Memorias | Rogelio Alonso Exalcalde de Castrillón
"El socialismo llegó a mí siendo cura y fue lo que me hizo querer dejarlo; o era cura obrero o nada"
"En mayo del 68 trabajaba como camillero nocturno en un hospital de París; viví aquella revolución con una ilusión impresionante"
"Un nacionalismo estúpido hizo desaparecer la Real Compañía de Minas"

Rogelio Alonso
Pocos podían pensar, cuando Rogelio Alonso (Páramo del Sil, León, 1944) era un niño que correteaba por las calles de su pueblo, que se iba a convertir en uno de los hombres clave del socialismo en España y, sobre todo, en Asturias y Castrillón. Su vida apuntaba a algo totalmente diferente. Iba para cura, pero estudiando teología se dio cuenta de que su verdadera vocación era la política. Emigró a París en tiempos de Franco, regresó a España para hacer la mili y fue detenido por sus ideas políticas. Tras la muerte del dictador se desplazó al Principado, donde se convirtió en el primer alcalde de la democracia en Castrillón y, en su segundo mandato, logró la primera mayoría absoluta en el concejo. Tras ocho años decidió dejarlo, porque "nadie tiene que durar siempre en el cargo".
La infancia. "Por parte de mi madre eran 11 hermanos, y de mi padre, 8. Éramos multitud. De aquella pensaba que mi familia era rica, porque mis abuelos tenían mucho cereal, aunque con ojos de hoy… Mi abuelo paterno, una persona muy dinámica, tenía un molino en el Sil muy rentable y exportaba truchas a Cuba. Murió de cáncer y fue la ruina, por lo que la familia se tuvo que meter en la mina. Se me grabó que me decían que tenía dos opciones: estudiar o ir a la mina, que era terrorífica. Tengo dos hermanas: Susana y Marisa, que no pude ir a su boda porque estaba encarcelado".

Rogelio Alonso y su mujer, Marisa, en París / .
Su periplo en un colegio de curas. "El instituto más cercano estaba en Ponferrada y recorrer esos 40 kilómetros era una odisea. No había más alternativa que ir interno a un colegio de curas de Villafranca del Bierzo. Costaba 50 pesetas diarias. Estaba obsesionado con eso porque en casa había problemas económicos. Pedí a los curas que me buscasen trabajo en vacaciones. Fui muy buen estudiante y nada travieso".
La teología. "Pasar de un pueblo a un colegio en un edificio precioso te acaba fascinando. Te quieren, te miman, te cuidan, te enseñan… Todo era ideal. Hasta que entré en una crisis religiosa cuando fui a la mina donde trabajaba mi padre, de ayudante de picador. Me di cuenta que mi supuesta vocación era algo generado por unas circunstancias económicas. Todos decían que ojalá sus hijas, en vez de casarse con un borracho, se hiciesen monja... Se infundía la idea de que la religión iba a dar una vida mejor. Eso, sumado a que iba conociendo lo que ocurría en el mundo a nivel ideológico, hizo que todo cambiase. Hice un trabajo sobre Mariano José de Larra en el que ponía a los carlistas a caer de un burro y veneraba a los anarquistas. El socialismo llegó a mí siendo cura y me hizo querer dejarlo".

Rogelio Alonso en su etapa como alcalde / .
París en 1968 y los recuerdos de mayo. "Había ido un año antes para tratar de conocer a sacerdotes obreros. O era sacerdote obrero o nada. Esos curas eran más perseguidos por el Obispado que por la Policía y lo dejé. Entré en contacto con jóvenes socialistas y, cuando acabé Teología, fui a París definitivamente. Llegué en abril y en mayo estalló la revolución. No podía hacer huelga porque era camillero nocturno en un hospital. Leí los 14 tomos que había publicado el Partido Comunista Francés sobre las obras de Lenin. Viví esa revolución con una ilusión impresionante. Me impresionó ver en las manifestaciones estudiantes y también obreros. Estaba afiliado a la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, una escisión de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos, un sindicato católico, pero socialista. Esa gente había mamado la historia del movimiento obrero y vi con ellos que había que negociar para hacer avances, porque no se podían hacer las cosas a la fuerza".
Participación en manifestaciones. "Estuve en muchas. Había unas juventudes socialistas muy potentes y crearon un nuevo partido, el PSU. Los domingos salíamos a los mercados con una pancarta y pintábamos cosas sobre la actualidad. Me llevaron por toda Francia para formarme sobre los trabajos en el campo. En la Bretaña quedé impresionado con agricultores que manejaban 60 hectáreas de terreno, con maquinaria, y maldecían de la propiedad privada de la tierra".

Rogelio Alonso junto a Manuel Ponga, exalcalde de Avilés / .
Vuelta a España, a Madrid. "Volví para hacer el servicio militar. Cuando regresé estuve en los equipos clandestinos socialistas, un privilegio, porque el que estaba ahí es que era idealista a muerte. En la primavera de 1970 había un grupo de Jóvenes Socialistas en casi todas las facultades. Sentíamos que, con muy poco esfuerzo, habíamos puesto en marcha, pendiente abajo, una pequeña bola que iba atrapando mayores cantidades de nieve y adquiriendo tal velocidad que nadie podría pararla. Entre las primeras incorporaciones hubo tres futuros concejales con Tierno Galván (el de Cultura, Enrique Moral Sandoval; el de Interior, Emilio García Orcajo, y la presidenta del Distrito de Arganzuela, María Francisca Martínez Garrido, ‘Paquita’, cuya gestión recordarán todos los grupos políticos dedicándole el auditorio del barrio".
Su detención. "Iba a las manifestaciones para captar a más gente. Una vez que quedamos en la Facultad de Derecho para ir de manifestación, la Policía sabía nuestros planes, me encañonaron con una pistola y me metieron al Cine Barceló. Pasé 7 días detenido. Los interrogatorios eran durísimos. Me metieron en un zulo que, si estiraba los codos, pegaba con las dos paredes. No sabía dónde estaba, solo escuchaba el tráfico por encima. No voy a comentar todo lo que hicieron, porque no fue nada comparado con lo que sufrieron otros compañeros. Tenías que estar en forma físicamente para soportar el dolor y mentalmente para todo lo que pasase y no parecer inseguro. Trataba de no contestar a nada, diciendo cosas sin fondo ninguno, negaba todo, repetía que había ido a comprar un libro y no me sacaban de ahí. Cuando me preguntaban por París, criticaba a los franceses. Memoricé todo y, al salir, mandé a París un escrito de denuncia".
La salida de la cárcel y la detención de Felipe González. "Al salir de la Cárcel varios universitarios, con Paquita al frente, llegaban a Carabanchel con una recaudación para ayudarme que pasamos a los presos políticos que quedaban dentro. El día anterior habían detenido en la calle Gonzalo de Córdoba a Felipe González, a Nicolás Redondo y a varios socialistas madrileños. Uno de ellos era Ambrosio Gutiérrez. Poco más tarde me enteré de que entre los papeles requisados por la Brigada Político Social en casas de este venerable amigo estaba la candidatura para la dirección del PSOE en Madrid, una de cuyas listas, transcrita por orden alfabético, encabezaba yo. Al volver a la Facultad no tenía razón alguna para no hacer pública mi afiliación al PSOE y me convertí en interlocutor accesible para muchos universitarios de izquierdas".
Sus estudios de Derecho y la muerte de Franco. "Entré en la carrera con 25 años. Para la lucha política había que estar formado. Vivíamos en un piso cuatro estudiantes con poco dinero y bebíamos vino para comer. El día que murió Franco compramos champán. La gente nos miraba escandalizada. Fue una gran esperanza porque sabíamos que habría un gran cambio. Para atraer a más gente hacíamos pequeños números de una revista: "Prensa Libre Socialista". Iba a una biblioteca con ella y comentaba: ‘mira qué cosa más rara me han dado en la calle’. Según su reacción veía si eran socialistas o no. Si podía sincerarme, los captaba. Otro sistema fue dar clases nocturnas para adultos en los barrios obreros. Fue algo formidable, porque la gente se sentía realizada.
Primera reunión legal del Partido Socialista. "Me acuerdo de una en el Pozo del Tío Raimundo, dirigidos por Alfonso Guerra. De aquella, la Iglesia nos ayudaba mucho. En la imprenta conocí a socialistas como Luis Solana, Gregorio Peces Barba, Nicolás Redondo, Ramón Rubial o el padre de Patxi López. Cuando se legalizó el partido mi trabajo en la imprenta clandestina perdió sentido. Guerra intentó que quedase en Madrid, pero yo estaba cansado y quería otra vida. Vine a Asturias para estar con mi mujer y casarme".
Su esposa. "Marisa y yo somos del mismo pueblo, aunque de distintos barrios. Nos llevamos cuatro años. Yo tenía trato con un hermano suyo, de mi edad. Nos conocimos de adultos en Madrid y vinimos a Asturias porque ella entró a trabajar en el colegio Santo Ángel de Avilés".
Sus viajes por Europa. "En Suecia y Noruega conocí a Enrique García Escudero y a Manuel Chaves. Representé al Partido Socialista en Israel y ya intuí lo que iba a pasar en la zona porque justificaban el expansionismo de Israel comparándolo con lo que había hecho Estados Unidos con los indios. Recaudé fondos a lo largo de Inglaterra. Hice Ponferrada-Valle del Ruhr en autostop. Me fijaba en las matrículas para intuir adónde iban. Vestía traje, camisa blanca y maletín y pensaban que era médico. Les convencía para ir a donde quería llegar".
Su llegada a Asturias. "Tenía contactos con los socialistas de Asturias cuando estaba en el equipo de Propaganda. El primero fue cuando Juan Luis Rodríguez-Vigil compró una imprenta y le enseñé cómo funcionaba. Llegué a Asturias con 35 años para trabajar en el Occidente y preparar las candidaturas de las elecciones del 3 de abril. Me escogieron para venir a Castrillón porque tenían referencias de mi trabajo. Conseguí 6 concejales de 17. El Partido Comunista logró 3, llegamos a un acuerdo y me convertí en alcalde, una experiencia formidable. Tenía conocimientos jurídicos –había comprado un tratado del derecho municipal– sabía una serie de cosas, había estudiado urbanismo, pero me faltaba la práctica. Mi primera idea fue que cada pueblo escogiese a su alcalde de barrio. Me daba igual de qué partido fuese: si los vecinos confiaban en él, yo también".
"No soy partidario de las mayorías absolutas, a mí me gustaba estar en el gobierno con alguien, para poder tener más opiniones"
Su primera etapa como alcalde. "Desde el primer momento asumo la Alcaldía con dedicación exclusiva y cobro al mes 6.000 pesetas. Luego mejora la cosa y me ponen un sueldo de 75.000 pesetas. En aquel momento la situación en los pueblos de Castrillón era terrible. Salinas estaba bastante bien urbanizado, Piedras Blancas muy poquito, pero en Raíces Nuevo no había un metro urbanizado. Tuvimos que hacer un trabajo descomunal gracias al mejor urbanista que tuvo Asturias, el arquitecto municipal Enrique de Balbín. Llegó en el 77 de Madrid y aquí marcó la diferencia. En Raíces no había ni escuela y, rápidamente, sacamos terreno gratuito para crear los colegios que aún funcionan. Era algo que me quemaba, nada más llegar nos pusimos con ellos. El crecimiento urbanístico era nuestra gran preocupación. Para Salinas conseguí un crédito de 16 millones de pesetas para comprar los terrenos en los que ahora está el colegio. La pena fue que después de ocho años este arquitecto se fue; hubiese hecho lo imposible para que se quedara. Otro problema que teníamos que, cuando llegamos, había proyectada una autovía de cuatro carriles por esta zona. Aprovechando una reunión con el director general de carreteras y con Manuel Ponga [entonces alcalde de Avilés] le expusimos el proyecto de la variante alternativas, para no meter la autovía por Salinas y Raíces. Ese momento fue cuando se diseñó la actual ronda".
Su vida después de la alcaldía. "Estuve ocho años como alcalde. Ya estaba cansado y, seguramente, ellos también de mí. No fue un trauma dejarlo, porque conseguí hacer lo que tenía pensado. No quería eternizarme en un cargo público. Preparé las oposiciones a secretario, que fue de lo que me jubilé. Mi primer destino fue Teruel. Antonio Trevín, que me quería llevar a la Mancomunidad del Oriente, y elegí el municipio más lejano posible. Cuando llegué casi se asustaban de ver gente nueva. Les dije que no quería estar ahí, que iba a tomar posesión y pedir la excedencia. El alcalde de allí intentó sobornarme, ofrecerme un sueldo elevado para que me quedase, porque acababan de vender un monte por 30 millones de pesetas y tenían el dinero caliente. Al final acabé cayendo y me incorporé en Llanes para trabajar con Trevín".
Los siguientes años. "En Llanes estuve tres años y luego fui secretario de la comunidad de los Valles del Trubia, donde dirigí la expropiación de los terrenos para habilitar la senda verde. Ahí estuve un par de años. Mi problema es que, como no tenía puntuación por residencia, cuando llegaba alguien nuevo me quitaba el puesto con facilidad. Por eso decidí buscar un ayuntamiento pequeño en León, Prioro, para estar ahí dos años y luego volver a Asturias. Esa era la intención, finalmente me quedé allí casi veinte años, hasta mi jubilación en 2014. Mi familia estaba en Castrillón y los fines de semana iban a verme. Es una zona preciosa".
