El "mago avilesino del barquillo" se pone la chistera: así fue el gran homenaje a Guillermo Pelayo

La Tertulia "La Gabardina" entrega su galardón anual a Guillermo Pelayo por ser "el mayor trabajador de la historia de Avilés"

En primer término, Arsenio Fernández, «Tito», y Guillermo Pelayo, en la entrega del premio, en la Cantina. | LUISMA MURIAS

En primer término, Arsenio Fernández, «Tito», y Guillermo Pelayo, en la entrega del premio, en la Cantina. | LUISMA MURIAS

Avilés

Más de cincuenta años dedicado a un negocio familiar que dio comienzo a finales del siglo XIX. Ese es, en suma, el aval profesional que sostiene a Guillermo Pelayo, el barquillero de Avilés –y último artesano de Asturias–, quien fue galardonado con el premio "Chistera" de La Tertulia "La Gabardina". "Premiamos al mayor trabajador de la historia de Avilés sin discusión alguna", declaró en representación de la entidad que distinguió al barquillero Arsenio Fernández, "Tito". Entre los atributos del galardón se incluía un retrato elaborado por Favila –que no pudo asistir al acto al encontrarse como jurado en un evento en Cudillero–, un diploma y la correspondiente chistera, con la que Pelayo se convierte en un "mago del barquillo".

"Estoy muy emocionado. Cuando me dan un premio me emociono mucho porque es imposible que no me toque la patata", aseguró el barquillero más famoso del Principado, que ni en una jornada dedicada a homenajearle se alejó de su inseparable bombo con el que recorre las calles de la villa o el paseo de la playa de Salinas en pleno verano.

Sobre su situación actual, Pelayo aseguró que "estoy en la etapa en la que más estoy disfrutando y viviendo mi trabajo". Y es que como su padre, el barquillero lo tiene claro: "No me retiro, para nada, nanay. No me voy a ir. Seguiré siempre y moriré como mi padre, hasta el final en la brecha y vendiendo barquillos, con mi gente y mis clientes".

Durante las últimas semanas, además, se han sucedido los premios y homenajes a una de las figuras más apreciadas por los avilesinos. En marzo, la Sociedad Económica Amigos del País le entregó el galardón "La villa y el mar" como reconocimiento a su labor vendiendo castañas en otoño e invierno y barquillos en primavera y verano, unos barquillos que, en palabras de Pelayo "seguirán dando olor por la mañana al parque Ferrera, a Rivero y a todo Avilés".

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