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Enrique González | Médico, jefe del servicio de Atención al Ciudadano

"El tsunami demográfico va a exigir una ingente cantidad de dinero para sanidad", dice Enrique González

"El sistema de Salud necesita reformas porque la sociedad de 2020 no es la de 1986; y las necesidades en materia sanitaria, tampoco"

El médico enrique enrique gonzalez, ayer. MARIA FUENTES

Enrique González, médico, máster en dirección y administración de empresas y diplomado en gestión de áreas y servicios hospitalarios, ofreció ayer una conferencia en Avilés sobre el Sistema Nacional de Salud invitado por el Rotary Club. González, que ocupó, entre otros altos cargos, la gerencia del Hospital Universitario San Agustín hasta finales de 2019, es ahora jefe del servicio de Atención al Ciudadano en el área sanitaria avilesina. Es autor también del libro "La quiebra del sistema nacional de salud. Una oportunidad para un cambio urgente" (Orpheus).

–¿El sistema sanitario público está enfermo?

–No, en absoluto. Lo que está es fatigado. Hay un agotamiento de algunos procedimientos y enfoques que vienen desde hace varios años exigiendo cambios y hay, además, un serio problema con el relevo generacional de los profesionales, fundamentalmente en medicina y enfermería. Este agotamiento se agrava con la pandemia, sin duda, y ahora tenemos una situación realmente difícil, probablemente la más delicada desde la creación del Sistema Nacional de Salud.

–¿Cuál es entonces el diagnóstico?

–Existe un amplio consenso en que el sistema necesita reformas en profundidad porque la sociedad de 2020 no es la de 1986, y las necesidades en salud tampoco.

–¿Y el tratamiento?

–El tratamiento no puede ser un suplemento vitamínico porque eso, como en la práctica clínica, solamente sirve para pensar que vamos mejor, pero no resuelve los problemas. Es necesario repensar el sistema en su conjunto.

–¿Cuáles son las claves para repensar el Sistema Nacional de Salud?

–Lo primero que hay que señalar es que cualquier reforma que se aborda ha de conservar los pilares nucleares del sistema, como son la cobertura universal, el aseguramiento público y la financiación pública, mayoritariamente a través de los impuestos. Sentada esta premisa, hay que resolver varias cuestiones.

–¿Por ejemplo?

–Mejorar la gobernanza del sistema para que vuelva a ser un solo sistema y no el agregado de 17 servicios de salud. No olvidemos que la misión del sistema es proveer salud y atender a las necesidades asistenciales de la población, en cualquier lugar del territorio nacional. Esta gobernanza supone: un consejo interterritorial que actúe con carácter decisorio en las crisis y en los proyectos transversales, una Agencia de Salud Pública que aporte luz ante las crisis sanitarias, no solo en una pandemia, y oriente las políticas de protección de la salud y promoción de hábitos saludables en el conjunto del país. En tercer lugar, una Agencia de Evaluación y Calidad que recoja los datos de todos los centros del país y produzca la información necesaria para la mejora continua y la evaluación de resultados en salud y modificar los elementos normativos que añaden rigidez al Sistema, como ha de ser una adaptación de la Ley de Contratos del Sector Público y el Estatuto Marco

–¿Habría que mejorar la financiación?

–Mejorar la financiación global del sistema e introducir elementos organizativos que permitan mejorar la eficiencia de los centros sanitarios, lo que, tal como ya apuntaba la comisión creada hace dos años en el Congreso de los Diputados, implica impulsar la autonomía de los centros sanitarios, dotándolos de personalidad jurídica, dentro del sector público.

–¿Y qué hacemos con Atención Primaria?

–Fortalecerla, avanzando hacia la cobertura de las plazas vacantes y el incremento de su capacidad de resolución y el liderazgo en la continuidad de los procesos. La Atención Primaria es el servicio más cercano al ciudadano y está atendido por profesionales de muy alta cualificación que solamente necesitan disponer de las condiciones adecuadas para hacer bien su trabajo.

–Pero faltan profesionales.

–La primera cuestión es intentar retener al mayor número de médicos posible e incorporar a otros que puedan venir de otras comunidades. Y luego intentar cubrir las plazas vacantes generadas por la jubilación de profesionales. Seguramente eso obliga a repensar aspectos organizativos en los centros de salud, en la distribución y dotación de los Puntos de Atención Continuada (PAC), impulsar la capacidad de respuesta desde la enfermería comunitaria, fundamentalmente en el seguimiento de pacientes crónicos y vulnerables, así como en el impulso de las actividades de promoción de salud. Y otro elemento importante ha de ser retomar la visión integrada de los procesos para reordenar las actividades que han de hacer los profesionales ante un proceso que precisa atención en el centro de salud y el apoyo del hospital para determinadas atenciones.

–¿Qué ha pasado mientras mirábamos al covid?

–De la pandemia solamente puedo decir que he visto a compañeros en los centros sanitarios angustiados por la incertidumbre y las dificultades en las primeras semanas, he visto profesionales que ingresaron en el hospital con mayor o menor afectación, algunos no están aquí. He visto a la población angustiada, con miedo a enfermar. Ha sido una experiencia brutal para todos los que han estado en primera línea de atención, en centros de salud y hospitales. Solamente había un objetivo: evitar el mayor número posible de fallecidos y de contagios. Por otro lado, la pandemia ha desnudado los servicios de salud de la mayoría de los países porque no teníamos estructura para gestionar una crisis de esas características.

–Están aumentando los seguros privados, ¿qué opina?

–El aumento de los seguros privados tiene varios factores que lo justifican. Es innegable que el incremento en las demoras después de la crisis hace que muchas personas se hayan planteado buscar un seguro complementario. Pero también tiene que ver con cuestiones como la conciliación de horarios para consultas y con los cambios sociales en relación con los servicios públicos, además de una mejora en la oferta privada, muy diferente a la que conocíamos hace diez o quince años.

–¿Qué peso ha de tener la atención sociosanitaria ante el envejecimiento?

–Le voy a dar algunos datos demoledores. El índice de envejecimiento (relación entre mayores de 65 años y menores de 15) es 133,46 para el conjunto del país. En Asturias es de 239,97; es decir, un 79,8% superior. En el año 2030, el índice nacional habrá crecido un 31% hasta situarse en 175,41, mientras que Asturias seguirá creciendo hasta situarse un 90% por encima del índice nacional, estaremos en 334,40.

–¿Entonces?

–Estamos ante un auténtico tsunami demográfico que va a exigir la movilización de una ingente cantidad de dinero para la atención sanitaria de estas personas y para la cobertura de las necesidades sociales. Y, la verdad, no sé de dónde van a salir los recursos, económicos, de infraestructuras y de profesionales de los cuidados. Ya vamos tarde, en mi opinión.

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