Casona vuelve a la memoria avilesina en el día del Exilio: "Es un reconocimiento emocionante y gratificante"

La Ministra de Igualdad recuerda a las mujeres que escaparon de la muerte y la represión: "No fueron únicamente acompañantes del drama colectivo, fueron protagonistas en primera línea"

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

Alejandro Casona en realidad se llamaba Rodríguez. Escribió, por ejemplo, «Prohibido suicidarse en primavera» o «La dama del Alba». Había nacido en 1903 en la aldea canguesa de Besullo y, unos años después, él y su familia radicaron en Miranda de Avilés donde su madre, Faustina Álvarez, ejerció como maestra. «Mi tío guardaba de aquellas escuelas un recuerdo estupendo porque reconocía que ahí había aprendido a leer», señaló Rodríguez al término del Día del Exilio que ayer acogió el Centro Niemeyer. En este homenaje oficial en el que participaron la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que sustituyó a su compañero Ángel Víctor Torres, ausente por estar convaleciente «de su cáncer», señaló Adrián Barbón, que cerró el tributo oficial a las víctimas de la dictadura antes de que la Escuela de Baile Mar de Violetas acompañase sobre el escenario dispuesto en la cúpula del Niemeyer a la cantante Marta Elola, que interpretó el clásico de Chicho Sánchez Ferlosio «Gallo negro, gallo rojo».

Luis Rodríguez se encargó de recoger un documento que el Estado expidió para «reparar» los años perdidos de una veintena de víctimas que vivieron como niños los primeros tiros y los primeros muertos.

Luis Rodríguez recoge el reconocimiento a su tío

Luis Rodríguez recoge el reconocimiento a su tío en presencia de Barbón y la ministra Ana Redondo / Luisma Murias

Casona salió de España como intelectual destacado republicano (había dirigido, por ejemplo, las Misiones Pedagógicas que le llevó por media España en los años en que la Guerra estaba más lejos del horizonte). «Después de casi 90 años de ese, digamos, conflicto, por llamarlo de alguna manera, que reconozcan ahora Casona pues es emocionante y gratificante», aseguró Luis Rodríguez que llegó a conocer al autor de «La sirena varada». «Yo era un rapacete de 9 años de edad cuando Casona pasó por Barcelona y ahí se trasladó toda la familia y yo con ellos. Ahí fue donde lo vi por primera vez», cuenta el sobrino del dramaturgo, uno de los principales de la literatura española del siglo XX. «En aquel momento, cuando lo conocí, yo tenía una visión de él que venía sólo de lo que me contaban en casa: un hombre extraordinario, que se salía de lo normal. Y cuando llegué a Barcelona pues me encontré con una persona que era completamente normal, que además físicamente se parecía mucho a mi padre y que además, igual que él, se tapaba la incipiente calvicie como una boina y se vestía como una gabardina clara, igualito que mi padre», bromea

Homenaje del Gobierno

El coro "El León del Oro" marcó las líneas por donde ayer se desarrolló el homenaje que el Gobierno de España rindió a una veintena de personas –o a sus herederos– que tuvieron que escapar para salvar la vida cuando por las armas cambiaron la democracia por la dictadura. El presidente del Principado, que cerró el acto que acogió la cúpula del Niemeyer, resumió: "ni la democracia, ni las libertades son conquistas irreversibles. No están garantizadas. Hay que defenderlas todos los días".

Y marcó las líneas de la celebración porque el coro que dirige Marco Antonio García de Paz interpretó himnóticamente la polifonía "a capella" "O Magnum Mysterium", una pieza que compuso el músico norteamericano Morten Lauridsen en los años noventa que genera pura calma y sosiego, todo lo necesario para, como explicó el presidente del Principado, "rendir homenaje y recordar a las más de 500.000 personas que abandonaron España para escapar de la represión. Medio millón de españoles y españolas que dejaron atrás sus hogares, sus sueños y sus familias para buscar refugio y volver a empezar lejos de su patria".

La ministra de Igualdad, la socialista Ana Redondo, sustituyó en Avilés a su colega Ángel Víctor Torres porque, recordó Barbón, se encuentra convaleciente de "su cáncer". Redondo, cuando tomó la palabra, dijo: "Hoy, en este espacio de memoria, quiero hablarles de las mujeres del exilio. Mujeres a menudo silenciadas en los debates oficiales, pero imprescindibles en la resistencia, en la transición de la memoria y en la reconstrucción de vidas otras por el honor de la guerra y la persecución". Y añadió: "Las mujeres del exilio no fueron únicamente acompañantes del drama colectivo, fueron protagonistas en primera línea. Fueron madres, hijas, maestras, enfermeras, escritoras, militantes, obreras". Y continuó la Ministra: "Decenas de miles de mujeres tuvieron que huir. Algunas lo hicieron solas, otras con sus hijos e hijas, otras aún embarazadas sin saber qué mundo les esperaba al coraje. Todas ellas, sin duda, demostraron un coraje y una valentía sin precedentes".

Celebración en el Niemeyer

La celebración del Día del Exilio, en la cúpula del Niemeyer, contó con la presencia –aparte de la Ministra y el Presidente–de varios consejeros (la vicepresidenta, la responsable de Cultura y el de Ordenación del Territorio), de la delegada del Gobierno, de la Fiscal de Sala de Memoria Democrática, Dolores Delgado y también el Teniente Fiscal de la Fiscalía del Principado de Asturias, Gabriel Bernal del Castillo y otras autoridades.

"Hoy reafirmamos nuestro compromiso con una Memoria Democrática que también es una memoria completa, que reconoce el papel activo de las mujeres en los grandes procesos históricos, su presencia indispensable en el mantenimiento de la esperanza y para que no se reduzca su memoria a una simple nota abierta. Porque las mujeres de todas las clases crearon y defendieron con la libertad y los derechos, con valor y dignidad".

La Ministra comenzó su intervención leyendo un fragmento de "Memoria de la melancolía", de María Teresa León, ese que dice: "Nosotros somos los desterrados de España... Dejadnos las ruinas. Debemos comenzar desde las ruinas. Llegaremos". Pero hubo más literatura: un poema de Daniel López Acuña y otro de Carmen Castellote. Y danza, a cargo la escuela de baile "Mar de violetas", cuya compañía se movió al ritmo marcado Marta Elola y Chicho Sánchez Ferlosio: "Tiraña en la memoria".

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