Memoria democrática
Adiós a la última huella franquista de la casa sindical de Avilés
Dos sindicalistas retiran una placa con el escudo franquista en cumplimiento de la ley de memoria democrática , en homenaje a los represaliados y como repulsa al intento de golpe de Estado de 1981

Sindicalistas de UGT, Comisiones Obreras y USO, ayer.
I. García
La última huella franquista que quedaba en la casa sindical de Avilés fue retirada ayer, 24 de febrero, 44 años después de que el Congreso de los Diputados fuera liberado tras el intento de golpe de Estado de Tejero, Milans del Bosch y compañía. Una deteriorada placa de aluminio lucía aún en la puerta de entrada al edificio sindical con el águila imperial franquista y su «Una, grande y libre» y un texto, «Presidencia del Gobierno. Administración institucional de servicios socioprofesionales», que está relacionado con los antiguos inquilinos del emblemático edificio de la plaza del Vaticano, el sindicato vertical franquista, que se instaló en el edificio en 1973.
Dos mujeres se subieron a una escalera para retirar la placa. Evelia Muñiz, de Comisiones Obreras, y Mercedes García, de UGT. Una vez retirada la pieza alumínica, ambas la arrojaron al suelo como un símbolo de repulsa hacia el régimen que cohartó libertades, reprimió a los trabajadores y sindicalistas, a las mujeres, y trajo consigo la tortura y muerte de miles de represaliados, muchos de ellos cuyos restos siguen las cunetas, comentaron ayer a la puerta de la casa sindical miembros de Comisiones Obreras, UGT y USO.
El acto, detallaron Mercedes García, secretaria de Organización de UGT Avilés, y Alejandro Ferrer Viña, responsable de Memoria Democrática de CC OO, está relacionado con el cumplimiento de la ley de memoria democrática «y supone además un reconocimiento a los sindicalistas y represaliados por el franquismo».
«El hecho de haber sido dos mujeres las que retiramos la placa fue para denunciar la doble represión que sufrieron las mujeres con el franquismo», detalló Mercedes García, que tildó de «placer» el hecho de arrojar la placa al suelo, sobre las escaleras de acceso a la casa sindical.
El acto contó además con la presencia de Jaime Capellán Garcia, responsable de la Unión Comarcal de USO, y de un grupo de sindicalistas entre los que también estaba el secretario comarcal de Comisiones Obreras, José Manuel Rodríguez Baltar. Además, se sumó al acto de retirada de la placa franquista la concejala de Memoria Democrática de Avilés, Ana Solís, de IU, que aplaudió la acción de los tres sindicatos mayoritarios. «Esa placa no podía estar ahí en cumplimiento de la ley», manifestó Ferrer Viña, sobre la pieza que estaba situada en la parte superior de la puerta de entrada. El responsable de Memoria Democrática de CC OO de Avilés se refirió además a los centros de tortura de la represión franquista como la Quinta Pedregal y a las miles de personas que aún permanecen enterrados en las cunetas. «Fue un acto en reconocimiento de la lucha por las libertades», remarcó Rodríguez Baltar, cuarenta y años después de haber cerrado uno de los capítulos más negros de la transición española como fue el intento de golpe de estado por parte del teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, y otros militares que asaltaron el Congreso.
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