El análisis de Covadonga Jiménez | Tres llamadas, la propuesta y el portazo final: la semana que estalló una crisis en diferido

La salida del gobierno de los dos concejales de Podemos es la parte estética de una rectificación tardía a los errores cometidos en el seno del bipartito avilesino

Una imagen del Pleno con los ediles de Podemos que han sido vaciados de sus funciones: Sara Retuerto, en primera fila,  junto a Agustín Medina (IU)  y, detrás, mirando al fotógrafo, David García, junto a  Ana Solís (IU). | M. V.

Una imagen del Pleno con los ediles de Podemos que han sido vaciados de sus funciones: Sara Retuerto, en primera fila, junto a Agustín Medina (IU) y, detrás, mirando al fotógrafo, David García, junto a Ana Solís (IU). | M. V.

Covadonga Jiménez

Covadonga Jiménez

El acuerdo de gobierno de Avilés que saltó por los aires esta misma semana ha sido, por acudir al símil literario, la crónica de una muerte anunciada. Y es así porque en la reunión celebrada hace siete meses para evaluar la salud del pacto suscrito en junio de 2023 no hubo llamadas de atención ni autocrítica más allá de celebrar el éxito que suponía haber aprobado en su primer año de ‘matrimonio’ (el formado por PSOE y Cambia Avilés, la coalición electoral de Podemos e IU, ahora al borde de la disolución) el presupuesto más alto de la historia de Avilés. Se hablaba a principios del verano pasado de "fortaleza" y "sintonía" en el acuerdo suscrito un año antes.

El que se presentó como "ejemplo de gobierno progresista", ha acabado por romperse, no en las costuras más débiles , sino en las peor enhebradas. Los de Podemos celebraban en junio de 2023 ser modelo de resistencia al "envite de la derecha" y haber convertido Avilés en "aldea gala", al ser la principal ciudad asturiana gobernada desde la izquierda pese al avance, entonces, de las fuerzas de la derecha, las mismas que ahora tienen mayoría en el Pleno avilesino tras la expulsión de los morados del gobierno local. Sin embargo, quienes a lo largo de estos meses han tensado la cuerda, al menos públicamente, han sido los de IU para tratar de lograr cuestiones como la gestión de los servicios municipales a través de la empresa de Servicios Auxiliares. Pero esa ‘discrepancia ideológica’ quedó zanjada en los presupuestos de 2025.

Los ceses completados esta semana en las funciones que venían desempeñando dentro del gobierno local los dos concejales de Podemos dentro de la coalición Cambia Avilés son la parte estética de una rectificación tardía a los muchos errores políticos acumulados en la gestión de esta crisis. Un tiro de cámara más corto para acercar el origen de este abrupto desenlace lleva a una semana antes, cuando la Alcaldesa Mariví Monteserín declaraba abiertamente en una entrevista en este diario que "con el ecuador del acuerdo de gobierno ya próximo es buen momento para hablar de cambios". Primer aviso. Aunque hubo una llamada anterior que no había trascendido a la ciudadanía todavía. La concejala Sara Retuerto había sido advertida 24 horas antes de la conversación de la regidora con LA NUEVA ESPAÑA de la inminente reestructuración de las funciones del gobierno ante el clamor de la calle acerca de cómo estaba llevando a cabo la gestión de su área.

Cuando la propuesta de retirar las competencias de Retuerto en Festejos y licencias urbanística se hizo firme –tercera llamada–, y se presentó con el aval de IU, lo que recibieron desde el gobierno fue el portazo de Podemos, que fue respondido con el cese fulminante, por decreto de Alcaldía, de los ediles, si bien en un principio no se había planteado ningún cambio en las competencias de David García.

La convocatoria a sucesivos encuentros a lo largo de este semana entre unas y otras fuerzas, sin que fructificase la oferta a Podemos, hizo que la crisis se agudizara a medida que avanzaban los días. Las reuniones de media tarde acababan en solo encuentros socialistas entre la plaza de Álvarez Acebal y El Parche, y aunque el miércoles todo estaba ya acordado en el anuncio de los ceses a los de Podemos, sí se echó en falta una mayor presencia socialista en la comparecencia de su portavoz para dar a conocer la remodelación del gobierno local.

Agendas de trabajo y otros compromisos adquiridos previamente tenían a algunos incluso fuera de Asturias. Aún así no les tembló el pulso para poner orden después de las tres llamadas y el portazo definitivo. Los de IU decidirán en asamblea este lunes en qué lugar queda su acuerdo con Podemos, mientras desde las filas de la oposición, en situación de mayoría ahora con los dos ediles de Podemos, ya han pedido un Pleno extraordinario para que se expliquen los cambios y aclarar asimismo la situación de la Corporación local, con dos ediles liberados ahora expulsados del gobierno que salió de las elecciones municipales de mayo de 2023.

Los dos años que quedan por delante hasta la próxima cita con las urnas se esperan más agitados de lo que hubieran imaginado los socios del bipartito avilesino. Las tintas se han cargado sobre "los problemas de gestión" en el área de Festejos, pero ya desde antes de la escenificación, en julio de 2024, de la "fortaleza" del acuerdo de gobierno, las costuras del pacto ya lucían desenhebradas. Clamor popular, pero asentimiento general en el gobierno sobre una gestión con desajustes palpables.

Una lectura de la obra de Platón viene muy al caso estos días para introducirse en el arte de la filosofía y comprender mejor lo que ha de ser el servicio político. Se preguntaba Platón si consiste en agradar al pueblo o educarlo en la virtud, y si el ser político era vivir la democracia o caer en demagogia. Las dudas de Platón vuelven a poner sobre la mesa el deber del político, que no es otro que luchar para que sus ciudadanos sean más virtuosos. En Platón, el ejemplo de virtud, la condición del ser político, era la persona moderada y justa, que controlaba sus pasiones y guardaba un orden interior.

En Avilés, estos días todos han querido apelar a la virtud del deber cumplido. Y ese sentido del deber incumplido es el que se ha llevado por delante a dos concejales. Unos hablan de "purga", otros de "remodelación" del gobierno. Habrá que ver, cuando las aguas bajen mansas, si afianza el fin último de la política que planteaba Platón y que ha de ser el bienestar de la ciudadanía y la sana convivencia entre las personas. La adopción con valentía de decisiones políticas ha de ayudar a fortalecer las expectativas que han surgido de esta etapa. Sería favorable, incluso, aprovechar el momento para realizar autocrítica, y en plazos razonables. O, de los contrario, imponer el tiempo del borrón y cuenta nueva acabará por traer al presente los errores de un pasado reciente.

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