Lynda, la joven camerunesa que juega en el Avilés y quiere ser como Iniesta
"Mi primer mes en España fue duro, apenas me salían las cosas porque aquí se juega más rápido"

Lynda Medoua, en el Suárez Puerta. / Luisma Murias

"El fútbol fue un amor que me nació de manera innata. No sé qué día fue en el que me enamoré de él". Lynda Mendoua es una de las caras nuevas que ha dejado el mercado de fichajes en el Avilés Femenino. Su historia de vida está llena de sorpresas. Nacida en Camerún, defendió la camiseta de la selección de Guinea Ecuatorial. Tras curtirse en el fútbol de su país, cuando parecía que su talento se iba a quedar encerrado en África, recibió la llamada del Getafe. Tenía 28 años. Nunca dudó en dar el salto. "Sabía que podía pelear por estar en una liga europea, me veía capaz", reconoce. Ahora los caminos del fútbol le han llevado a la villa del Adelantado, donde reconoce que está muy a gusto: "Es una ciudad que me encanta". Pero antes de enfundarse la casaca blanquiazul ha tenido que pasar un largo recorrido.
"Empecé en el fútbol porque me gustaba mucho ver a los chicos jugando. Les veía y decía ‘Quiero hacer lo mismo’". Dicho y hecho. Lynda se calzó las botas y desde muy joven se puso a correr detrás de un balón. No era algo extraño en su país natal, Camerún, aunque confiesa que había (y hay) gente que ponía caras raras. "Todo arrancó en una escuela de fútbol en mi país. Allí no había equipos femeninos hasta que te hacías mayor, así que compartí terreno de juego con chicos hasta los dieciséis años", afirma. La diferencia física que había entre ella y sus rivales le sirvió para aprender y hacerse valer. "Es verdad que había veces que eran muy duros conmigo, pero me vino bien. Aprendí a jugar con ellos y buscar mi fuerza. Los choques me acabaron ayudando", sostiene.
Tras criarse compitiendo contra chicos, y haciéndose valer ante ellos, llegó el momento de unirse a su primer equipo femenino. Fue cuando había cumplido los 16 años. "Compaginaba estudiar con estar en el equipo de mi ciudad, que milita en la Primera División", señala Lynda, que pronto empezó a destacar, lo que le valió para recibir la llamada de otros conjuntos con mayor potencial. Eso sí, sin dejar de lado su formación académica. "Mi madre siempre me apoyó, cuando me querían fichar siempre lo hablaba con ella, pero me insistía en que había que estudiar", reconoce. Como ella misma explica, en su país no hay, en esos años, una especialización. "Estudiábamos un poco de todo, no es como aquí que haces solo una rama". Pero llegó un momento donde tuvo que decidir: o fútbol, o estudiar. "No me daban las horas. Yo quería estar centrada en el fútbol, echar horas y horas para ser la mejor jugadora posible. Había días que echaba mañana, tarde y noche entrenando. No me quedaba casi hueco para estudiar", recuerda. La decisión fue seguir peleando por conseguir su gran objetivo.
Otra de las grandes decisiones que tuvo que tomar fue el cambio de nacionalidad. Nacida en Camerún, ha llegado a defender la camiseta de Guinea Ecuatorial, tanto en la selección absoluta como cuando estaba en categorías inferiores. "En Camerún las cosas eran muy difíciles, hay que tener dinero para poder crecer, y yo no lo tenía. No es como aquí, que si demuestras tu valía vas a jugar. En Guinea, por suerte, no pasaba eso", cuenta la jugadora blanquiazul. Lo que no esperaba es que, en ese momento, su carrera estaba a punto de dar el salto que tanto andaba buscando. Uno de los entrenadores del combinado nacional habló de ella al Getafe, equipo que actualmente milita en la Segunda División española. Tenía 28 años. "Mi familia se puso muy muy contenta", confiesa. No lo dudó, quería probar la experiencia.
Eso sí, la adaptación no fue sencilla. "En mi primer mes apenas me salían las cosas, porque aquí se juega mucho más rápido. La diferencia es abismal, tanto a nivel técnico como físico y de cabeza", explica la futbolista. Por eso, tras probarse con el conjunto madrileño, acabó saliendo cedida al PM Friol, equipo donde la rompió, anotando la pasada campaña 21 tantos. En esta ya suma cuatro, siendo la máxima goleadora de las blanquiazules.
"En Guinea jugábamos a veces en sitios donde hacía mucho frío, pero nada comparado con Galicia", bromea la centrocampista, quien reconoce que, aunque ahora viva en Avilés, donde no siente tanto las gélidas temperaturas, "el frío se sigue notando". "Es una ciudad que me gusta mucho, me estoy adaptando bien", apunta la futbolista, que poco a poco va conociendo la que es ya su casa. "Prefiero Avilés que Friol", remata.
Su rutina, por el momento, consiste en entrenar por las tardes, mientras que las mañanas las dedica a "trabajar algo en casa, escuchar música y ver alguna película". "También veo mucho fútbol, sobre todo los partidos del Madrid", añade. Una de sus grandes referencias durante estos años, de la que ha visto infinidad de jugadas, es Marozsan, que lleva el número "10" del Olympique de Lyon. Pero si tiene que quedarse con un jugador, la elección es Iniesta. "Cuando jugaba con chicos me pasaba mucho tiempo actuando de mediapunta, por eso me fijaba mucho en él", sentencia. Ahora confía en ser la jugadora que, como el albaceteño en Sudáfrica, lleve a sus compañeras a lo más alto.
Suscríbete para seguir leyendo
- Nuevo desembarco en ParqueAstur: una marca de una conocida multinacional abrirá un outlet en el centro comercial de Trasona
- El sector servicios de la comarca de Avilés se encuentra ante un serio problema (que ya ha padecido otros años)
- Una unión temporal de empresas opta a una obra millonaria en Avilés
- Vecinos de Corvera piden un nuevo radar en la 'Y': este es el punto en el que aseguran que no se respetan los límites de velocidad
- Denuncian competencia desleal en uno de los clubes de surf activos en Salinas
- Los médicos de Atención Primaria dan una (más que verosímil) explicación a la saturación de las Urgencias del Hospital San Agustín
- Habla Diego Baeza tras pagar las deudas del Real Avilés: 'Esta noticia también acortará los plazos para la ciudad deportiva en Corvera
- Avilés dice adiós a la última 'Sinfonía' tras 26 años marcando tendencia: la despedida a un emblemático comercio de la ciudad