El invierno deja bajo mínimos la actividad pesquera: "Llevamos un mes para olvidar"

La federación de cofradías solicita al Principado permiso para poder ir a faenar de forma excepcional este fin de semana y abastecer el mercado

Barcos pesqueros amarrados ayer al abrigo del temporal en el puerto de Avilés. | Mara Villamuza

Barcos pesqueros amarrados ayer al abrigo del temporal en el puerto de Avilés. | Mara Villamuza / Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El parte meteorológico de ayer para las aguas costeras de Asturias no dejaba a los pescadores resquicio alguno a la duda: viento del Oeste al Noroeste de fuerza 7 u 8, temporalmente 8 o 9 (entre 75 y 87 kilómetros por hora) mar adentro, y oleaje de 6 a 8 metros de altura. O sea: mar muy gruesa o arbolada. Con ese panorama, la flota quedó amarrada en los puertos y la previsión es que así siga hasta por lo menos el viernes, el día que según la Agencia Estatal de Meteorología amainará el temporal.

Otra semana más tirada por la borda a efectos pesqueros, que se añade a otras anteriores no mucho mejores y que llevan a los profesionales de la pesca a lamentar que llevan un mes "para olvidar", campaña de Navidad incluida. El invierno siempre es duro para la actividad pesquera, pero el que comenzó el pasado mes de diciembre está siendo especialmente peliagudo.

El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García Méndez, adelantó ayer a este diario que hoy mismo, a la vista de los muchos días de inactividad que acumula de la flota, la entidad presentará a la dirección general de Pesca del Principado una solicitud para que autorice excepcionalmente a los barcos la salida a faenar el próximo sábado y domingo, días que corresponden como descanso pero que podrían ser habilitados para la pesca en atención a los muchos días de parada por causas de fuerza mayor que lleva el colectivo.

En diciembre el problema que se encontraron los pescadores, al margen de días ocasionales de mal tiempo, fueron fuertes corrientes que interfieren en la actividad pesquera pues, según los expertos, "marean el pescado" y lo alejan de los aparejos. Fruto del revolvimiento del agua y de los fondos marinos, ni siquiera cuando esas corrientes amainaban la pesca se daba bien. Y esto, en plena campaña comercial de Navidad, lo que disminuyó los ingresos de los pescadores.

Si los barcos no pescan, las primeras que se resienten son la rulas, ávidas estos días de pescado que comercializar. Y así, en cadena, el resto de la cadena logística del pescado. Aplicando el conocido refrán de que a mal tiempo buena cara, no falta quien ve en el mes "horribilis" de la flota pesquera asturiana el preludio de futuros días prósperos: "Los caladeros están descansando y cuando se pueda volver a pescar el mercado, necesitado de mercancía, valorará más el producto", apuntan desde el sector de la distribución y también lo suscribe Adolfo García Méndez.