El abuelo de la niña cuya madre se tiró por la ventana en Avilés suma 14 años y medio de cárcel

Catorce años y medio de cárcel. Esta es la condena que suma un avilesino por intentar matar en dos ocasiones al padre de su nieta. La Audiencia Provincial de Asturias ha dictado una segunda sentencia por la que suma siete años, seis meses y un día de prisión a la anterior, de siete años de cárcel. El acusado está en prisión desde abril de 2023, donde ingresó después de que su hija se tirase por la ventana desde un quinto piso con la pequeña en brazos, en la avenida de Los Telares, en Avilés. Este segundo fallo judicial aprecia la agravante de disfraz que alegaba la acusación particular, ejercida por la abogada Sofía Duart Álvarez de Cienfuegos, por colocarse el agresor una mascarilla sanitaria para cometer el delito, cuando su uso no era obligatorio y con la intención de no ser reconocido.

Los hechos por los que ahora es condenado el abuelo de la menor se produjeron en febrero de 2023, cuando la víctima salió de su domicilio para ir a trabajar. Solo unas horas antes había recibido una gran noticia: se había archivado la denuncia que había presentado la madre de su hija contra él acusándole de abusar sexualmente de la pequeña. Eso significaba que por fin podría volver a ver a la niña.

El enfrentamiento entre los progenitores de la menor se había desatado al solicitar el padre la custodia compartida. La madre inició entonces una cruzada en los juzgados contra su expareja, y el abuelo de la menor, según consta en la sentencia, empezó a acosar a la víctima "constantemente con empujones y amenazas de muerte" e incluso llegó decirle que "tenía terceras personas para hacerlo" (matarle).

El tribunal considera probado el relato de la víctima. El día de los hechos, antes de ir a trabajar, llaron al micro de su domicilio, pero nadie contestó. Como el abuelo de su hija le acosaba y amenazaba constantemente, salió a la calle con el teléfono móvil para grabar lo que ocurría en el entorno de casa. Al llegar a la esquina, miró hacia atrás y vio a su agresor a menos de un metro de distancia, con una mascarilla negra ocultándole el rostro y un cuchillo de acero inoxidable de unos 13 centímetros en la mano, con el que le rajó, en canal, la bolsa que llevaba y que utilizó para cubrirse el pecho. Inicialmente, al ir cubierto, la víctima pensó que era un sicario, hasta que su agresor le dijo "que le iba a matar y que no se le ocurriera ir a recogerla", en referencia a la niña, siempre según la sentencia.

El acusado, por su parte, declaró en el juicio que había ido a tomar un café a la zona en la que residía el padre de su nieta y que llevaba un cuchillo extensible de goma, "un juguete muy logrado de disfraz de Viernes 13", con cuchilla plateada muy flexible, e inofensivo. Y que llevaba una mascarilla porque había tenido "algo" de covid y que es muy "tiquismiquis". Que se encontró con el padre de la niña y que sacó el cuchillo cuando estaba a seis o siete metros de distancia, pero sin ademán de usarlo, solo para asustarlo, y que se fue tranquilamente.

Había, sin embargo, un testigo presencial que le llamó la atención y lo persiguió en su huida, y que corroboró el testimonio de la víctima.

Los dos juicios con sentencias condenatorias no serán los únicos a los que se enfrentará el abuelo de la pequeña. Queda pendiente uno más por amenazas y acoso al padre de la niña, en el que Fiscalía solicita otros tres años de prisión.

El muñeco diabólico

Además, se está tramitando otro procedimiento penal contra él y contra su esposa, la abuela materna de la niña, por un presunto delito de maltrato psicológico a la pequeña.

Y es que la abuela tiene una orden de alejamiento de su nieta por supuesto maltrato psicológico antes de que su hija se arrojara por la ventana con la pequeña. Los magistrados de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial consideran probado que le ponía a la niña películas del muñeco diabólico "Chucky" para que acudiera aterrorizada al punto de encuentro familiar para ver a su padre. Según la sentencia, fue la niña la que se lo contó a los técnicos del centro, además de los calificativos que utilizaban para hablar de su padre y el "odio" que le tenía.

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