Carmen Negrín, que hoy recibe la Distinción Republicana de 2025: "El presidente ucraniano está pidiendo ayuda como Negrín"

Carmen Negrín, ayer, en la calle Principado, en Oviedo.  | JER

Carmen Negrín, ayer, en la calle Principado, en Oviedo. | JER

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Oviedo

Carmen Negrín (Hopewell, Nueva Jersey, Estados Unidos, 1947) es una de las nietas del presidente Juan Negrín, que lo fue del Consejo de Ministros de España entre 1937 y 1939. Se formó en México, en La Sorbona de París, en Berkeley, en Estados Unidos. Trabajó como funcionaria de la Unesco. Está en Asturias porque recibe esta mañana en el palacio de Valdecarzana (12.30 horas) la Distinción Republicana de 2025, el principal reconocimiento de este año del Ateneo Republicano de Asturias. Habla con LA NUEVA ESPAÑA, sin embargo, en Oviedo, justo después de haber sido recibida por el presidente de la Junta General del Principado, el socialista Juan Cofiño.

Ha dicho que hubo un tiempo en que su abuelo estuvo absolutamente olvidado, pero que ahora emerge su memoria.

No es que estuviera solamente olvidado, es que lo transformaron, digamos.

¿Por lo del oro de Moscú?

Porque lo consideraron el malo de la película. Era el que se llevó el oro a Moscú, el que hizo durar la guerra, era, en fin, el burgués que quería quedarse en el poder... Todas esas cosas que no tenían nada que ver con su personalidad.

¿Y eso ha cambiado?

Espero que lo entiendan como el personaje histórico que era. Es cierto que a veces es complicado, quiero decir que hoy en día es difícil imaginar a un político que pudiendo ser, como le pasó a él, médico, profesor, investigador, eligiera quedarse en la política. Es difícil también entender –aunque hay todavía gente así, afortunadamente–, que alguien se entregue enteramente por su país. Y eso es difícil, ¿no? Es decir, la gente siempre busca un porqué y cuáles son los intereses que podía tener. Sin embargo, Negrín realmente era alguien que hubiera dado su vida por la República, por el concepto de la democracia, por la gente del país. Y lo hizo hasta el final.

Vamos al principio: Negrín es un catedrático de Fisiología que se cría en el laboratorio de Ramón y Cajal.

Bueno, criarse criarse, se cría en Alemania. Y además en una época donde ya se veía nacer el fascismo. Tuvo la suerte de ver lo que podía ser una democracia, la libertad de pensamiento. Llega a Alemania con 14 años y se va en 1916: en medio de la Primera Guerra Mundial. Cuando termina sus estudios se queda haciendo el doctorado de Economía que no terminó. Y le piden los profesores que tienen que ir a hacer la guerra, que él los reemplace. Y él los reemplaza hasta 1916, que ya entonces está casado y tiene un bebé, que es mi tío mayor. Y entonces regresa a España. Con la idea justamente de conseguir una beca para seguir estudiando en Estados Unidos.

Ahí fue lo de Ramón y Cajal.

Le abrieron un laboratorio para él, que creo que fue el primero de Fisiología en España.

Con Negrín, con Ramón y Cajal, España estuvo en la vanguardia de la ciencia, pero pronto ese camino se rompió.

Es como ahora con lo de Trump: la ciencia es mala, ¿no? Pues es igual. Es decir, pararon; no sólo pararon: mataron a cantidad de profesores, a cantidad de científicos en particular. Y claro, España tuvo 40 años de retraso a raíz de eso.

Insisto: Ramón y Cajal fue maestro de su abuelo y él lo fue de Severo Ochoa y de Grande Covián. ¿España pudo haber sido otra cosa?

Sí, es que yo creo que la libertad de expresión ayuda a desarrollar justamente a los países. Es cierto que coinciden la I República y la II República con grandes nombres: escritores, científicos, historiadores… en fin, hay toda una escuela que se van fomentando los unos a los otros, y además en esa época todavía había espíritu humanista, es decir, que no era el científico que va y estudia la mano derecha de... no sé qué.

Fue Ministro de Hacienda antes que presidente del Consejo de Ministros y lo fue cuando la República ya estaba casi vencida: no era la mejor oportunidad de presidir un Gobierno. ¿Aceptó un marrón demasiado fuerte?

Es que él no escogió presidirlo. A él lo llamaron y se puso al servicio del país. Y muchas veces le ofreció su dimisión a Azaña. Veía la dificultad también de los problemas de salud que había, etcétera.

Hemos hablado al principio de que alargó la guerra con vistas a juntarla con la Segunda Guerra Mundial. ¿Está de acuerdo?

Desde luego. Se dieron prisa en terminarla. A mí me recuerda mucho a la situación de Ucrania ahora. Es decir, el presidente ucraniano está pidiendo ayuda como Negrín pedía en tiempos de la República. Está suplicando que lo ayuden, pero nadie se moja o no se mojan del todo. Zelenski está convencido de que el problema no se va a acabar con Ucrania.

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