Así fue el baño de masas del cardenal Ángel Fernández Artime en su reencuentro con Luanco

«Es un hecho muy importante para el pueblo. Estamos muy orgullosos, sólo hay que ver que no entra ni un alma». La luanquina Nati Artime, acompañada de sus hijas Lola y Sabela, resumió en pocas palabras un evento histórico que revolucionó a Luanco y que muchos de sus vecinos recordarán siempre. Ángel Fernández Artime, natural de la localidad pesquera y recientemente nombrado cardenal en Roma por el Papa Francisco, ofició, con motivo del día de Todos los Santos, la que ya es la primera misa cardenalicia del concejo de Gozón, a la que asistieron cerca de dos centenares de personas.

Pese a que el comienzo de la ceremonia estaba fijado a las 12 del mediodía, con el repicar de las campanas de la iglesia de Santa María, con la bandera del Vaticano en su fachada, decenas de feligreses y vecinos de la villa acudieron con tiempo para poder saludar a su paisano, ataviado con la clásica sotana roja característica. «Es muy cercano, en ningún momento se le ha subido el ego», aseguraba Artime, opinión que comparte la mayoría del vecindario del concejo, como Isabel Gómez, quien fue la encargada de tocar el órgano durante el acto. «Es un hombre que conocemos desde pequeñín. Ha sido muy emocionante», explicaba la Gómez, que reconoció haber disfrutado pese haber estado preocupada por cometer algún fallo durante la actuación, algo que estuvo lejos de producirse, ya que tal y como explicó la música, pasó dos meses preparándose para la ocasión.

El cardenal es descrito por quienes le conocen como una persona cercana y humilde, características que recalcó el actual párroco de Luanco, José Antonio Alonso, quien cedió su puesto al cardenal con motivo de la festividad. «Siempre soy muy bien acogido en Luanco y en esta iglesia», expresó Artime, quien no dudó en volver a mostrar su disponibilidad a su compañero Alonso para apoyar «en lo que sea necesario».

Artime, que regresará a Roma para continuar con sus labores, quiso poner sobre aviso a sus feligreses y vecinos de cara al futuro. «Os amenazo con que volveré», aseguró, una «amenaza» que los asistentes recibieron de buena gana. «Esperemos que vuelva, al menos una vez al año. Como siempre, le acogeremos con los brazos abiertos», aseguró María Luisa Artime, que no dudó en destacar que el evento convirtió a Luanco en la Roma de Asturias. «Este hecho supone un antes y un después para Luanco», destacó.

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