Una oleada de robos y asaltos a establecimientos avilesinos, la mayoría bares y restaurantes, tiene en vilo a los hosteleros y comerciantes, que se sienten indefensos ante la osadía y el descaro de los delincuentes, a los que parece darles lo mismo que sus fechorías se cometan en sitios céntricos y a horas en las que hay tránsito peatonal por las calles. Solo en el entorno del parque del Carbayedo se han producido cinco robos en cuestión de días en otros tantos locales y son estos hosteleros afectados los que amplían la gravedad del problema a otros escenarios como la plaza Álvarez Acebal –un establecimiento asaltado tres veces en poco más de quince días–, los barrios de Versalles y El Alfaraz y, como publicó este diario el pasado martes, la plaza la Guitarra, donde el negocio asaltado a mazazos fue una mercería.
La Policía Nacional destacó en la pasada celebración de la fiesta de los Ángeles Custodios que "Avilés es una ciudad privilegiada, de las más seguras del país". Pero de entonces acá los hechos parecen empeñados en llevar la contraria a las fuerzas del orden pues se suceden los ilícitos por robo con fuerza. Un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía manifestó ayer que, ciertamente, las patrullas avilesinas están en alerta por el repunte de robos denunciados y que, en consecuencia, han intensificado las rondas de vigilancia en las áreas elegidas por los maleantes para cometer los robos, varios de los cuales habrían logrado ser esclarecidos y los autores detenidos –algunos in fraganti– y puestos a disposición judicial.
Desde la Policía se remarca, no obstante, que "no hay una especial incidencia" de delitos contra la propiedad y se enmarca lo que está ocurriendo este mes en el carácter cíclico que ocasionalmente tiene la delincuencia, ya sea en Avilés o en otras ciudades. Los hosteleros, que hacen su propia lectura, lo explican de otro modo: al menos seis maleantes bien conocidos en los ambientes más turbios de Avilés y en muchos casos se sospecha que consumidores de drogas han coincidido "sueltos" a la vez y están generando un clima de "preocupante inseguridad". Algún hostelero llega a sugerir la celebración de una reunión de la Junta Local de Seguridad que evalúe la gravedad de los hechos y tome medidas que protejan los intereses del comercio y la hostelería.
Una de las víctimas de robo, dueño de un bar en el Carbayedo, expresó a este diario su contrariedad por la impunidad de los delincuentes. Relató que uno de los presuntos autores del asalto a su local fue detenido, que en sede judicial su abogada hizo ver que es insolvente (no podrá hacer frente a responsabilidades económicas), que el juez le dejó en libertad tras tomarle declaración –la multirreincidencia es habitual en estos sujetos– y que "al día siguiente estaba en mi bar molestando a la clientela y pidiéndome cambio".
