Las rulas asturianas vendieron en 2022 casi un tercio menos de pescado fresco

Menos la de bonito, todas las grandes costeras finalizaron con menos toneladas facturadas, de forma más acusada las de bocarte y xarda

Subasta de pescado en la rula de Avilés.

Subasta de pescado en la rula de Avilés. / Miki López

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El balance comercial del año 2022 en las rulas asturianas se escribe en negativo. Un 30 por ciento menos de toneladas vendidas de pescado fresco –en concreto 25.582– y un 4,3 por ciento menos de facturación –78,29 millones de euros–. El año precedente cerró con la venta de 36.500 toneladas de pescado comercializado que tuvo un valor en primera venta de 81,82 millones. La falta de correspondencia entre el llamativo retroceso de las toneladas vendidas y el dinero generado se debe a la valorización que ha experimentado el pescado durante el año, un fenómeno que se explica por la conjunción de varios motivos: la apreciación generalizada de los alimentos por el impacto del coste de la vida, la repercusión en el precio de origen del encarecimiento de los combustibles y la mera lógica del mercado, que a menor oferta (menos pescado a la venta) reacciona pagando más por el producto.

La explicación al hecho de que las rulas asturianas vendiesen el año pasado casi un tercio menos que en 2021 se halla en el análisis de lo que ha ocurrido con las seis principales costeras. La de bocarte fue mucho peor con diferencia; de hecho, se descargaron en los puertos asturianos 4.456 toneladas frente a las 9.752 del año precedente, menos de la mitad. Tampoco fueron mejores las de xarda (6.408 toneladas frente a 8.678 de 2021), chicharro (2.029 toneladas frente a 4.968), bacaladilla (1.288 toneladas frente a 1.859) y merluza (4.053 toneladas frente a 4.804). Se salva de este descenso generalizado el bonito, que al contrario de las especies en declive dejó una cifra de descargas mejor que la de 2021: 2.944 toneladas frente a 2.481.

La rula de Avilés mantiene su primacía como la gran plaza pesquera del Principado; de hecho, aumentó el año pasado su cuota de participación en el total de la pesca comercializada. En 2021, las 18.702 toneladas de pescado descargadas en el complejo pesquero de la ría avilesina supusieron el 51% del total asturiano; el año pasado, las 14.044 toneladas vendidas representaron el 54% del conjunto de la región. En sentido contrario, la rula de Gijón, la segunda por cifra de negocio, ha perdido fuelle: las 8.528 toneladas que comercializó en 2022 representan el 33,3 % del total asturiano, que había sido un 40,8% el año precedente con la venta de 14.900 toneladas de pescado fresco.

Una de las pocas rulas asturianas que aumentó su cifra de negocio y de venta de pescado en 2022 fue la de Llanes: 840 toneladas, casi 261 más que en 2021. Casi toda esa diferencia tiene que ver con la gestión de la venta de 215.808 kilos de bocarte el pasado verano, una especie que en 2021 solo había aportado a la rula de Llanes 30.000 kilos. De forma generalizada, el resto de lonjas pesqueras del Principado, tanto las de Oriente como las de Occidente, cerraron un año a la baja.

El mal resultado de las principales costeras tuvo que ver, según contó este periódico, con circunstancias impredecibles y muchas veces ingobernables: la xarda se mostró esquiva con los anzuelos por razones que los pescadores desconocen pero que ya les llevan afectando dos años; el bocarte abundó, pero en aguas lejanas de Asturias, lo que propició que el grueso de las descargas de los barcos se realizaran en rulas de otras comunidades autónomas; y el chicharro ha entrado en crisis biológica, escasea hasta tal punto que los científicos han recomendado interrumpir su pesquería para favorecer la recuperación del stock, de modo que este año no se podrá pescar, salvo accidentalmente.

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