Sus hijas. "Tengo dos hijas. Una nació justo cuando estaba en una reunión en Bayas. Acabé la reunión a la una de la tarde y cuando llegué al San Agustín ya había nacido. Se llama María. La segunda es Ana, nació en el 82. Estudiaron en La Coruña y las dos son arquitectas. Una de ellas tuvo inquietud política, pero su ocupación profesional es tan intensa que no pudieron sacar tiempo. La mayor sacó unos estudios brillantes y, cuando acabó la carrera, fichó por el estudio de Joaquín Torres. Mi otra hija salió de la carrera en plena crisis de la construcción. Montó un estudio de arquitectura en León y, después, se fue a La Coruña. Ahora trabaja de manera telemática para una empresa madrileña".
La industria en la comarca de Avilés. "Tuve la desgracia de ver como desaparecía, por un nacionalismo estúpido, la Real Compañía de Minas. Quisieron modernizarse, para sacar electrolitos, pero el régimen franquista no se lo permitió, porque el capital era mayoritariamente extranjero. Fue un calvario, porque sentías que no podías hacer nada. También me toco la crisis de AZSA, que se creó para aprovechar los solares de la Real Compañía. Ahora tengo mucha esperanza, tenemos empresas punteras en la comarca avilesina no solo en la producción de materiales, también de productos acabados. Creo que puede haber un repunte".
Sus estudios sobre la historia de Castrillón. "Todo empezó cuando me jubilé. Quería escribir sobre la historia del urbanismo que desarrollamos en mi época. Poco a poco empecé a tirar del hilo, buceando en los archivos municipales, y encontré el nacimiento de las escuelas de primeras letras. A partir de ahí vi que había gente publicando que Illas y Castrillón habían nacido por segregación de Avilés en 1835. Me puse a investigar y descubrí que, del año 1835 para atrás, había 180 alcaldes en esos dos ayuntamientos. Me gusta reivindicar la historia milenaria de Castrillón y espero que, dentro de poco, pueda publicar un nuevo libro sobre el tema. Va a ser un libro duro, no es de cuentos, pero la gente se va a quedar impresionada".
A los vecinos les decía: "Me importa un comino que piséis un charco, pero no puedo soportar que un niño no tenga plaza escolar"
El futuro de Castrillón. "Sé que están haciendo cosas formidables a nivel de urbanismo. Hay una posibilidad, a través del plan parcial de desarrollo, que no sé si saldrá adelante, pero dejaría mi gestión urbanística a la altura del betún. Me alegraría mucho que saliese a flote. Yo me centré en crear escuelas para los vecinos. Les decía: ‘me importa un comino que piséis un charco, pero no puedo soportar que los niños no tengan plaza escolar’. Si hubiese hecho falta hubiese convertido el despacho del alcalde en un aula".
Análisis de la izquierda actual."Yo viví en Madrid el debate de la ley electoral, en la ya se le daba mucho poder a los partidos nacionalistas. Sacaban la cuarta parte de votos que Izquierda Unida, por ejemplo, y lograban más escaños. Lo que se trataba era de sumar al carro de la gobernabilidad a los nacionalistas. Ahora estamos en un momento en que ya no son una opción, son una necesidad, y si quieres sacar el país adelante tienes que negociar con mucha gente. A lo mejor te gustaría que las cosas fuesen diferentes, pero ¿qué alternativa hay? Si se repiten las elecciones no hay perspectiva de cambio. Hay que hacer un esfuerzo por dialogar entre todas las fuerzas. Algunas te gustarán más que otras, pero muchas decisiones luego son reversibles".
Los cambios en el PSOE. "No ha cambiado tanto desde mis inicios, yo me siento igual de identificado. Cuando te haces con el gobierno tienes más fuerza, pero eso puede ser peligroso. Nadie te puede rebatir o hacer rectificar y, a lo mejor, tu idea puede ser incorrecta. Pero no tienes más puntos de vista. Yo no soy partidario de las mayorías absolutas, a mí me gustaba estar en el gobierno con alguien, para poder tener más opiniones".
Suscríbete para seguir leyendo
- Operación antidroga en Castrillón: un detenido por menudeo en Piedras Blancas y otro por intentar volar con 300 gramos de hachís
- Llanto sin consuelo entre los cofrades de Avilés: la lluvia suspende la procesión de la Soledad, que dejó a la Virgen bajo la carpa de la Merced tras un fuerte aguacero
- Los 'sanjuaninos' resisten al aguacero en Avilés
- Muere José Manuel 'Troski', histórico militante del MCA de Avilés
- Encuentro por la paz y sin la lluvia: Jesús de Galiana, la Dolorosa y los sanjuaninos sacan a la calle a miles de avilesinos
- La solución del PP de Castrillón al lío del parking del Aeropuerto 'asombra' a IU y PSOE
- Arranca la 'folixa' de El Bollo en Avilés, con los 'hermanos' de EE UU como invitados
- De Mbappe a Lamine Yamal: las confiterías avilesinas rebosan de dulces ideas para la Pascua