Benjamín Menéndez, escultor: "En ‘Avilés’ han visto desde una cresta punki a unos pinchos de oricios"

La pieza señera de este artista avilesino (1963) se llama «Avilés» y la colocaron en medio del paseo de la ría en 2005, o sea, hace veinte años. Hace unos días le devolvieron la iluminación con la que había nacido: «Fue una pieza acertada desde el principio, gustó mucho», recuerda su creador

Benjamín Menéndez, en primer término; al fondo, su escultura «Avilés.  | MARA VILLAMUZA

Benjamín Menéndez, en primer término; al fondo, su escultura «Avilés. | MARA VILLAMUZA

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

El artista de Llaranes Benjamín Menéndez (Avilés, 1963) lo primero ha hecho ha sido aceptar la propuesta de LA NUEVA ESPAÑA: posar delante de escultura más señera –"Avilés", cumple veinte años y reinaugura iluminación– y, después, mantener una conversación con el redactor a paso ligero por la orilla de la ría. La catedrática británica Mary Beard y premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales habla de los romanos en el Niemeyer y no se lo quiere perder. Ni tampoco el periodista.

Vamos al principio, hace 20 años.

Pues sí, estamos celebrando los 20 años de la escultura y eso me animó a dar un empuje a la pieza que aterrizó tan bien en Avilés, así que reforzamos la iluminación que ya tenía de suelo y eliminamos unas farolas que siempre quedaban en el encuadre de las fotos.

¿Qué pasaba hace 20 años? ¿Cómo le llega el encargo?

Bueno, esto fue mucha suerte para mi trayectoria, porque el Puerto busca un escultor avilesino y me eligen a mí para que haga una propuesta artística para el nuevo paseo de la ría, y cuando hago la maqueta surge una escultura monumental porque pide esta escala que está viendo.

¿Ese no era el encargo?

No, era una escultura pequeña de paseo, pero sale esta propuesta y yo apuesto por ella, y al Puerto le gusta y entonces se lleva a cabo con las industrias de Avilés.

Se ve una grúa antigua.

Hombre, yo creo que está muy presente en la estética del discurso escultórico, pero no solo la grúa, también las cañas de pescar, las púas de oricio; tiene connotaciones y guiños a elementos concretos que todos conocemos y que están en la retina dentro de que no deja de ser una escultura geométrica abstracta.

¿La gente qué le dice?

La gente ve muchas cosas: ve desde una cresta punki hasta, ya digo, unos pinchos de oricios... es como el icono de los punkis, me contaron una vez.

Me llama mucho la atención esto de los pinchos de los oricios.

Sí, es que hay mucha inspiración en ellos también, porque de niño nos sorprenden, sobre todo, el movimiento que hacen cuando se inclinan. Bueno, el oricio está muy presente en nuestra cultura, las grúas, los mástiles de las banderas, las chimeneas...

Y esto lo crea en una época en que el acero corten empezaba a ser utilizado.

Para nosotros los escultores sí estaba presente, pero, es verdad, luego viene "La Grapa", algún edificio por ahí en el parque del Pepa, incluso en el laboratorio antiguo de Ensidesa. Allí fue donde yo veo los primeros aceros corten.

¿Y qué es?

Una aleación con cobre.

Decía lo del laboratorio de Ensidesa

Sí, yo donde primero veo el acero corten, y me llama muchísimo la atención, es en la recuperación de las pequeñas naves con una chimenea que hay enfrente de la gasolinera donde estaba el laboratorio en Ensidesa, a la entrada de Avilés.

¿Y qué le seduce?

Me seduce totalmente y lo que más me sorprende de la belleza del acero oxidado que se deteriora es que no se deteriore, que se oxide la primera capa y se pare ahí. Por el cobre que lleva la aleación.

¿Y se trabajaba bien?

Se trabaja bien.

¿Desde su punto de vista como artista?

Sí, lo que pasa es que no tienes una oferta industrial amplia: nada más que de chapas. No hay perfilería, no hay otro tipo de productos que encuentras en otros metales de que hay que hacerlo todo a partir de una chapa de distinto grosor. Es la oferta que tiene el acero corten.

¿Y dónde realizó el trabajo?

Bueno, se hace el proyecto de ingeniería, que precisa esta escala de escultura pública, y se estudia dónde producir la pieza en todas sus fases y se hace, menos los casquetes de las puntas que se hacen en Bilbao, el resto se hace todo en Avilés. En el Pepa: corte, biselado, curvatura y soldadura. Y luego la colocación.

¿Y todo esto le llevó cuánto tiempo?

Todo esto se llevó muy poco tiempo. Fue un poco maratoniano desde el encargo hasta su colocación: un año y poco. Junto con la exposición conmemorativa que se hizo en el CMAE, contando en catálogo y en exposición todo el proceso constructivo de la pieza.

Jaime Luis Martín y Ramón Rodríguez escribieron sobre "Avilés".

Y también sobre mi trayectoria como artista: los dos en el catálogo que publica el Puerto de Avilés. Aquella exposición fue una de las últimas de la Obra social y cultural de Cajastur y en ella se recoge todo el proceso constructivo: bocetos y todo lo que sale en catálogo en el CMAE.

¿Y qué le parece que se haya convertido en una seña de identidad de Avilés?

Manuel Ponga es un poco el promotor de esta idea, de esta conquista para el paseo de nuestra ría de Avilés tan querida. Hay mucho que agradecerle porque el paseo y la escultura viene un poco de su mano: como se retira de la vida pública, yo creo que es un poco su despedida .

¿Y el hecho de ser el símbolo de la ciudad?

Pues eso lo da la población, el tiempo. Yo creo que fue una pieza acertada desde el principio, que gustó mucho. Es difícil que entre tan bien algo nuevo a las personas que lo miran. Es un regalo para mí, como es lógico, claro.

Su vinculación con la industria es absoluta.

Claro, yo soy un hijo de Llaranes con un abuelo que vino aquí a hacer los primeros movimientos con las primeras máquinas de España que vinieron de Francia a hacer los movimientos de Ensidesa y yo tengo un vínculo familiar y vital muy importante con el patrimonio industrial y esta escultura es un regalo también para sentar esa industria vinculada a la mar y a la pesca y al puerto, que es un poco la petición portuaria, y a la siderúrgica por el acero y por el proceso constructivo que tiene.

¿Esperaba que veinte años después seguir hablando de una escultura como esta?

No, la verdad que no esperas nada de lo que ella trajo. Fue un regalo, como le digo, y sí me marcó en mi trayectoria un antes y un después y luego también que esté situada donde nací y donde me crié, pues es un regalo doble porque no lo esperas.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents