Los administradores concursales de Alu Ibérica se abren a su venta por trozos

Los responsables de la aluminera de Avilés buscan vender la unidad productiva en su totalidad, pero inician el cálculo de fincas y otros bienes

Edificio central de las instalaciones fabriles de Alu Ibérica. | Mara Villamuza

Edificio central de las instalaciones fabriles de Alu Ibérica. | Mara Villamuza / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Los administradores concursales de la empresa Alu Ibérica AVL –los despachos ovetenses de Miguel Gómez Gordillo y GdP Legal– están abiertos a vender por lotes la compañía que se fue a la quiebra en el tiempo en que su gestión estaba en manos de sus actuales propietarios, los investigados por la Audiencia Nacional Víctor Rubén Domenech y Alexandra Camacho. Esto no significa, sin embargo, que renuncien a su plan principal (aprobado por el juzgado de lo Mercantil que vigila el concurso y la disolución de la compañía). Este plan pasa por la venta "en globo" de la unidad productiva –suelos, fincas, bienes muebles–.

Para abrir la puerta al troceo de la compañía, los actuales gestores de la compañía en proceso de liquidación han puesto en marcha un período "afinación del valor de los activos aislados", es decir, quieren saber cuánto cuesta cada una de las partes de la empresa que durante casi ochenta años produjo aluminio puro en la localidad gozoniega de San Balandrán.

La lista de elementos puestos a la venta incluye edificios, fincas que no comprometan el uso fabril de los terrenos industriales, bienes muebles (silos), máquinas susceptibles de ser achatarradas, el mineral que ocultan las cubas electrolíticas (las máquinas que hacían aluminio puro por medio de un proceso eléctrico).

Y esto es así porque los administradores concursales tienen como obligación principal convertir en dinero la empresa concursada con el fin de liquidar las deudas contraídas en el período en que la compañía estuvo dirigida por sus dueños, los dos, en el punto de mira de la Audiencia Nacional como presuntos autores de los delitos de insolvencia punible, estafa, delitos contra los derechos de los trabajadores y pertenencia a organización criminal.

Estas deudas contraídas, calculan los adminsitradores concursales, se elevan a 40 millones de euros. Ese es el objetivo que pretenden cumplir. Este precio, sin embargo, puede bajar un 15 por ciento a los titulares de la oferta que se comprometa a crear un número mayor de empleos.

Sucede, sin embargo, que han mostrado interés por las instalaciones fabriles de San Balandrán tres empresas: Ignis, Trafigura y la multinacional avilesina Windar Renovables, pero, a día de hoy, ninguna de ellas ha formalizado su propuesta. Cosa que sí que ha sucedido en La Coruña.

La empresa energética Ignis prepara su desembarco en Galicia con un doble proyecto que implica construir fábricas en las antiguas instalaciones de Alu Ibérica en A Grela y el puerto exterior de punta Langosteira. Según explicaron un portavoz de la empresa apoyada por el fondo egipcio EFG Hermes, las dos iniciativas son "absolutamente" compatibles, ya que una abastecerá a la otra.

El objetivo de Ignis es sintetizar hidrógeno utilizando energías limpias y enviarlo "a través de una red subterránea" hasta la planta del puerto exterior, donde se combinará con nitrógeno de la atmósfera para crear amoníaco. Este será "verde", dado que para elaborarlo se utilizará energía de fuentes renovables, y se llevará a las industrias finalistas por vía férrea o marítima.

La oferta de Ignis y Resonac en Galicia se ha presentado, pero aún no ha sido aceptada por el administrador concursal designado en la planta coruñesa que planeó una venta por fases. En la primera, el precio de la planta era igual a la mitad del valor de la unidad productiva (suelo e instalaciones), es decir, los administradores concursales pedían 125 millones de euros. En la segunda fase el precio bajó a 75 millones y en la tercera fue de 45,1 millones. La oferta presentada en menor que esta última cantidad.

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