Víctor Álvarez, profesor de la Universidad de Oviedo: "Tarde o temprano tendremos a la realidad aumentada en nuestro día a día"

El docente, que ha participado en varios proyectos de desarrollo de esta tecnología, destacó uno que el próximo año se podrá emplear en el HUCA para formar a estudiantes de medicina para que "pueden conocer la situación desde dentro"

Víctor Álvarez, durante la charla sobre realidad virtual y aumentada.

Víctor Álvarez, durante la charla sobre realidad virtual y aumentada. / Mara Villamuza

Avilés

Víctor Álvarez García, profesor del departamento de Informática de la Universidad de Oviedo, impartió este martes una charla en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés centrado en el uso de la realidad virtual y aumentada. Álvarez charló con LA NUEVA ESPAÑA antes del evento y detalló algunos campos de aplicación de esta tecnología en el futuro y el desarrollo de proyectos de la institución académica asturiana en este sector.

¿En qué punto se encuentra el desarrollo de la realidad virtual y de la aumentada?

La realidad virtual siempre fue peculiar porque tiene muchos altibajos. Ha experimentado periodos de mayor popularidad en la sociedad, en medios e inversión de empresas, pero también de bajones de parecer que desaparecía, pero siempre resurge. Ahora mismo se están mejorando mucho los dispositivos y se están abaratando para que la gente pueda acceder a ello.

¿En qué sectores ha trabajado?

Yo me he centrado mucho en la medicina. A nivel de investigación me surgieron varios proyectos en neurofisiología y cirugía. He trabajado desde temas de diagnóstico médico, como simulaciones de realidad virtual que ayuden a analizar as señales del cerebro y su comportamiento ante ciertos escenarios, pero también para formación para médicos mediante simulaciones que permitan ver el proceso completo de un paciente que debe realizar una cirugía.

¿Qué campos de aplicación puede llegar a abarcar?

Muchísimos. Prácticamente cualquier sector en el que se trabaje puede tener posibilidades de que la realidad virtual y aumentada puedan contribuir. Tiene muchas aplicaciones también en el ámbito militar y aerospacial. Uno de los fuertes de la realidad virtual es la experiencia que proporciona, ya que es inmersiva. El usuario se ve en primera persona dentro de una escena viviendo una experiencia y eso da la posibilidad de ir a lugares a los que no podría ir. Yo nunca podré viajar a la Estación Espacial Internacional, pero con la realidad virtual sí que podría vivir una experiencia similar. Eso mismo podría aplicarse, por ejemplo, al campo cultural con los museos. Prácticamente cualquier campo podría tener posibilidades de aplicar esta tecnología.

¿Cómo podemos diferenciar la realidad virtual de la aumentada?

La primera es totalmente inmersiva. Mientras se tiene esa experiencia no se puede ver ni escuchar nada alrededor. Recientemente se ha trabajado para que la experiencia sea también táctil y permita tener sensaciones físicas de lo que sucede y así aislar del entorno. Por su parte, la realidad aumentada busca lo contrario. En este caso, el usuario está totalmente presente en un espacio físico pero, a su ver, tiene estímulos digitales. Una aplicación clásica de la realidad aumentada es la geolocalización con la que, al llegar a un determinado sitio, podamos disponer de la información lugar.

¿Qué proyectos se están desarrollando en la Universidad de Oviedo?

En los últimos años, un estudiante que actualmente está haciendo un doctorado, sigue trabajando en el campo de la neurofisiología, concretamente en el campo de la fotosensibilidad, para personas sensibles a cambios de color y que puede sufrir ataques epilépticos. En este caso, el objetivo es ayudar en el diagnóstico para crear escenarios que pueden provocar estos efectos y, bajo el control de los profesionales, analizar las ondas cerebrales y conocer qué ocurre en él. Otro proyecto más reciente se realiza en el HUCA y está enfocado a dar formación a profesionales y estudiantes y que puedan acercarse al proceso de tratamiento de un paciente y así ver sus primeros síntomas, el paso por consulta, los resultados y el final del proceso. Desde el punto de vista formativo, los estudiantes pueden así conocer la situación desde dentro y, por otro lado, los pacientes ganan en confianza y empatía hacia los profesionales médicos puesto que lo que tienen por delante ya no será un misterio.

¿Qué valoración han recibido por parte de los centros médicos?

Tuvimos un ‘feedback’ muy positivo. Inicialmente era una prueba y no sabíamos hasta que punto la realidad virtual se podría equiparar a los dispositivos médicos actuales. Cuando comenzamos no sabíamos realmente si, a través de las simulaciones, podríamos llegar a las estimulaciones cerebrales, pero los resultados fueron muy positivos tras aplicarse con pacientes ya diagnosticados. En el caso del proyecto del HUCA, hace poco se lo presentamos al Rector de la Universidad de Oviedo y aún se están haciendo las primeras pruebas. Según nos comentaron, el año que viene podría formar parte de la formación de médicos y tendrán prácticas con ello.

¿En qué punto se encuentra el conocimiento sobre esta tecnología?

Se puede avanzar muchísimo. Empresas muy grandes realizaron una apuesta importante hace poco. Facebook cambió su nombre a Meta para alinearse con el "metaverso" y Apple sacó un dispositivo que pese a no tener mucho éxito fue una gran apuesta de realidad aumentada. Las personas que lo prueban tienen una experiencia que no se esperaban. A nivel doméstico tiene mucho potencial la realidad aumentada, ya que no bloquea la experiencia física que se tiene. Si queremos cocinar, unas ganas podrían indicarnos los ingredientes necesarios y los pasos a realizar. Puede ser una ayuda muy grande para el día a día. La idea de Apple fue correcta y tarde o temprano tendremos dispositivos. No se trata de revolucionar ni reemplazar, sino de utilizar la tecnología de manera inteligente para que nos ayude en nuestras actividades.

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