Entrevista | Casto Fernández Ovies Biólogo, divulgador de los recursos marinos asturianos

"Es importante generar conocimiento sobre el mar porque aquello que se ignora no se valora"

"Si las cosas se hacen bien y se estudia a fondo el impacto de los parques eólicos marinos, éstos podrían ser compatibles con la pesca"

Casto Fernández Ovies. | Mara Villamuza

Casto Fernández Ovies. | Mara Villamuza / Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El biólogo Casto Fernández Ovies opina que Asturias, pese a disponer de 472 kilómetros de costa y ser heredera de una antiquísima tradición marinera, es una comunidad autónoma –ni mucho menos la única– que "vive de espaldas al mar". O cuando menos, que existe un gran desconocimiento del medio marino. En su faceta de experto –además de biólogo ha participado en proyectos de evaluación de recursos pesqueros y ha impartido formación–, Fernández Ovies impartió ayer una charla en Avilés organizada por la asociación cultural La Serrana con el sugerente título "La Asturias sumergida. Lo que nuestros ojos no ven". Antes de tomar la palabra dialogó con LA NUEVA ESPAÑA.

–¿Qué es lo que no vemos cuando miramos al mar?

–Ahí abajo hay un relieve fascinante con montañas, valles y playas. En la columna de agua existe un mundo en tres dimensiones poblado por miles de organismos, cambiante por las condiciones térmicas, de profundidad y corrientes. Y pese a la poca plataforma litoral existente en Asturias contamos con dos espacios casi únicos en el mundo: el cañón submarino de Avilés y la plataforma marginal del Cachucho. Son áreas que por su especiales características físicas poseen una gran biodiversidad; su valor en términos biológicos es incalculable.

–¿Por qué es importante investigar y dar a conocer –como se hace desde hace unos años en el cañón de Avilés– lo que hay bajo la lámina de agua del Cantábrico?

–Porque lo que no se ve no se valora y la importancia del mar es manifiesta en muchos órdenes: por supuesto en términos ambientales, pero también como activo turístico y de ocio, proveedor de materias primas y recursos pesqueros, vía de comunicación o, algo muy de actualidad, fuente de riqueza energética en un momento de transición hacia las energías renovables.

–Pues ya que lo cita, mójese: ¿es compatible la pesca y el aprovechamiento eólico del mar?

–En principio y, si las cosas se hacen bien, no tendrían porqué ser incompatibles. La reciente reserva que se ha hecho de espacios con potencial aprovechamiento eólico (POEM) no significa que necesariamente se vayan a poner aerogeneradores en las zonas acotadas; lo que debe de hacerse de cara al desarrollo de proyectos eólicos en esas áreas es un estudio a fondo del impacto pesquero y tomar decisiones en consecuencia. Ahora bien, el asunto es complejo porque confluyen muchos intereses y un marcado componente económico.

–Pese a su percepción de que vivimos "de espaldas al mar", rara es la iniciativa turística, didáctica o recreativa de índole marinero que no goza de alta aceptación. ¿Cómo puede aprovecharse ese aparente interés para generar riqueza a la vez que conocimiento del medio?

–Sentimos atracción por el mar del mismo modo que, por curiosidad, nos atraen las cosas desconocidas. Ese tipo de proyectos, en consecuencia, tienen mucho margen de desarrollo. Lo que debería de hacerse es aprovecharlos para, efectivamente, generar conocimiento y, de paso, concienciar a la ciudadanía de la importancia que tiene el mar como fuente de recursos y como tesoro de biodiversidad.

–De un tiempo a esta parte, no deja de ser llamativa la proliferación de avistamientos y capturas de peces impropios de las aguas cantábricas. ¿Qué relación existe entre estos hechos y el cambio climático?

–No solo peces, también la vegetación marina –caso de las colonias de algas laminarias– está afectada por la subida de la temperatura media. El cambio climático es innegable. Ahora bien, miremos el asunto con perspectiva: cambios climáticos los ha habido en la historia de la Tierra de todo tipo y en todo momento, no es una cosa novedosa por más que nuestra visión cortoplacista así nos lo quiera hacer ver. Y los cambios de este tipo –ya digo, consustanciales al planeta desde sus orígenes con una u otra periodicidad– acarrean cambios en la biodiversidad.

–Y entonces, ¿qué procede hacer?

–Hacernos a la idea de que la Tierra está en constante cambio; una veces para bien, según nuestro punto de vista, y otras para mal. Obviamente, sería deseable que nuestras actividades afecten lo menos posible al fenómeno. Por lo demás, adaptarnos.