La sidra, una cura contra el mal tiempo en el Ferrera
"Estamos en Asturias, lo raro es que aquí haga bueno", ironizan los jóvenes que, ataviados con toallas, llenaron el gran pulmón verde avilesino

EN IMÁGENES: Así fue la jornada de la Comida en la Calle / Mara Villamuza

"Estamos en Asturias, ¿en qué fiesta no se pasa algo de frío y orbaya un poco? Lo raro es que aquí haga bueno", ironiza Carlos Sánchez, uno de los muchos jóvenes que ayer abandonaron las calles de Avilés para disfrutar de la Comida en la Calle en el gran pulmón verde de la ciudad. Tras superar la amenaza de la lluvia, que hizo que alguno se pensase acudir a tierras avilesinas, finalmente el gran remedio para un día gris fue echar mano de la botella de sidra, para alegrar la jornada. "En estas fiestas es lo que mejor entrar, hay que presumir de asturianía", coincidían desde uno de los puntos más animados de la fiesta.

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"Nosotros confiábamos. El domingo ya teníamos todo preparado, las botellas de sidra y las empanadas, porque sabíamos que el tiempo iba a respetar. La Comida en la Calle es sagrada", señaló Dafne Sánchez, una de las primeras en llegar al Ferrera. Junto a ella, sus amigas Carla Pérez, Marina López, Lola Largo, Amaia Moreno y Candela Guardiola, que ya se animaban a escanciar los primeros culetes a última hora de la mañana. "Asturias es así, no nos pilla por sorpresa a nadie. Coges una sudadera y a disfrutar de un día como este, que es una de las mejores fiestas de Asturias", comentaban las avilesinas, ataviadas con el correspondiente pañuelo azul.

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Unos metros más allá se encontraba Carlos Granda, con su camiseta del Sporting, sirviendo un par de culetes a sus amigos. "Hay que empezar a animarse, que luego el día es muy largo", apunta el corverano. Sus compañeros, mientras, se afanan en colocar el mantel e ir repartiendo la comida por el espacio. La joya de la corona era la tortilla de la madre de Miguel Ángel Rodríguez, "la mejor de toda la Comida en la Calle", anunciaban. Hubo otros que, precavidos, optaron por refugiarse en el quiosco del Ferrera. "Esperemos que el tiempo respete, pero aquí nunca se sabe. Somos optimistas, pero antes de que nos roben el sitio, mejor lo cogemos nosotros", comentaba entre risas Sara Martínez, avilesina, que "por mucho que llovía hoy no me quedaría en casa ni loca". "La Comida en la Calle es uno de los días más grandes del año, ya puede caer la mundial que hay que celebrar", añade, algo que confirma su grupo de amistades. "Para los que somos de aquí este no es un día cualquiera. Nos diferencia del resto de la región, y eso hay que celebrarlo", aseveró Ainhoa Fernández.

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En el Ferrera no había avilesinos. Eran foráneos. Muchos, llamados por la campaña de marketing realizada por los vecinos de la ciudad en las diferentes facultades de Asturias, decidieron probar en primera persona lo que significa la Comida en la Calle. "En nuestra clase hay un grupo de chavales que son de aquí. El domingo teníamos dudas de si venir o no, pero al ver que finalmente no llovía, decidimos lanzarnos. Las cosas hay que vivirlas, no sirve solo escucharlas", subrayó Ariel Martínez, ovetense, que celebraba su primera gran experiencia festiva en Avilés. "Nos está convenciendo. Como siga así de bien nos vamos a hacer unos fijos", concluyó diciendo.

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