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La madre de una de las niñas rescatadas en la playa de Salinas ve "negligencia" de la monitora escolar

Sagrario Verdeja agradece “de todo corazón” el rescate a cargo de los surfistas: “Si no es por ellos, a estas horas habría perdido a mi hija”

El domicilio madrileño de la familia Ortiz-Verdeja, donde vive una de las tres niñas que se vieron atrapadas por una corriente en la playa de Salinas, era ayer un cóctel de emociones: alegría por tener a su pequeña en casa sana y salva, agradecimiento a los surfistas que rescataron a las menores en apuros e indignación por la supuesta negligencia de los responsables escolares que estaban al cuidado del grupo desplazado desde Madrid a Asturias para hacer un curso de surf.

Sagrario Verdeja contactó con este diario para transmitir su agradecimiento –ya lo había hecho uno a uno de forma telefónica– “de todo corazón” a los surfistas que acudieron al rescate de su hija –que tiene 11 años– y de las dos amigas que estuvieron a punto de morir ahogadas en la playa de Salinas cuando se daban un baño fuera del horario de salvamento y en una zona del arenal peligrosa por la existencia de fuertes corrientes. “Me han devuelto viva a mi hija, si no llega a ser por ellos a estas horas la habría perdido; y eso es algo que agradeceré eternamente y que quiero que se sepa”, manifestó la mujer.

Tanto como agradecida, Sagrario Verdeja asegura estar indignada por la supuesta negligencia de quienes debían haber evitado que se produjera la situación de peligro, y más en concreto la monitora escolar al cuidado de las niñas en el momento de suceder los hechos: “No solo es que les permitió bañarse siendo al parecer conscientes de que la zona era prohibida al baño y había finalizado el horario de socorrismo, sino que cuando las vieron en apuros no hicieron nada. Para colmo, la versión que nos facilitó ese día el colegio sobre lo ocurrido minimizó los hechos reales y llegó a tergiversarlos. Por todo ello, hemos pedido que se abra una investigación en el ámbito escolar y esperamos que se depuren responsabilidades”.

Según el testimonio de la pequeña, se bañaba con tres amigas “con el agua por la cintura” cuando, de repente, tres de ellas perdieron pie y se vieron arrastradas con fuerza por una corriente; la cuarta salió del agua a tiempo. La niña, que sabe nadar, también comentó que una de sus amigas se puso especialmente nerviosa y se agarraba a ella, con el consiguiente peligro de hundimiento de las dos. La intervención de los surfistas que las vieron en apuros fue providencial para evitar males mayores.

Este relato revive otros muchos del pasado en la playa de Salinas: baños supuestamente inofensivos cerca de la orilla, con el agua por la cintura; pérdida repentina de contacto con el suelo, una corriente traicionera y peligro de ahogamiento. Los buenos conocedores de la dinámica del arenal más concurrido de todo el litoral castrillonense están hartos de repetirlo: la acción de las corrientes y la existencia de pozos desaconseja absolutamente meterse en el agua en las zonas señalizadas como prohibidas, así sea solo para “mojarse”. No obstante, por desconocimiento del riesgo, inobservancia de las señales o temeridad, todos los años se producen situaciones como la del pasado jueves. Y casi siempre son surfistas –otras veces los socorristas, si es que están de guardia– los que acuden al rescate.

Tanto Sagrario Verdeja como los miembros del equipo de salvamento playero de Castrillón confían en que el incidente del pasado jueves, afortunadamente saldado con final feliz, sirva de toque de atención a los miles de bañistas que este verano irán a la playa para extremar la precaución y ser prudentes a la hora de bañarse.

A raíz del angustioso rescate de seis personas en el verano de 2015 –una de las cuales falleció al día siguiente–, los vecinos y usuarios de la playa de Salinas reavivaron su petición de un estudio “serio y exhaustivo” del cambio de las corrientes y de la pérdida de arena, un factor tenido como agravante de la peligrosidad. La playa de Salinas, según sostienen los lugareños, siempre fue peligrosa, pero en los últimos años se aprecian unas lenguas de agua perpendiculares a la línea de la marea en varias zonas del arenal que nadie sabe a ciencia cierta a qué se deben.

El salvamento playero dispone desde ayer de 21 socorristas

A efectos de salvamento, ayer empezó la temporada estival en las playas de Castrillón, que ven notablemente ampliado el primer retén habilitado en los arenales de El Espartal y San Juan, en Salinas, en el que en los últimos diez días estuvieron destinados seis socorristas. De manera provisional, y debido a la falta de personal, habrá dos playas del municipio en las que todavía no funcione el servicio: Bahínas y Munielles. En el resto trabajarán 21 socorristas; en la imagen, tomada ayer, uno de los asignados a Salinas.

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