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Alfonso Novales Cinca | Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico

"No puedo imaginar qué habría pasado en la sociedad sin la ayuda europea"

"La Unión nunca ha pretendido que los fondos cubran los huecos que generó la pandemia, si no para construir sociedades más modernas"

Alfonso Novales Cinca, ayer, en la terraza del hotel Palacio de Avilés. | María Fuentes

Alfonso Novales Cinca, que es catedrático de Fundamentos de la Economía por la Universidad Complutense de Madrid, participó ayer en el seminario "Fondos europeos: oportunidades y riesgos", incluido en la edición cuadragésima cuarta de los Cursos de La Granda. El también académico de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas atiende a LA NUEVA ESPAÑA en la terraza del hotel Palacio de Avilés, sede principal este verano de la organización.

–Vamos por el principio. ¿Qué son los fondos europeos?

–Hay un plan europeo de ayudas con motivo de la pandemia que ha generado una cesta de fondos que se llaman "Next Generation" que consta de siete planes, planes que son finalistas. Por ejemplo, uno de ellos, que tiene el extraño nombre de REAC-EU, es el que ha financiado los ERTE en España. Gracias a estos fondos hemos salvado el empleo. De los siete componentes que tiene hay uno que es el mecanismo europeo de resiliencia y recuperación y que es el más importante. Es del que hablamos normalmente cuando hablamos de 70.000 millones de subvenciones; estamos hablando de esta parte.

–Estos fondos eran precisos...

–Precisos no, imprescindibles, sobre todo para los países más afectados como España, Italia, Portugal... Como le acabo de decir, uno de los componentes de estos fondos ha financiado los ERTE. Imagínese que no hubiéramos tenido esta herramienta. ¿Qué habría pasado con el paro? Con los ERTE se han salvado cientos de miles de puestos de trabajo. No puedo imaginar qué habría pasado en la sociedad española sin la ayuda europea.

–Así que este el ejemplo máximo de europeísmo, ¿no?

–Claro. Insistí durante mi ponencia en la idea de que llega el momento de que dejemos de hablar de Europa como una entidad supranacional que nos dice lo que hay que hacer y, a veces, nos tira de las orejas porque hemos incumplido cosas. Somos Europa, somos Europa. Y, como usted dice, los fondos son el mejor ejemplo de lo que significa formar parte de un colectivo como es la Unión Europea. Hay que entender esto muy claramente: formamos parte de la Unión Europea, no sólo colgamos de ella.

–La negociación de estos fondos fue a nivel de jefes de Estado y, además, muy dura.

–Inicialmente, hubo reticencias. Por lo de siempre. Como ha pasado otras veces con las crisis económicas –aunque esta vez no somos los culpables–, los países del sur fueron los que más hemos sufrido los efectos de la pandemia y, claro, también hay que reconocer que la distribución de los fondos que se ha hecho ha sido en función del daño. Son los países del norte los que están poniendo, de nuevo, su esfuerzo por generar unos recursos que van a ir a parar no precisamente a ellos. Pues, hombre, así se explican sus reticencias. Pero también por otra cosa, porque en Europa hay un informe que se hace público cada semestre –es lo que se conoce como el Semestre Europeo– donde se dan recomendaciones a los distintos países sobre política económica y se hace una evaluación del grado de cumplimiento de estas recomendaciones. Y es tradicional que a nosotros nos tiren de las orejas, que nos digan que hay un porcentaje importante que os dije el semestre anterior que no habéis llevado a cabo.

–Eso lo que decía el Primer Ministro de los Países Bajos.

–Sí, pero lo dijo de una manera muy desafortunada. Sin embargo, es verdad que si formamos parte de un colectivo y si no cumplimos los compromisos, cuando lleguen las necesidades tengamos que sufrir las reticencias. Lo que no podemos es ni sorprendernos de que haya reticencias. Pero, bueno, al final se salvaron.

–¿Con este dinero se puede hacer cualquier cosa?

–No. La cuestión es que Europa estableció seis pilares, pero son cualitativos. Hablo de la cuestión digital, energías limpias, mayor cohesión social... Son suficientemente genéricos. No quiso hacer una actuación directamente europea: delegó en los países el establecimiento de las reglas. Eso sí, sin salirse de los seis pilares. Por ejemplo, pavimentar las aceras no entra en ninguno de esos seis pilares. Construir carreteras a lo loco, difícilmente. Los fondos restringen, pero a la vez son muy flexibles. Hacer una carretera puede estar incluido en el apartado de la cohesión social. Si los países no concretan y, a su vez, delegan en las comunidades autónomas entonces se va a poder hacer casi cualquier cosa. Ese es el peligro. La Unión nunca ha pretendido que este dinero cubra los huecos que generó la pandemia, si no construir sociedades más modernas y eso que ahora se llama más resilientes.

–¿En qué se diferencian estos fondos de los de la época de Zapatero?

–Ya sabe lo que decía Keynes: hay que hacer minas, aunque luego las tapes. Aquellos fondos tuvieron aquella connotación: fondos para recuperar empleo y generar actividad. Se pudo hacer casi cualquier cosa. Aún así, se hubieran podido cosas más eficientes de las que las hicimos nosotros: ahora ves canchas de baloncesto por cualquier pueblo, aunque el pueblo esté vacío. Aquello no tenía otra finalidad. En cambio, la cuantía de los fondos europeos es muchísimo más importante y luego se hace con vistas al futuro. Realmente, se busca modernizar los sistemas productivos y las sociedades, digitalizarlas, llevar a cabo una transición ecológica. De nada de esto se habló en la época de Zapatero. Otra cuestión es saber qué capacidad tienen los países para establecer los objetivos con suficiente concreción para que lleguemos realmente a ser un país moderno y una economía productiva. España tiene un déficit de productividad brutal: lo ha tenido tradicionalmente. Este sería nuestro gran objetivo. ¿Cómo lo vamos a conseguir? Pues no está claro.

–¿Y en qué se diferencian de los fondos de cohesión?

–Aquellos fondos tenían una naturaleza muy regional. Aquí, en Asturias, por el tema de la minería se utilizaron mucho. Otra cosa es analizar cómo se utilizaron. Estos fondos miran más hacia el futuro. No se trata de poner parches donde hay agujeros, se trata de cambiar sociedades. La discusión es si eso es lo que estamos haciendo en España.

–Y, por lo que veo, no lo estamos haciendo.

–No muy bien. En España estamos cubriendo agujeros. Hemos aprobado un gran plan para los vehículos eléctricos, pero, exactamente, ¿para qué? No está claro.

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