Manuel Villa-Cellino, presidente del consejo rector de la Nebrija: "Consultamos a la Universidad de Oviedo y se consideró idónea nuestra llegada a Asturias"
Presidente del consejo rector de la Universidad Nebrija, celebra desarrollar «en casa» el proyecto de grado que la Nebrija estrenará en Avilés. «Iremos poco a poco», dice ante la posibilidad de extender la oferta, y agradece la receptividad «de toda la sociedad asturiana»

Manuel Villa-Cellino, ante el palacio de Camposagrado, el pasado jueves. | MARA VILLAMUZA
Manuel Villa-Cellino es presidente del consejo rector de la Universidad Antonio de Nebrija. Desde agosto de 1995 hasta agosto de 2005 fue rector de esta institución. Accedió a ese puesto tras una amplia trayectoria en el seno de las entidades Nebrija. Primero fue profesor titular de Organización de Empresas y director del departamento de Economía y Administración de Empresas; después, ocupó la vicepresidencia de Ordenación Académica en la institución, antes de ser nombrado rector. Vive en Madrid desde hace más de cuatro décadas, pero veranea en Asturias y dedica a la región una parte de su tiempo libre, desde su casa de Lozana (Piloña).
¿Por qué optaron para su estreno en Asturias por la figura de institutos Nebrija y no como Universidad?
Por la legislación. Si quisiéramos crear una universidad como el proyecto de la Europea, tendríamos que empezar con 10 titulaciones y los doctorados y nos parece que eso es mucho más falso. Consideramos más sólido lo que estamos haciendo, como centro adscrito, donde puedes ir poniendo la titulación o las titulaciones que hacen falta de una manera concreta y hacerlo muy bien. Nos parece más seguro este camino.
¿Qué supone la presencia de la Nebrija en Avilés y, al mismo tiempo, en Asturias?
Para una organización como Nebrija, que lo que quiere es aportar lo más posible a la sociedad en la que vive, es una oportunidad de aportar nuestras capacidades a Avilés en particular y a Asturias en general. Y hacerlo en casa es una de las satisfacciones más grandes que podía tener.
¿Avilés fue siempre para la primera opción?
Sí. Nosotros conocíamos suficientemente bien Asturias y, además, tuvimos la prudencia de hablar con el anterior equipo rectoral de la Universidad de Oviedo [también liderado por Ignacio Villaverde] y preguntarles cómo veían nuestra llegada a Asturias.
¿Y qué les dijeron?
Que lo veían bien, que Avilés podía ser un lugar idóneo porque ellos siempre habían querido desarrollarse más en Avilés y nunca habían podido, con lo cual recibimos muy bien esa sugerencia y cuando hablamos con el Ayuntamiento vimos igualmente esa misma receptividad. Fueron una serie de casualidades que hicieron que todo se orientara a lo que creo que ha resultado un éxito y que estamos sintiendo tanto en Avilés como en toda la sociedad asturiana.
¿Que esté la privada en Asturias es un acicate para la pública?
Nosotros siempre decimos que, a mayor competencia, mayor colaboración. Somos una universidad muy acostumbrada a colaborar con la universidad pública y, además, creemos que la emulación de las mejores prácticas de la competencia es lo que mejora las sociedades y las instituciones, con lo cual para nosotros competir es, como los campeonatos deportivos: si no existieran, no estaríamos ni mejorando continuamente, ni trabajando con tanta ilusión. Entonces la competencia, cuando tienes ilusión por lo que haces, es un gran aliciente para mejorar tú mismo y competir cada vez mejor.
El ruido de los últimos días, tras la fiesta de Santo Tomás de Aquino en la Universidad de Oviedo, ha abierto la guerra entre universidades públicas o privadas en Asturias.
Para nada, creo que es un tema más bien de ajustes y cuando llega una nueva institución a un lugar hay que rearmar un poco el funcionamiento interno y es lógico que la primera impresión sea que te han sacado de tu zona de confort y tienes que hacer un esfuerzo en otro sentido. Todos los que tenemos cierta edad entendemos que el hecho de que nos saquen de nuestro núcleo de confort es bueno para todos y como confío mucho en la capacidad profesional y en el desempeño de los que nos dedicamos a estos menesteres, creo que esos son ajustes normales. Se solucionará muy rápidamente y las dos partes veremos que lo mejor es, precisamente, desarrollarse con esa deportividad que nos ayuda a intentar hacerlo lo mejor posible a cada uno de nosotros.
¿Se confundieron los mensajes acerca de lo que representaba la llegada de dos universidades privadas a Asturias: la Nebrija y la Europea?
Yo no sé si va a haber dos privadas o no, porque nosotros mismos no sabíamos que iba a estar aquí la Europea cuando decidimos apostar por Asturias. Entonces, diría lo mismo, si el proyecto de la Europea llega a salir adelante, desearemos que lo hagan lo mejor posible y que nos estimulen a mejorar también a nosotros, pero el suyo es un planteamiento muy distinto. En Nebrija diría que somos más bien de paso lento y seguro, vamos muy poco a poco y queremos hacer las cosas muy bien, por eso vamos a empezar en Avilés con esto y cuando llegue el crecimiento, no es ni sano ni saludable decirlo ahora, veremos cómo es la implantación y la acogida. Estaremos atentos a la calidad de lo que hacemos, para ver con qué tamaño y con qué espacios y recursos contamos para afrontar ese posible crecimiento siempre lo mejor posible.
Cuando estén a pleno desarrollo contarán con 400 estudiantes en la futura sede del palacio de Camposagrado, ¿les preocupa cómo pueda dar cabida la ciudad de Avilés a todos esos jóvenes?
Sí, de hecho estamos hablando ya con la Alcaldesa de la posibilidad de hacer residencias universitarias o qué otros modelos de alojamiento hay, a través de cualquier iniciativa que sea buena para la ciudad. En el tamaño que comenzamos [con 45 alumnos] es bueno, pero estamos dispuestos en cada momento a revisar lo que estamos haciendo. Creo que, además, hoy día, en un mundo tan competitivo, lo relevante es que tu proyecto tenga el tamaño adecuado para el lugar dónde estés. Y si la experiencia nos dice que si hubiera que cambiar el tamaño, lo cambiaríamos. La ventaja de ir dando pasos pequeños y sólidos es que en cada momento puedes reajustar tu proyecto.
¿Qué les parece esa sede de Camposagrado?
Es un edificio maravilloso y cuando el grado esté plenamente desarrollado los 400 estudiantes entrarían todos con el tamaño y la distribución que tiene ahora.
¿Qué oportunidades ven en este territorio en las relaciones con el tejido industrial?
Muy altas. Tengo pendiente una visita a la Cámara de Comercio y reunirnos con empresas y sindicatos, con el tejido social, para cualquier necesidad educativa que pudiera haber, que la podamos cubrir con la misma ilusión que vamos a empezar con estos estudios de Enfermería. Ese tejido industrial de Avilés es un gran atractivo para que desarrolle mejor la ciudad y para que se desarrollen mucho mejor los temas de educación.
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