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Cámaras y medidores de contaminación controlarán la Zona de Bajas Emisiones

Un sistema de lectura de matrículas asociado a una plataforma tecnológica comprobará qué vehículos podrán acceder a las áreas restringidas

Peatones en el entorno de la plaza de La Merced, que estará dentro de la Zona de Bajas Emisiones.

Peatones en el entorno de la plaza de La Merced, que estará dentro de la Zona de Bajas Emisiones. / RICARDO SOLIS

Amaya P. Gión

Amaya P. Gión

Avilés

Un sistema automático de lectura de matrículas asociado a una plataforma tecnológica comprobará qué vehículos podrán acceder a la futura Zona de Bajas Emisiones de Avilés (ZBE), que estará además monitorizada con medidores de contaminación atmosférica y acústica. El Ayuntamiento tiene entre manos un plan que servirá de base para la implantación de la ZBE, que quedará definitivamente definida en un proyecto que se prevé contratar el próximo año.

Esa área de tráfico restringido, que abarca el tejido urbano peatonalizado (el actual y el futuro), estará regulado por una normativa específica, es decir, el Ayuntamiento también tiene que desarrollar una ordenanza para regular la Zona de Bajas Emisiones. Y este trabajo también se abordará el próximo año. La ordenanza de la ZBE formará parte del calendario normativo del Ayuntamiento de Avilés para 2023, confirman fuentes municipales.

El establecimiento de una ZBE en un municipio es una limitación a la circulación y estacionamiento de vehículos, sobre todo a los más contaminantes, en función de sus distintivos o autorizaciones (esas limitaciones las regulará la ordenanza). No es una opción. Los ayuntamientos de más de 50.000 habitantes están obligados por la Ley de Cambio Climático a tener Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) y zona de bajas emisiones. En el caso de Avilés, su PMUS aún está pendiente de la aprobación definitiva y la zona de bajas emisiones está cocinándose, "como en la mayoría de ciudades", defienden desde el gobierno local.

Como informó este periódico, el Ayuntamiento de Avilés opta a fondos europeos para avanzar en su implementación. Consiste en el suministro, instalación y puesta en marcha de los sistemas de monitorización de cámaras y estaciones de medición de la calidad del aire en un área que abarcará 430.000 metros cuadrados de la zona central de la ciudad, así como en la redacción del proyecto que concrete su regulación. Esa superficie se corresponde con las calles ya peatonalizadas y las que está previsto cerrar al tráfico en años próximos.

Zonas de baja emisión en Avilés

Zonas de baja emisión en Avilés

El elemento principal será el sistema de cámaras para la captación de la matrícula de los vehículos que accederán al área restringida. Los técnicos municipales consideran necesarios catorce puntos de entrada y trece de salida y su objetivo será controlar la circulación de vehículos en el interior de la Zona de Bajas Emisiones.

Una plataforma web accesible a ciudadanos, empresas y entidades interesadas (Sistema de Gestión de Autorizaciones) permitirá generar los permisos y autorizaciones necesarias para el acceso a la Zona de Bajas Emisiones a aquellos vehículos que no cumpliendo las restricciones medioambientalmente establecidas, puedan estar afectados por algunas de las excepciones que defina el Ayuntamiento (residentes, vehículos de reparto, etcétera).

Así, mediante el Sistema de Gestión de Autorizaciones se realizará una autorización general a la zona restringida en función de la etiqueta ambiental de los vehículos. Las nuevas cámaras recogerán las imágenes de todos los coches que accedan a la ZBE y, mediante el análisis de las matrículas, se detectará cuáles cumplen o no los requerimientos para el acceso. Un proceso automático de chequeo identificará los tránsitos sin permiso y generará las propuestas de sanción correspondientes.

En cuanto a los sistemas para medir la contaminación ambiental y acústica, está previsto instalar diez puntos de monitorización y una estación meteorológica.

Serán estos equipos los que proporcionen información fiable y precisa de la calidad del aire y del ruido, mediante la monitorización y análisis de parámetros medioambientales como el NO, CO, O3, NO2, SO2 y partículas en suspensión (PM1, PM2,5 y PM10). Está previsto implantar, además, una solución tecnológica que permita conocer en tiempo real donde hay plazas de aparcamiento libres en la ciudad (Smart Parking), para optimizar los trayectos y reducir la huella medioambiental.

Gobierno local y oposición analizaron esta semana en una reunión de trabajo todos estos planes en marcha sobre la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). El concejal de Movilidad, Pelayo García, comunicó que la ordenanza específica se abordará el año que viene y que la intención es seguir una propuesta tipo sobre la creación y gestión de las zonas de bajas emisiones de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). «Se trata de seguir ese borrador con los requisitos mínimos», confirmó Pelayo García.

Ese documento tipo establece un régimen sancionador y distingue entre sanciones leves, graves y muy graves, que conllevarán multas de hasta 100, 200 y 500 euros respectivamente, para quienes accedan a la Zona de Bajas Emisiones con vehículos contaminantes. A mayor número de incumplimientos, más cara será la multa.

Desde el gobierno local vienen incidiendo en que el Ayuntamiento de Avilés cumplirá la normativa que obliga a restringir el tráfico en las ciudades, pero «sin perder de vista un objetivo primordial: lograr una Zona de Bajas Emisiones amable con la ciudadanía y respetuosa con la actividad comercial».

De esa ZBE de Avilés forman parte todos aquellas calles que ya están peatonalizadas y las que está previsto cerrar al tráfico a corto o medio plazo. La obra más inminente es la de la plaza de Pedro Menéndez, que según el gobierno local comenzará una vez se remate la pavimentación de la plaza de abastos, que sigue siendo una cuenta pendiente. En licitación se encuentran otras dos peatonalizaciones, las últimas a corto plazo de la Zona de Bajas Emisiones: calle Marcos del Torniello y Plaza de la Merced y un tramo de la calle Doctor Severo Ochoa y plaza del Carbayedo, ambas financiadas con fondos Next Generation de la Unión Europea.

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