El Rolls que fue de Grace Kelly cambia Asturias por La Mancha (veintiséis años después)

El último propietario lo había comprado en París en 1999: "Fue un capricho, pero hace tiempo que no lo movía: era mejor venderlo"

El Rolls Royce de Grace Kelly que compró Cruz Sánchez.

El Rolls Royce de Grace Kelly que compró Cruz Sánchez. / R. S.

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

Hubo una vez un Rolls Royce –Silver Shadow, modelo 1968–que fue la carroza de una princesa tan triste que se llamaba Gracia. Fue una carroza exagerada para su época: elevalunas eléctricos, aire acondicionado, salpicadero de madera, mesitas abatibles "y hasta mechero" para los que viajaban atrás.

El que destaca lo del encendedor es Cruz Sánchez, que fue el que se quedó con el coche de la princesa de Mónaco en 1999 y el que se lo trajo a Molleda, en Corvera. Y ahora también es el que lo ha vendido a un coleccionista de esos "que saben bien lo que compran", dice. Y también dice: "lo vendí bien", pero no detalla nada de cuánto de "bien" es ese "bien" de su frase. "Lo compré en 1999. Fue un capricho, pero hace tiempo que no lo movía: era mejor venderlo", aclara el coleccionista corverano. Aquel vehículo histórico, aquella carroza de cuento, ha empezado a circular por Ciudad Real.

Junto a estas líneas, el Rolls Royce de Grace Kelly que compró Cruz Sánchez en la bocana del puerto de Avilés, delante del faro.  | R. S.

El Rolls Royce de Grace Kelly que compró Cruz Sánchez en la bocana del puerto de Avilés, delante del faro. / R. S.

Gracia, aquella princesa de un país como un suspiro que fue dueña de la carroza sesentera, se llamó Grace Kelly y fue estrella sideral: en "Mogambo", en "Solo ante el peligro" o "La ventana indiscreta". Y fue dueña, cuenta la leyenda, porque su marido, el príncipe Grimaldi, le compró el coche que necesitaba para olvidar la última pérdida familiar: el cuarto hijo que tenía que haber sucedido a Alberto, Carolina y a Estefanía, los príncipes mediterráneos.

Cruz Sánchez, el molledano que ha conducido el coche de la princesa durante el último cuarto de siglo, vivió en París cuarenta y tantos años. Cuenta que cuando lo compró pagó 162 mil francos franceses (unos 25.000 euros actuales) "Me casé a los 21 años. Mi mujer tenía familia en París. Habían ido allí a trabajar. Dijimos de hacer el viaje de novios a Francia, encontré trabajo y nos quedamos", resumió Sánchez. "Nos quedamos hasta 2019", añadió. Cuarenta y cuatro años, concretamente.

Sánchez fue un coleccionista de caprichos, pero un trabajador a ful. Cuenta que "siendo portero" en tres edificios de la calle Nicolo del Trocadéro parisién –entre la torre Eiffel y el Arco de Triunfo– fue cuando se hizo con el coche de la princesa, el de la leyenda de la tristeza. Sánchez recuerda que el señor Louvier vivía bajo su cuidado. "Me dijo que se quería deshacer del coche".

Sánchez compró el coche, lo embarcó en un tren hasta Biarritz. Y allí el molledano lo cogió y le hizo una panzada de kilómetros: del País Vasco francés hasta su casa asturiana. Y así el Rolls de la estrella de Hollywood se quedó en la comarca. Lo hizo hace 26 años. "A Ciudad Real va en remolque". Por no perder la gracia.

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