Los cursos de La Granda le rindieron ayer tributo al profesor Santiago Grisolía, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y estrechamente ligado a los seminarios estivales que se celebran en Gozón y Avilés junto con Severo Ochoa, Premio Nobel y del que fue su primer discípulo en Estados Unidos. "Queremos manifestar así públicamente lo mucho que el profesor era para La Granda, para Valencia, España, la ciencia, la bioquímica y las grandes instituciones culturales. Queremos mostrar lo mucho que significó y lo mucho que le debemos y que tenemos que hacer para que no se olvide", resumió el presidente honorífico de los cursos, el economista Juan Velarde.

El profesor José Viña conoció a Santiago Grisolía desde joven porque era amigo de su padre. Le admiraba por su capacidad y trayectoria profesional, pero sobre todo le tenía aprecio porque cambió su vida. "Trajo a Valencia a Hans Kreps, que fue mi maestro, y eso fue lo que marcó mi vida", aseguró.

Viña explicó que Grisolía "dio sus conocimientos y su sangre a la ciencia", aclarando que estaba hablando en términos absolutamente literales: "Donó su sangre, que se conserva, para realizar un estudio genético, porque él rozó los 100 años, pero también fueron centenarios sus padres".

La doctora en bioquímica y biología molecular Elena Bendala, de la Fundación Valencia de Estudios Avanzados (FVEA) constituida e impulsada por Santiago Grisolía, hizo un repaso a la vida y obra del profesor, del que comenzó diciendo que "fue un niño que nunca celebró su cumpleaños, porque nació el día de Reyes y se hacía fiesta a todos los niños".

La profesora explicó que "el Premio Príncipe de Asturias le enorgulleció. Amaba La Granda y amaba a Asturias, porque se lo inculcó Severo Ochoa. Siempre fue muy generoso de sus cosas y de su tiempo, sobre todo con los jóvenes", relató una emocionada discípula que no pudo contener las lágrimas.

Benigno Pendás, presidente de los Cursos de la Granda, aseguró que el fallecimiento de Santiago Grisolía el pasado día 4 de agosto "a sus juveniles 99años, fue la peor noticia para la familia de La Granda". "Supone la pérdida irreparable de una de las más distinguidas personas de estos cursos. No hay mejor ejemplo de una vida plena y activa", resumió el también presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.