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Un púgil con honores y amor de sus pueblos

Avilés y Candás han premiado, en ocasiones desde escuelas y barrios locales, al medallista olímpico y obrero de Ensidesa

Las hijas de Dacal, en primer término, tras la entrega de la medalla de bronce de Múnich-72 en Candás, con Pipo Prendes y el coro «Gabiana» al fondo. | J. A. O.

Dacal era un hombre querido. Y no solo por sus coetáneos, los que celebraron su medalla de bronce en Múnich-72, sino también por los escolares avilesinos que han estudiado su trayectoria, la de un deportista que fue capaz de competir al máximo nivel como boxeador y compaginándolo como obrero de la desaparecida Ensidesa. Los vecinos de Llaranes, de su barrio, le quieren, también los de su Candás de sus primeros años de vida, villa en la que ahora luce su bronce olímpico y también los de otras zonas de Avilés, por las que han sonreído, ha corrido con su dorsal en decenas de pruebas deportistas y ha crecido como la persona honrada y deportista que todo el mundo recuerda.

Alumnos del Marcelo Gago preparados para salir en una de las pruebas del I Cross escolar que recibe el nombre del exboxeador. | M. V.

El alumnado de La Carriona indagó sobre su figura y sentó las bases del homenaje realizado en septiembre en el polideportivo de La Toba, que ahora se llama José Enrique Rodríguez Cal, "Dacal" y donde hay un busto suyo realizado por Favila. Además, el gimnasio Toa de la calle La Magdalena, donde se forja la cantera de boxeadores locales, recogió firmas para un reconocimiento público. Más tarde, llegó Llaranes, su barrio, que le rindió un cálido homenaje el pasado verano a un boxeador, atleta y a un ciudadano comprometido en causas solidarias. El colegio Marcelo Gago organizó hace semanas un cross escolar que lleva su nombre, y que se repetirá año a año para honrar su figura. Y la asociación vecinal de La Carriona le entregó una placa para reconocer su trayectoria deportiva y personal. También Dacal fue el único olímpico que visitó la exposición que repasó los primeros treinta años de vida de la edición de Avilés de este periódico y admiró los cambios sufridos por esta comarca.

Dacal, ante las portadas de la muestra que repasaba los treinta años de vida de la edición de Avilés de LA NUEVA ESPAÑA. | R. S.

Y entre tanto, Dacal seguía y seguía, constante en su lucha diaria hasta que la pasada primavera le diagnosticaron ELA, pese a todo, continuó y con firmeza fue reponiéndose de todo, incluso fue capaz de armarse de valor y participar con lágrimas de emoción en el homenaje recibido en septiembre en La Toba, coincidiendo casi en el día exacto con el quincuagésimo aniversario de su proeza en Munich, cuando fue el único español en conseguir medalla en aquellos Juegos.

Dacal admira el trabajo de investigación realizado por el alumnado de La Carriona el pasado curso escolar. | M. V.

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