Cafés gourmet entre estrellas del ciclismo

Café y ciclismo. Dos pasiones y una vida, la de José Luis García, el propietario de Cafés 1958, el tostadero, tienda, cafetería y casi museo que acaba de cumplir un año en Avilés. En el acogedor local se pueden adquirir cafés de todo el mundo tostados, envasados y etiquetados de manera tradicional. También se puede hacer por internet, pero no es lo mismo, porque entonces no se podrá ver la colección de bicicletas de campeones como Indurain, Tony Rominger, Samuel Sánchez, Chechu Rubiera y hasta de Fernando Alonso. La hostelería también está entre los clientes, pero selecta, como varios restaurantes con estrella Michelin.

José Luis García creció entre sacos de café. Su padre obtuvo su primera licencia de café para La Maruca en 1953, y en 1954 fundó Cafés Toscaf, que dirigió hasta 1979. Fue entonces cuando su hijo cogió los mandos hasta 2018, cuando sus hermanos quedaron al frente de la compañía y él inició una nueva andadura. Tardó 19 meses en conseguir las licencias para abrir este novedoso negocio, porque justo cuando inició los procedimientos se declaró la pandemia por el covid-19 y "porque al estar en un polígono industrial pensaron que era una industria, cuando es todo artesanal. Fue un montón de dinero y de tiempo para algo que no era como interpretaron quienes vieron el proyecto".

La clave del negocio es, precisamente, que se huye del modelo industrial. Todo es artesanal. El tostadero de café se encuentra en la parte trasera de la nave. Allí se acumulan, perfectamente ordenados, sacos artesanales de cafés de distintos orígenes, pero de producción limitada. "Son microlotes de zonas muy concretas de distintos orígenes y con trazabilidad: sabemos en qué vereda de qué finca se cosechó, quién lo cosechó, y las variedades botánicas, y por supuesto hay una limitación de producción. Cuando se termine ese pequeño saco, no hay más. Puedo adquirir más de la misma finca, pero ya será otra cosecha u otro emplazamiento, aunque sea de la misma propiedad", explica José Luis García.

No importa la cantidad de sacos, sino su contenido. Hay más de una veintena de cafés de todo el mundo: Jamaica, Colombia, Australia, Brasil, Guatemala, Panamá, Etiopía, Sumatra, Honduras, Perú, Burundi, Ruanda, Kenia...

España es un país cafetero, con un consumo medio de unos cuatro kilos per cápita al año. Hay países que lo triplican, como los nórdicos. Pero la diferencia está en la forma de consumirlo. "Aquí lo tomamos concentrado, café exprés, mientras que en otros países se toma de filtro, más suave, como los americanos, más largos de agua. No se trata de que un café sea más fuerte o menos, sino de la forma de prepararlo", explica el experto cafetero.

Avilés es "muy consumidora de café, y además del buen café, y los avilesinos están dispuestos a pagarlo, porque les gusta. Asturias en general es cafetera, y a escala nacional se está abandonando el torrefacto para ir al café natural", añade.

Una de las tostadoras del café produce un máximo de 40 kilos a la hora, y otra solo 4, y dependiendo del tipo de café y de la demanda, se utiliza una u otra. Todo el proceso, incluido el envasado y el etiquetado, se hace a mano. De las manos de Carmen Díaz, la mujer de José Luis García; su hija, Ena Alejandra, y Ceferino Martínez Puente, "que es como de la familia". Así que no se acumulan paquetes y paquetes de cafés, sino que se tuestan y envasa casi a demanda. Es una exquisitez para amantes del café.

Suscríbete para seguir leyendo