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Los historiadores piden buscar un espacio para exhibir el legado de Ensidesa

El director del Museo de la Historia Urbana y el presidente del Alfoz de Gauzón lamentan la falta de espacio para conservar y mostrar el legado

Manuel Ángel Hidalgo, en el Museo de la Historia Urbana de Avilés, junto a una maqueta de Ensidesa. | María Fuentes

Manuel Ángel Hidalgo, director del Museo de la Historia Urbana de Avilés (MHUA), y Rubén Domínguez, historiador y presidente del centro de estudios Alfoz de Gauzón, coinciden en el diagnóstico sobre el estado de conservación del legado de Ensidesa: "Se hace lo que se puede, pero es poco porque la memoria del ‘gigante de acero’ es tan inmensa como frágil". Puestos a soñar, ambos creen que Ensidesa, por sí misma, justificaría la existencia de un museo temático sobre la historia de la siderurgia; Domínguez va más allá y lo que defiende es la existencia de un amplio acervo empresarial que daría sentido a algo más ambicioso incluso: un museo de la industria que en buena medida explicaría, además, el devenir de la comarca en el siglo XX.

Hidalgo y Domínguez, desde sus respectivas responsabilidades y conscientes de sus escasos recursos materiales, se han sumado gustosos a la causa casi quijotesca que promueven el ex responsable de Documentación de Ensidesa, Javier Gancedo, y Paco Correa, que también trabajó en ese departamento de la Fábrica. El propósito de Gancedo y Correa, avanzado hace días en estas páginas, es rescatar del olvido o de una destrucción casi segura el mayor número de vestigios que pueden quedar de Ensidesa en casas particulares, desvanes, trasteros y almacenes. Eso como mínimo, pues la ambición apunta más alto: conseguir que alguna institución se muestre sensible y después de muchos fiascos pudiera hablarse en serio de la apertura de un espacio físico dedicado a la conservación de la memoria fabril de Avilés, especialmente la siderúrgica.

"Este tipo de llamamientos a la preservación de la memoria fabril "suele dar resultado a corto plazo", asegura Manuel Ángel Hidalgo. Y se explica: "Cuando se agita la bandera del conservacionismo se produce un aluvión de llamadas de personas que dicen tener esto o aquello y se interesan por donarlo o cederlo". Pero esas "oleadas" duran cortos espacios de tiempo. Ya lo dice Hidalgo: "La memoria es frágil y los deseos de protegerla, inconstantes". También Rubén Domínguez constata que los flujos pro conservacionistas "van y vienen", como las mareas.

Arriba, donación de carteles de la extinta empresa Elías García al Alfoz de Gauzón, y, sobre estas líneas, Rubén Domínguez muestra mobiliario de la siderúrgica. | M. Villamuza / M. López

Hidalgo, en el MHUA y Domínguez, en el Alfoz de Gauzón, con sede en Llaranes, atesoran todos los vestigios que pueden relacionados con Ensidesa, los catalogan y, en ocasiones, incluso procuran su restauración y los conservan en las condiciones que merecen documentos con décadas de antigüedad u objetos singulares que hablan de una época irrepetible: la gran empresa pública convertida en motor económico de una región.

"Dentro del MHUA, Ensidesa tiene una presencia transversal porque la historia avilesina del siglo XX no se puede explicar sin aludir a ella", explica Hidalgo. Y así, en efecto, la siderúrgica constituye la parte central del ala denominada "la ciudad industrial", donde se exponen maquetas de edificios de la antigua cabecera siderúrgica, por ejemplo la del Horno Alto "Carmen". "En el apartado dedicado al siglo XX también hay materiales que aluden a la Fábrica, a los ‘coreanos’ (el apelativo que recibieron los inmigrantes llegados a Avilés para trabajar en la construcción de Ensidesa), el barrio de Llaranes...", detalla Hidalgo. Y "abajo" –que es como se refiere el director del Museo al almacén– "hay más maquetas, una máquina de cine salvada del antiguo cine-club de Llaranes, decenas de objetos donados por particulares, al pie de doscientas piezas de vajillas serigrafiadas con el logotipo de Ensidesa, revistas, libros, fotos, probetas de primeras y últimas coladas de hornos altos, medallas y lingotes conmemorativos de efemérides relacionadas con la empresa, ropa de trabajo y hasta un pulmón artificial".

Ensidesa, un gigante de memoria frágil

Por su parte, el centro de estudios Alfoz de Gauzón es el custodio de todo el material que reunió durante décadas el Club Popular de Cultura de Llaranes, una entidad que el difunto José Ángel del Río Gondell convirtió en guardiana de miles de fotos, documentos, planos y objetos relacionados con Ensidesa. Además, la institución que dirige Rubén Domínguez dedica parte de su presupuesto anual a adquirir objetos, libros o herramientas relacionados con la siderúrgica y que, en los últimos años, proliferan en canales de venta por internet.

Domínguez, destacado activista en la causa de conservar el patrimonio industrial avilesino, defiende que "el legado industrial no son solo los edificios, que también, sino que comprende cualesquiera otras expresiones de la actividad que desplegó una empresa, lo cual en el caso de Ensidesa es ingente". Por eso, llega a afirmar que "no es necesariamente más importante un gasómetro que su planos; la historia de Ensidesa se podría contar a través de sus vestigios arquitectónicos, pero sería imposible hacerlo sin ayuda de fotos, maquinaria, planos, publicaciones e incluso el legado oral".

Es por todo eso que Domínguez aboga por la figura de un museo de la industria avilesina, un centro que no solo conserve y explique lo que fue Ensidesa sino que articule un relato "desde el siglo XVIII hasta nuestros días". Y remarca que "aparte de haber contenidos para dar sentido a ese pretendido museo, existe una sucesión histórica de realidades industriales que da forma a un relato histórico; es una historia digna de ser contada y, además, aún estamos a tiempo de contarla".

En tanto llega el día en que ese museo pueda abrir su puertas –y si bien es cierto que los antecedentes no son muy alentadores–, Domínguez y sus colaboradores en Alfoz de Gauzón atesoran una biblioteca siderúrgica con más de 5.000 volúmenes, un archivo documental con más de cien cajas, la colección completa de la revista "Ensidesa", una fototeca con más de 2.500 imágenes, un fondo artístico y un batiburrillo de objetos donde lo mismo se encuentra una pieza de mobiliario del antiguo economato de Llaranes que una herramienta salvada de un taller de la Fábrica.

"No nos rendimos, somos conscientes de que la conservación del patrimonio industrial no es una prioridad para los poderes públicos pero mantenemos la esperanza de que algún día esa visión cambie, como ha pasado en determinados lugares de Europa", asevera Domínguez haciendo suyas las palabras de Hidalgo: "Porque la memoria fabril es frágil".

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