"En el poblado de la Endasa vivieron hasta 800 personas", resume Ricardo García Iglesias

El barrio que levantó la Empresa Nacional de Aluminio llegó a contar con economato y con una escuela que atendieron seis maestros

Ricardo García Iglesias, ayer, delante de tres bloques del antiguo poblado de la Endasa.

Ricardo García Iglesias, ayer, delante de tres bloques del antiguo poblado de la Endasa. / María Fuentes

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El ingeniero de la Armada (en la reserva) Ricardo García Iglesias asegura que no tiene relación personal con la Endasa porque nunca trabajó en la factoría (lo hizo en distintos puestos del Ministerio de Defensa). "La casa de mi abuelo estaba allí, donde levantaron el poblado. Se la expropiaron y construyeron por la zona. Sólo queda una higuera que plantó él", cuenta el también autor de "Frasquía. Embarcaciones en el puerto de Avilés desde el siglo XIX al XXI (Nieva, 2018). Y, sin embargo, lo sabe todo del barrio. Y todo eso que sabe lo va a explicar esta tarde (19.00 horas) en el local social de Laviana, la parroquia del barrio que levantó la antigua Empresa Nacional del Aluminio que es también la suya propia, que García Iglesias es oriundo de Zeluán.

La modernidad entró por la ría de Avilés. "El poblado está construido en una antigua cala que rellenó la draga ‘Pax’", subraya. Aquella embarcación fue la que se encargó de aligerar el camino a los buques que tenían que acomodar la gran industria en los primeros años cincuenta. Y así construyó la dársena de San Agustín (el conocido muelle del Niemeyer), pero también la de Alcoa. "Todo esto, en paralelo, a la construcción del canal de Pedro Menéndez", cuenta a LA NUEVA ESPAÑA.

"La finca del Niemeyer hasta Trasona es fruto de los dragados de los cincuenta. Pasa lo mismo con la fábrica de aluminio", explica García Iglesias. Allí, sobre lo que fue una ensenada, fue que levantaron la planta de aluminio primario, pero también el poblado. "En un momento dado, a comienzos de los años setenta, vivieron allí alrededor de 800 personas", subraya.La cifra dista mucho de parecerse a la actual –sólo unos veintipocos habitantes–, pero es que las realidades de hace medio siglo y la presente son lejanísimas. En este momento la fábrica está sin actividad, sin trabajadores, esperando el achatarrimiento y la instalación de cualesquiera proyectos industriales que vengan a cubrir el agujero que se generó en el momento en que el imputado Víctor Rubén Domenech y su socia Alexandra Camacho estuvieron al frente de Alu Ibérica, la empresa sucesora de aquella Endasa que ensayó la política del paternalismo obrera antes que lo hubiera hecho Ensidesa.

La construcción del poblado comenzó a finales de los cuarenta y terminó en 1964. Estas últimas son las conocidas de los maestros, las que tienen fachadas con ladrillo vista. "Empezaron a tirar bloques en 2003", recuerda García Iglesias. Era la época en Alcoa estaba produciendo a todo meter.

Los trabajadores que ocuparon aquel poblado, cuenta García Iglesias, fueron "de encargado para abajo". La primera ocupación coincidió con el día de San Agustín de 1959. En aquellos años la empresa estaba creciendo (la serie 2 de aluminio electrolítico es de 1969-1970). La serie 3, la más moderna, de 1974.

Los servicios que atendían las reclamaciones de ese casi millar de personas no eran muchos. "Había un economato en la margen izquierda, pero al final se llegó a un acuerdo para que los de Endasa pudieran acudir al de Ensidesa: los dos eran del INI", recuerda el ingeniero. También hubo una escuela con seis maestros (tres mujeres y tres hombres). La escuela de ahora cerró porque los niños bajaron de seis. "El futuro del poblado es incierto". "A Alcoa nunca le había interesado. Lo lógico sería que Alu Ibérica vendiera los pisos a sus ocupantes por precios simbólicos. Es lo que creo".

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