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Juegos y sonrisas para despedir el curso

El alumnado de la comarca completa su último día lectivo con yincanas, carreras populares y la visita de “Fofito”, entre otras actividades

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Así fue la última jornada escolar en Avilés

El colegio es un espacio de aprendizaje entre iguales, un lugar en el que los pequeños aprenden y también donde juegan y comparten, ayer, sobre todo. Todos celebraron el final de curso y las sonrisas invadían los patios y aulas de los centros educativos, bien por la llegada de las vacaciones y también por el simple hecho de despedir el segundo curso más díficil de los que se recuerdan, que ha estado marcado en cierta medida por una pandemia y por la eliminación parcial de las mascarillas.

Las despedidas de los alumnos de Sexto se entremezclaron con obras de teatro, yincanas, magia, saltos e incluso un escape room sobre los planetas y el espacio a través de una nave interestelar como descifraron los alumnos de cinco años de la Sagrada Familia de Las Vegas. La de ayer fue una mañana intensa para profesorado y alumnado, ambas partes se fundieron en un abrazo para desearse felices vacaciones con el fin de volver a aprender juntos a partir del próximo mes de septiembre. Entre medias, quedan dos meses largos para los pequeños y algo menos para los maestros, que volverán a cargar las pilas para enfrentarse a otro nuevo año educativo, esta vez con una nueva ley educativa, la Lomloe, que prima el desarrollo de proyectos colaborativos frente a lecciones magistrales y libros de texto.

Alumnado de Sexto del colegio de Llaranes en plena graduación.

Y entonces llegaron las carreras populares escolares, la visita y actuación del payaso “Fofito” y de Mónica Aragón al Marcos del Torniello, las comidas de hermandad que animaron a toda la comunidad educativa como ocurrió en el Marcelo Gago y en El Quirinal, entre otros y las fiestas de los colores. De eso saben y mucho en el Virgen de Las Mareas, donde el alumnado del centro y la escuelina de Jardín de Cantos organizaron de manera conjunta una Holi Party a la que asistió buena parte del vecindario para ahondar más si cabe en el proyecto de cohesión social del barrio.

Algo similar ocurrió en el colegio de Llaranes con la fiesta de origen indio que se desarrolló después de la comida, a la que asistieron padres, madres, abuelos y, por supuesto, los protagonistas de la jornada. “La mascarilla ya casi pasó a la historia, ahora mismo en el salón de actos hay 180 personas y solo una con ella puesta”, afirma Silvia Fernández, directora del colegio de Llaranes mientras en el escenario, el alumnado de Primaria representaba bailes y canciones para despedir a sus compañeros de Sexto, que el próximo año pasarán al instituto.

Los escolares del Quirinal, en una actividad de fin de curso. | M. Villamuza

También hubo tiempo para las emociones, las de esos docentes interinos que no saben si repetirán el año que viene en el mismo centro en el que se han encariñado con los pequeños. “Me encantaría repetir, pero no depende de nosotros”, afirmó uno de esos maestros sin plaza de funcionario. Eso también le ocurrió a los pequeños que confían en que sus profes desde septiembre vuelvan de nuevo a sus centros.

Carrera escolar popular en Versalles. | Mara Villamuza

Lo que primó fue, sobre todo, la alegría. La de los pequeños que querían disfrutar de la última jornada del curso con sus compañeros de clase. Por eso, no perdieron ni un minuto en dar lo mejor de sí en las pruebas deportivas y juegos desarrollados en el aula y en el patio, en centros públicos y concertados, en Primaria y en Infantil. Algunos centros decidieron partir las activicades de despedida del curso en dos días, uno para toda la comunidad educativa y otro para alumnado y profesorado e incluso fusionar ambos.

El colegio de Sabugo, por ejemplo, celebró el lunes las graduaciones de Infantil para los pequeños de cinco años que crecen y estudiarán Primaria el próximo año y también la de los mayores, los de Sexto. “Ayer –por anteayer– vinieron las familias, hoy –por ayer– tuvimos actividades de magia y yincanas para todos solo a nivel de centro”, apuntó la directora del colegio, Carmen Álvarez, que afronta los últimos días de curso –al ser del cuerpo directivo, sus vacaciones comienzan oficialmente en agosto– con “mucho trabajo de papeleos, pero más relajado”.

Juegos en el patio del colegio Virgen de Las Mareas. | Inés Escandón

Hoy, los pequeños podrán dormir bien la mañana o bien madrugar para otros quehaceres, que presumiblemente se centrarán en jugar o bien en participar en alguna que otra actividad como los compamentos de verano. Eso sí, seguramente todos los pequeños recordarán el último día de cole, en el que las clases y el patio se convirtieron en un gran espacio para compartir y, por supuesto, para jugar.

Un grupo de padres en el colegio Marcos del Torniello. | Mara Villamuza

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