La obra para integrar las vías en Avilés durará seis años, la mitad para el trazado urbano
El túnel de Bustiello se ejecutará mediante el método austríaco, el utilizado en Pajares, y ejecutarlo costará casi nueve millones de euros

Parte del actual trazado ferroviario que desaparecerá, entre La Rocica y El Pozón. / MARA VILLAMUZA

La gran obra llamada a integrar el trazado ferroviario en Avilés durará unos seis años, según las estimaciones del estudio informativo que acaba de salir a información pública. En el primer trienio se ejecutarían las obras correspondientes al tramo urbano –localizado entre la futura Estación Intermodal, en las proximidades del antiguo matadero, y la futura estación de Avilés Central, la que sustituirá a la actual– y, en el segundo trienio, el tramo exterior –el que discurrirá entre la estación de Villalegre y la futura estación intermodal–. El escenario más optimista indica que la histórica obra, presupuestada inicialmente en 253 millones (impuestos incluidos) podría comenzar a finales de 2025 o ya en 2026 y acabar ya entrada la próxima década, en torno a 2032.
Las actuaciones más costosas se corresponden con las obras subterráneas y son tres las actuaciones de este tipo que recoge el estudio informativo de integración del ferrocarril en Avilés: el túnel de Bustiello, ejecutado en mina, y un falso túnel de acceso al mismo; la zona soterrada en el casco urbano, con rampas a cielo abierto para acceso y salida de los trenes, y la zona entre pantallas del apeadero de La Rocica, en trinchera, que aunque no es estrictamente una obra subterránea, constructivamente es similar al soterramiento del casco urbano de Avilés (entre La Grapa y el actual paso a nivel de Larrañaga).
En casi nueve millones de euros está valorado el coste del túnel de Bustiello, por donde discurrirá el nuevo trazado ferroviario que permitirá liberar el entramado de vías actual que discurre entre La Rocica y la entrada en Avilés por Puerta de la Villa.

En primer término, trazado actual del tren a su llegada a Avilés por Los Canapés. A la derecha, Bustiello, por donde discurrirá el túnel con el nuevo trazado. | Mara Villamuza / A. P. Gión
Será el de Bustiello un túnel de doble vía en terreno rocoso de 340 metros de longitud y con una sección circular de 5,28 metros de radio. Como todo túnel excavado en roca, "el método constructivo que se considera más adecuado es el nuevo método austríaco con sostenimiento a base de hormigón proyectado, bulones y cerchas" el mismo que el utilizado en los túneles de la Variante de Pajares.
En un principio, la excavación del túnel será mecánica, "mediante retroexcavadora dotada de martillo demoledor hidráulico o con rozadora". La presencia de viviendas en el entorno del túnel impiden ejecutarlo con voladuras, puesto que las vibraciones podrían afectar a esos edificios colindantes. Dado el gran tamaño del túnel, su sección se excavará en dos mitades: primero la mitad superior (zona de bóveda), con una altura de excavación de 6,5 metros, y luego la mitad inferior.
En la boca de entrada se prevé un falso túnel de unos 100 metros de longitud que deberá integrarse con el actual trazado de la N-632 (la Variante de Avilés) y con una bóveda de 0,5 metros de espesor de hormigón armado. Para la zona de salida no se prevé un falso túnel, sino una visera de un par de metros para evitar caídas de piedras sobre la vía.
El tramo del Apeadero de La Rocica y el soterramiento entre La Grapa y el paso de Larrañaga se ejecutará entre pantallas. En el caso de La Rocica, la altura máxima de pantalla será de unos nueve metros. El acceso a la zona soterrada (se bajará hasta casi once metros, menos de la mitad de lo que indicaban los primeros estudios del soterramiento) se realizará mediante una rampa entre pantallas y la parte completamente soterrada quedará cubierta por una gran losa superior de un metro de espesor.
Los redactores del estudio optan por la excavación entre zanjas en vez de por un falso túnel abovedado para enterrar las vías por la "escasa disponibilidad de espacio" y por la presencia de agua debido a la proximidad a la ría. Lo primero que habrá que hacer es impermeabilizar el terreno. Para ello se plantea como mejor opción aplicar el "jet grouting", un tipo de cimentación profunda usado en terrenos inestables. Tras realizar ese tratamiento, el estudio informativo plantea ejecutar las pantallas laterales y la losa de cubrición. A partir de ese momento, se trabajaría en subterráneo bajo la losa, "impidiendo que el ruido y el polvo de las obras perturben la ciudad".
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