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Los talleres alertan del aumento de robos de catalizadores de vehículos en Avilés

La reparación de los daños puede tener un coste de hasta 1.300 euros | La pieza mecánica es codiciada por su contenido en metales valiosos

Un mecánico muestra el catalizador de un coche. | María Fuentes

La oleada de robos de catalizadores de vehículos que sufrió la comarca de Avilés en la primavera de 2020 parece estar teniendo una réplica en estos primeros días de septiembre. Según empleados de talleres mecánicos y de tiendas de repuestos mecánicos con los que ha hablado LA NUEVA ESPAÑA son varios los casos que se han producido en las últimas horas, para desesperación de los propietarios de los coches afectados.

Una de las víctimas de los ladrones aseguró ayer en la tienda de repuestos a donde fue a comprar un catalizador nuevo que en el taller del concesionario oficial donde había pedido presupuesto para reponer la pieza le dijeron que había "cola" para esa operación, en concreto cinco vehículos. En otros ámbitos consultados por este diario aseguraron tener constancia de robos de catalizadores a vehículos que estaban estacionados en el momento del robo en La Estebanina (Las Vegas), Heros y el aparcamiento del hipermercado Lidl de Los Canapés.

"Parece que ha vuelto a ponerse de moda robar los catalizadores; otras veces son las baterías... Son piezas de las que se saca dinero vendiéndolas por internet o desguazándolas para extraer los metales que hay en su interior", explica un mecánico avilesino. Esos metales preciosos son platino, paladio y rodio, todos ellos con las cotizaciones por la nubes en estos momentos de crisis e inflación.

Los ladrones, aparte de los posibles daños accesorios que causan al vehículo al cortar los catalizadores, le dejan a los dueños de los coches un "recado" de entre 500 y 1.300 euros, según el modelo de catalizador a sustituir y el taller donde se haga la reparación. Los cacos suelen aprovechar la oscuridad de la noche para actuar con impunidad; se meten debajo de los vehículos aparcados en la vía pública y con ayuda de herramientas de fontanería o sierras eléctricas autónomas cortan los empalmes que unen los catalizadores a los tubos de escape y en pocos minutos huyen con el botín. Según explicaron agentes policiales en una ocasión anterior en la que se produjo otra oleada de robo de catalizadores, los ladrones llegan a levantar los vehículos con un gato para poder acceder a los bajos cuando la altura de "trabajo" es insuficiente. La pieza, según los entendidos en mecánica, es más fácil de robar cuanto más viejos son los vehículos, ya que entonces se pueden extraer "a golpes".

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