ciento. Peor la ha ido al bocarte, pagado de media a 4,74 euros el kilo en 2005 y la mitad, 2,01 euros, el año pasado.

En el caso del bocarte ha de reseñarse que el estado del stock hace 18 años era bastante peor que en la actualidad y se pescaban menos toneladas, lo que por la ley de la oferta y la demanda se traducía en precios más elevados. Esa regla, sin embargo, no se cumple a rajatabla en otras pesquerías en las que caídas esporádicas de oferta no se traducen necesariamente en incrementos de precio.

El bonito se ha apreciado en estas dos décadas un 23,3 por ciento (de 3,22 euros el kilo de media a 3,97) y el chicharro, un 21 por ciento (de 0,76 euros el kilo de media a 0,92). No obstante, esta apreciación del valor de estas dos especies está muy lejos de la que cabría haber esperado: el Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de precios al consumo (IPC), la referencia de los artículos de uso más común en los hogares españoles, subió un 49 por ciento entre enero del año 2000 y diciembre del 2020.

Ahorrar combustible

Y frente a esta evolución de los precios del pescado, la única fuente de ingresos de cualquier barco, la del gasoil ha ido en constante ascenso: hoy los armadores pagan por cada litro de carburante casi cuatro veces más que hace veinte años.

Por eso la necesidad de ahorrar combustible, lo cual explica que la flota retrasara este año el inicio de la costera de la xarda o que algunos armadores descartasen participar en la “carrera del bonito”, consistente en navegar hasta las islas Azores (a 800 millas) al encuentro de los bancos de atún blanco.

La dispar evolución de los precios del pescado fresco y el combustible también explica que cada vez sean más los armadores que tiran la toalla y cesan en la actividad o venden sus barcos cansados de cuadrar los números para lograr una rentabilidad económica cada vez más pequeña.

La rula espera más bonitos “antes de una semana”

El “campanu del mar”, que es como se conoce a la primera remesa de bonitos capturada en el año, llegó puntual y se mantuvo la tradición de su exitosa subasta: el pasado miércoles, 1 de junio, el pesquero gallego “Siempre Peco” desembarcó 2.076 kilos en la rula de Avilés y la cadena de supermercados Alimerka pagó el precio récord de 369 euros por cada kilo de la primera tina.

Pero acabada la fiesta inaugural de la costera, lo que ahora se preguntan los comercializadores y los consumidores es cuando empezarán las descargas regulares de atún blanco, de modo que las pescaderías estén abastecidas.

Fuentes de la rula de Avilés prevén la llegada de varios de los barcos que han navegado hasta las islas Azores a finales de esta semana o principios de la próxima. “Los pescadores dicen que les costó trabajo encontrar los cardúmenes, pero que ya han empezado a hacer capturas”, aseguran desde la lonja.

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