Convertir el gasómetro de Avilés en el segundo rocódromo más alto de Europa con un observatorio astronómico en la cima: el proyecto ganador del concurso de ideas para la instalación

"V3R7G0". Un "vértigo" escrito con caracteres alfanuméricos. Así se llama la propuesta que ha resultado ganadora del concurso de ideas para el futuro uso del gasómetro indultado de Avilés, y que consiste en convertir en un rocódromo con zona de exposiciones y museo, y observatorio astronómico, entre otras instalaciones. Su ejecución tendría un coste de 1.490.000 euros. El proyecto está firmado por la arquitecta Irene Cedenilla Bote, y el jurado ha destacado que conjugar los usos deportivos y expositivos y el uso del elemento superior como mirador, así como la preocupación manifestada por el recorrido de acceso. Este primer premio cuenta con una dotación de 15.000 euros y no es vinculante, por lo que el Ayuntamiento podría rehusar llevarlo a cabo.

En total fueron 53 las propuestas presentadas para dar una nueva vida al gasómetro que ha quedado en pie para dar testimonio del pasado siderometalúrgico avilesino. La firmada por Cedenilla Bote plantea dividir el gasómetro en tres plantas. La cero, la de acceso, se dotaría de uso cultural con un museo con maquinaria y objetos relacionados con Ensidesa. La primera contaría con un rocódromo que permitiría la escalada tanto por el día como por la noche. En la segunda se situaría el observatorio astronómico con el mirador.

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¿Y por qué un rocódromo? La propia autora lo justifica. "Aprovechar la singularidad morfológica del gasómetro para instalar un rocódromo único en España y Europa representa una forma innovadora y atractiva de fomentar el deporte, con un coste reducido y grandes beneficios sociales y urbanos. Señala Cedenilla Bote, además, que se trataría de un rocódromo único, "ya que sería la única propuesta (en la región) que combina las comodidades indoor con la experiencia de la vistas mientras se realiza la escalada". Reseña también que en Avilés hay una gran afición deportivo, lo que daría "capacidad de absorción" a la propuesta; y que el espacio sería polivalente, pudiendo acoger también "espectáculos puntuales de acrobacias, gimnasia rítica o similar. Asimismo, resalta que el espacio podría ser alquilable por empresas especializadas, "de tal forma que genere ingresos" para el órgano gestor de la instalación. En cuanto a las singularidades del proyecto, destaca que el "V3R7G0" sería el segundo rocódromo indoor más alto de Europa, con 56 metros, solo por detrás de Copen Hill, en Copenhague (Dinamarca).

¿Y sería rentable este proyecto? Según los cálculos de la arquitecta, sí. La reforma tendría un coste de 1.490.850 euros y unos gastos anuales de mantenimiento de 18.700 euros. En cuanto a los ingresos, se estima que podrían ser de 98.900 euros.

"El resultado de este concurso ha dado lugar a muchas propuestas, con planteamientos de intervención en el gasómetro muy variados, aportando ideas para que el Ayuntamiento continúe con el compromiso de convertir el elemento, antiguo almacén de gas, en un símbolo que represente el progreso industrial y la innovación municipal, siempre vinculado a los usos del polígono", afirma el concejal de Desarrollo Urbano y Económico, Manuel Campa. El concurso ha sido organizado a medias entre el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Asturias.

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Otros cinco premios

Además, ha habido un segundo premio para el plan "MAN858", del arquitecto Eloy Calvo Carbajal y el ingeniero técnico industrial Moisés Álvarez Faes, que plantea dotar al gasómetro de espacios de coworking, una plataforma escénica y un mirador panorámica a Avilés. El jurado valora de este plan la integración con la ciudad, la apertura del acceso al parque y el respeto al contenedor. Este proyecto ha quedado en segundo lugar y será recompensado con una dotación de 10.000 euros.

El tercer premio, de 5.000 euros, ha sido para "D4A9D2", de los arquitectos Ana M. de la Lastra Valdor, Domingo de la Lastra Valdor, estudio de arquitectura DÝNAMIS, S.L. y los ingenieros de caminos, canales y puertos Ángel Chamizo de la Concha y Eloy Gutiérrez Gómez, que proponen asumir el proceso hacia la ruina como una metáfora del transcurri de la vida, haciendo que el paso del tiempo acabase carcomiendo la instalación, aproximadamente en el 2125. Tendría un coste de 400.000 euros. El jurado valora la originalidad de la idea del paso del tiempo a través del crecimiento de la vegetación, la transformación paulatina del gasómetro y el mantenimiento de la memoria.

También se han otorgado tres accésits, de 1.000 euros cada uno: para "A2R3N4", del arquitecto Ángel Vázquez Fernández y la graduada en historia e historia del arte Celia Arias González; "HID101", de los arquitectos Alejandro Pérez Villar, Fernando Pérez Villar y Marcos E. Varela Vázquez, y los graduados en biología Teresa Portillo Pérez y Javier Espina Campuzano; y "H4B1T0", de los arquitectos Enrique Parra Albarracín y Fermina Garrido López y Miguel Blázquez Dos Santos como colaborador.

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