Así es vivir en una cafetería de Avilés reconvertida en vivienda: "Estamos encantados"

"Te permite contar con una superficie grande y diseñarla a tu gusto", coincide la familia López González, que vive en un bajo que fue un bar

Así es vivir en una cafetería de Avilés reconvertida en vivienda: "Estamos encantados"

VIDEO: Amor Domínguez/ FOTOS: Mara Villamuza

Avilés

"Mis padres cerraron la cafetería por jubilación. El local quedó ahí parado, se interesó gente, pero no se llegó a alquilar nunca. Al final nos decidimos a hacer aquí una vivienda y, la verdad, estamos encantados". El de David López Vega es el caso paradigmático de la reconversión de bajos comerciales en vivienda, una posibilidad puesta sobre la mesa a través de este periódico por profesionales del sector inmobiliario, como respuesta a dos problemáticas que padece Avilés: la gran cantidad de locales vacíos, fruto del alto precio de los alquileres y de la crisis que vive el comercio de proximidad; y la escasez de vivienda y su alto precio. "Es una tendencia que desde hace cuatro años va a más", destacan expertos en el asunto.

A la vivienda en la que López Vega vive junto a su mujer, Alba González, y la pequeña Daniela, de casi dos años, se accede por uno de los pasajes laterales de la calle Sabino Álvarez Gendín. Lo que era una de las entradas a la célebre cafetería El Valle, uno de los clásicos de la zona, es hoy una puerta en tonos grisáceos con un elegante fresado y mirilla, por la que se accede a una coqueta vivienda de cuatro habitaciones y tres baños repartidos en dos plantas, en la que aún se respira el olor a nuevo. "Llevamos ocho o nueve meses viviendo aquí y no pensaba que fuésemos a estar tan contentos", enfatiza López Vega.

Eso sí, tanto él como su pareja aseguran que el camino hasta conseguir que las amplias cristaleras de la cafetería se convirtiesen en las ventanas del que hoy es su hogar fue largo. "La tramitación se hizo eterna. La normativa es muy estricta para estos casos y tardaron mucho en concedernos el permiso. No porque tuviésemos que hacer grandes modificaciones, sino porque los tiempos de la administración fueron muy largos. Entre una cosa y otra tardamos más de un año", relata la pareja, que encuentra numerosos "pros" a su decisión. "Al menos en nuestro caso, nos ha permitido disponer de una superficie para la vivienda que hoy en día sería muy difícil de encontrar e hicimos la distribución totalmente a nuestro gusto", destaca López Vega, que también reconoce sentir cierta nostalgia cuando entra en el antiguo bar familiar: "Cuando cruzo la puerta todavía hay veces que pienso que voy a enfocar la barra. Es normal, yo me crie aquí".

Por todo ello, tienen claro que animan a todo el mundo a dar el mismo paso que ellos. "Mejor que tener un bajo parado es darle vida en forma de vivienda. Es algo que, por lógica, debería proliferar. Se lo recomendamos a todo el mundo ", coincide la familia.

Y prolifera. Así lo reconoce el arquitecto Diego Castellano. "Hace cuatro años nadie nos pedía una vivienda en un bajo. Ahora mucha gente lo está estudiando y lo está haciendo", afirma el experto, que ya ha firmado varios proyectos de este tipo por diversos barrios de Avilés: La Magdalena, Valgranda... "Gente que tiene un local cerrado, bien por jubilación o por lo que sea, y que acaba convirtiéndolo en vivienda para que no se quede parado", explica de esta casuística en auge, "que está permitida en la mayor parte de Avilés".

Cartel de promoción de trasteros en la avenida San Agustín. | MARA VILLAMUZA

Cartel de promoción de trasteros en la avenida San Agustín. | MARA VILLAMUZA

Eso sí, Castellano señala que la normativa avilesina para ejecutar estas conversiones es especialmente rígida en lo relativo a la salida de humos. "En otros municipios se permite la instalación de campanas con filtros, que dan la posibilidad de sacar una rejilla al exterior, pero en Avilés te obligan a que sea por una salida de humos desde el local a la cubierta del edificio. Y si no la tiene, necesitas un permiso de la comunidad de vecinos que debe aprobarse por unanimidad. Si un vecino vota en contra, te lo tumba", explica el arquitecto, quien también percibe un incremento en los proyectos para convertir bajos comerciales en trasteros.

Ese es el caso de Autoalmacenaje.com, empresa que dispone de un negocio de alquiler de trasteros en la Cámara, ya cerca de su cruce con Pruneda. "Este tipo de negocio lo empezamos en los primeros 2000, y por aquel entones utilizábamos naves en polígonos industriales. Con el paso de los años, ante el aumento de la demanda por particulares y el incremento de locales vacíos en las ciudades, nos hemos ido acercando al centro", explica Héctor Murias González, administrador de la empresa, que además de a la crisis que vive el pequeño comercio, achaca también la cantidad de bajos vacíos a los precios. "Muchos propietarios piensan que tienen algo único, cuando hoy ya no es así", apunta el empresario, que ya planea la apertura de un nuevo negocio en la comarca: en la calle Miguel Hernández de Las Vegas, en Corvera.

El mismo camino está explorando la constructora Montes Carrio. La empresa, que a finales de los años 80 y principios de los 90 del pasado siglo levantó los bloques de pisos del tramo más alto de la avenida San Agustín, tiene en su poder algunos bajos comerciales en la empinada avenida. Para tratar de aprovechar el que se encuentra en el número 18, han hecho un proyecto para construir varios trasteros, que se vendería a un precio de 1.500 euros el metro cuadrado. "Se trata de un local que esta vacío, en bruto, y la idea es desarrollar el proyecto de trasteros si percibimos que suscita interés", explican desde la compañía.

Miguel Fernández Mendiguchía, frente a sus máquinas de vending en El Quirinal. | MARA VILLAMUZA

Miguel Fernández Mendiguchía, frente a sus máquinas de vending en El Quirinal. | MARA VILLAMUZA

Los negocios "semiautomáticos", en auge

Además del uso como vivienda o trasteros, en los últimos tiempos también han proliferado en Avilés la explotación de bajos comerciales por negocios «semiautómaticos»: máquinas de vending, lavadoras automáticas... «Se trata de una fórmula que, aunque conlleva trabajo, porque hay que estar pendiente, acudir todos los días a reponer y demás, pero no te obliga a estar ocho horas, como si fuese un quiosco de venta al público, y además te permite prestar un servicio las 24 horas del día», explica Miguel Fernández Mendiguchía, un joven emprendedor de 23 años que hace «dos años y medio» montó con el apoyo de su padre unas máquinas de vending en la calle Fernando Morán, casi en la esquina con la avenida San Agustín. 

Este estudiante de ingeniería con inquietud por los negocios, que quiso lanzarse al mercado del vending tras ser «cliente habitual de este tipo de máquinas», explota el bajo comercial del número 2 de Fernando Morán en régimen de alquiler. «Ahora mismo en Avilés hay un local vacío cada diez metros. Para elegir, busqué un sitio que no tuviese negocios parecidos cerca y que tuviese tránsito. Había para escoger», afirma de una casuística que, estima, «hará que los precios de los locales acabe bajando». «Eso les saldrá más rentable que tenerlos cerrados», augura.

En los últimos años también han proliferado los locales de lavandería. «Pero ya no es lo que era. Hay demasiados para el volumen de público que tiene Avilés, próximamente empezarán a cerrar», augura el propietario de uno de estos establecimientos ubicados en Palacio Valdés.

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