Ocho horas al borde del abismo: las claves de cómo se salvó a un hombre que se quería tirar al vacío en Corvera

La formación en prevención de suicidios del personal del SAMU permitió reconducir una situación crítica hacia un final feliz

I. G.

La palabra y la paciencia salvan vidas. Ocho horas de incertidumbre y negociación evitaron un fatídico final, el de un hombre que amenazaba con lanzarse al vacío desde un viaducto de la autovía del Cantábrico, a la altura de La Consolación, en Corvera. Hubo final feliz y abrazos entre un equipo de profesionales que había logrado su objetivo, algo tan complicado como salvar la vida de una persona que, en principio, quería tirarse en un lugar con una altura considerable: más de sesenta metros de altura. El hombre es natural de León y con antecedentes de intentos autolíticos. La mujer del rescatado también colaboró en las labores de ayuda.

El despliegue de personal de emergencias en el viaducto del río Alvares.

El despliegue de personal de emergencias en el viaducto del río Alvares. / Mara Villamuza

Una patrulla de la Guardia Civil fue la primera en llegar a la zona. Pasaban algunos minutos después de las 2.00 horas de la madrugada del jueves al viernes. Hacía un frío "tremendo" y el hombre se aferraba a la barandilla, ajeno a las palabras de los agentes que trataban de convencerle de que desistiera de sus intenciones. Se temían lo peor; sin embargo, la labor de los especialistas en la materia –médicos del SAMU y psicólogos– hizo que este episodio terminara de la mejor manera posible.

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El primer contacto físico que se pudo tener con el hombre. / I. G.

Al tiempo, Tráfico ordenaba el paso de vehículos por la zona; también la Policía Local hizo lo propio debajo del viaducto, en las inmediaciones de la fuente de La Consolación. Los sanitarios del SAMU y los bomberos de Pravia llegaron al poco de darse aviso de la emergencia y pusieron en marcha un dispositivo en el que participó un médico con formación específica para abordar la situación adquirida gracias al desarrollo hace cuatro años del plan de prevención del suicidio impulsado en Avilés y exportado a los centros sanitarios del Principado. La formación fue clave en este caso, como también lo fue la paciencia, porque "ganar tiempo" es una de las principales bazas de los profesionales para impedir resultados fatales en situaciones de crisis como la vivida ayer en Corvera. Y es que los suicidios se han convertido en los últimos años en una de las principales causas de muerte no natural en España, donde se producen una media de diez diarios y entre 10 y 20 intentos.

Por la izquierda, el hombre, ayudado, baja de la barandilla del puente de la autopista; ya sujetado, es trasladado por un agente, y, a la derecha, corte del tráfico a la altura de La Consolación. | M. V.

Por la izquierda, el hombre, ayudado, baja de la barandilla del puente de la autopista; ya sujetado, es trasladado por un agente, y, a la derecha, corte del tráfico a la altura de La Consolación. | M. V. / I. G.

Con talante, templanza y actitud, el facultativo permitió ganar tiempo en momentos dramáticos durante las largas horas de la noche que duró la negociación con el hombre, que seguía encaramado en la barandilla y que, en ocasiones, miraba abajo, al vacío. Al amanecer, un equipo de psicólogos de Cruz Roja se sumó al operativo y entre todos los facultativos consiguieron, poco antes de las 10.00 horas, que el hombre depusiera su actitud y se convenciera de que merecía la pena darse otra oportunidad.

En los últimos momentos, antes de su rescate definitivo, ya en el arcén de la autovía del Cantábrico y con el hombre sano y salvo, dos mujeres, una del SAMU y otra de Cruz Roja, hablaban con él. Le pasaron un teléfono móvil y consiguieron cogerle de la mano. Posteriormente, el hombre se quedó de la mano de una de ellas al tiempo que uno de los agentes de la Guardia Civil allí desplazado se acercó. Entre todos ayudaron al hombre a bajarse de la barandilla por primera vez en horas y todo finalizó con abrazos.

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El tráfico cortado al pie del viaducto. / I. G.

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