Gaviotas y palomas desesperan a la hostelería avilesina: "Son una plaga"

Los negocios con terraza urgen medidas al gobierno local, que sostiene que no hay más opciones que la retirada de nidos

Palomas sobre la mesa de una terraza de la plaza del Carbayo de Avilés.

Palomas sobre la mesa de una terraza de la plaza del Carbayo de Avilés. / María Fuentes

Irene Robinson/ A. P. Gión

Avilés

Disfrutar de una comida en una terraza del centro de Avilés se convierte en estos días de estío en una lucha contra las gaviotas y palomas, que asaltan las mesas en buscas de un bocado que llevarse al pico. La hostelería local desespera . "Son una plaga", protesta el sector, que reclama al Ayuntamiento medidas para frenar esta situación que se repite verano tras verano, y que provoca gastos extras por la rotura de vasos y vajillas. El gobierno local sostiene que "la única fórmula que se plantea hasta el día de hoy es la retirada de nidos", una medida que a todas luces es considerada insuficiente dada la proliferación de estas aves en la ciudad.

Hace unos días que al pequeño Mikel Díaz una gaviota le arrebató de la mano el último trozo del bocadillo de crema de cacao que estaba merendando en el parque de La Exposición. La escena se repite en las terrazas de hostelería un día sí y otro también. "Las palomas se suben a las mesas aún habiendo personas consumiendo y las gaviotas se encaran con la gente. El otro día, un señor enganchó una gaviota por el ala, esta le picó y tuvo que soltarla. Y ni siquiera nos dejan adoptar medidas. Queremos financiar por nosotros mismos lo mismo que tienen en el Niemeyer, una emisión de graznidos cada cierto tiempo para espantarlas. La Alcaldesa nos lo negó, dice que las gaviotas embellecen la ciudad", expone Ignacio Reinoso, trabajador de una de las cafeterías de la plaza de España de Avilés. Dice que en este negocio se gastan unos 300 euros mensuales en la reposición de vasos, copas y platos por culpa de los destrozos que causan las aves.

"Estoy agobiada, me tienen loca, son un foco de infección muy grande y para colmo cagan a todo el mundo que se sienta en la terraza, ¡es una plaga!", apunta Andrea Vázquez, camarera de otro establecimiento del Parche.

En la plaza del Carbayo, las palomas campan a sus anchas por las mesas y se lanzan a por el pan de las cestas en plena comida, para desesperación de la clientela. "El Ayuntamiento tiene que poner una solución. Tanto gaviotas como palomas lo que más nos rompen son los vasos de cristal. Afortunadamente no es algo que sintamos que nos espante la clientela. Como medidas hemos probado el aparato que emite ultrasonidos inapreciables para los humanos. Pero acaban acostumbrándose. No sirven de mucho. Todos los veranos se repite la misma historia. Esto es culpa del Ayuntamiento, que ponga comederos con anticonceptivos", plantea un hostelero de Sabugo que pide conservar el anonimato.

Estar pendiente para levantar las mesas en cuanto las dejan libres los clientes es una de las fórmulas que utilizan en un restaurante de la calle La Muralla: "Advertimos a los clientes de antemano para que no abandonen la mesa con comida en ella".

Este asunto lo llevó el Partido Popular (PP) de Avilés al Pleno del pasado julio. El concejal Pedro de Rueda pidió "nuevas líneas de actuación para paliar los efectos negativos que causan en la ciudad" gaviotas y palomas. Planteó "desplazar la población urbana hacia espacios naturales", anillar las palomas y llevarlas a núcleos zoológicos, ofrecer asesoramiento a los afectados e incluso ayudas económicas para activar medidas por su cuenta. "Se pueden hacer muchas más cosas de las que se aplican aquí", subrayó.

El concejal de gobierno Jorge Luis Suárez presumió de los buenos resultados de la última campaña de control de la población de aves ("Se retiraron 271 huevos y 144 nidos"), se escudó en que "en los últimos diez las años las gaviotas se han convertido en aves urbanas, han pasado a las ciudades". "Buscamos su control, no su exterminio. Es imposible llegar más allá", dijo.

Argumentó que "los técnicos han planteado muchas soluciones", sin éxito: "Las gaviotas se acostumbran en 48 horas a los ultrasonidos. Con los efectos ópticos ocurre lo mismo. La única fórmula que se plantea es la retirada de nidos". Añadió que incluso la Fiscalía de Medio Ambiente no ve viable la captura o sacrificio" de gaviotas y palomas. Así quedó constatado, añadió, tras la denuncia ante la Federación Española de Municipios y Provincias de una asociación defensora de las aves por este tipo de prácticas. "Nosotros capturamos palomas, pero no las enviamos a un palomar. Según la Fiscalía, esa es la única fórmula", zanjó el debate el concejal de Participación Ciudadana de Avilés.

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