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El playón de Bayas, paraíso de mascotas también en verano

Los dueños hallan en el arenal castrillonense un paraíso también para perros: "Nos fascina, es ideal para todos"

El playón de Bayas, con familias y perros que conviven en el arenal. | Mara Villamuza

Bayas es la playa por excelencia de los perros y por consiguiente, también de sus dueños. Se admiten mascotas todo el año sin restricciones de horario. Sus mayores adeptos destacan que es una playa de arena y no de piedras, la buena localización, el acceso y el parking. La mayoría de los turistas acceden a ella, como resultado de sus primeras búsquedas en "Google".

Las hermanas Sonia y Jennifer del Valle, acompañadas de Sergio Pérez (pareja de Jennifer) viajaron desde Valladolid con sus dos perritas bichón maltés: "Chispa" y "Pelusa", que resultan ser hermanas también: "Vinimos por cuatro días y buscando por internet ‘playas para perros’ dimos con esta y la verdad que nos fascina lo bien que está", admitió Jennifer. "Es enorme y a ellas (sus perritas) les encanta", confirmó su hermana en nombre de las mascotas. "Para mí esta es la mejor playa para perros en la que he estado en mi vida. Además, lo fuerte es que el suelo no es de piedras, sino de arena", añadió agradecido a la vez que asombrado el vallisoletano Sergio Pérez.

Las hermanas Sonia y Jennifer del Valle, junto a Sergio Pérez y sus perritas «Chispa» y «Pelusa». | M. Villamuza

Los andaluces Marco Castro, Pablo Tebar, Lorena Roncero y Chema Bocanegra también decidieron ir a esta playa por dos motivos: los perros y el surf. Una buena manera de combinar la afición, rodeados de su familia perruna al completo. "Nosotros venimos desde Málaga y es difícil dar con playas rodeadas de naturaleza", admitió la malagueña Roncero, encantada de poder pasar un día completo al sol junto a su Teckel y la tabla de surf. Otra de las ventajas y comodidades que destacan de la playa es la cercanía al aeropuerto: "Yo acabo de llegar y vengo directo desde allí, es una maravilla", reconoció Marco Castro, tras llegar al aeropuerto donde le esperaban sus amigos con la furgoneta decididos a que fuera el playón de Bayas lo primero que tuviera que pisar.

Laura Ferande y su perro «Sipi». | M. Villamuza

"Telmo" es otro de los perros afortunados que acuden a refrescarse en el entorno de las comodidades que ofrece la playa de Bayas. Su dueño, Juan Vicente Vélez y su mujer Loli González están impresionados: "Es la primera vez que venimos y estamos flipando de lo grande que es", admitió Vélez. Ambos viajaron desde Palencia con la finalidad de relajarse en sus días de descanso acompañados de su perro labrador.

Entre tanto turista, también estaban Laura Ferande, Fran Álvarez y su perro "Sipi" de seis años. "Venimos desde Oviedo, ya que es la playa para perros más cercana a nuestro lugar de residencia", aseguró Ferande. Por su parte, Fran Álvarez apuntó: "Afortunadamente si venimos pronto, siempre hay sitio en el parking y eso es una satisfacción". Ambos están contentos con los servicios de esta playa, que les ofrece pasar un día en familia junto a su mascota.

Juan Vicente Vélez, con «Telmo», su labrador. | M. VILLAMUZA

La libre entrada de los perros, no es el único reclamo turístico que ofrece una playa de estas características. Su cercanía al aeropuerto de Asturias la convierte en un punto clave para el trajín del turismo internacional. Y entre ellos, aquellos apasionados a una rama del deporte náutico: el surf.

Mael Allas, de 36 años, y su novia Laura Machon, de 30, llegaron desde Francia en busca de las mejores olas del norte Cantábrico. Ya han recorrido la provincia cántabra y ahora les toca una larga temporada por Asturias. No obstante, reconocen que no fue el mejor día para coger olas: "Nos habían hablado genial de esta playa para surfear pero hoy está demasiado tranquilo", reconoció Allas. Así todo, les encanta verse rodeados de tantos animales. "Es algo que nos da paz y se respira mucha felicidad canina en el ambiente", apuntaron ambos, encantados de ver tanto animal suelto correteando y jugando sin descanso alguno, tanto en la arena como en el mar.

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