La comida popular de Villalegre, cada vez con más platos

Más de mil seiscientas personas se reúnen para celebrar una banquete de hermandad con baile, empanadas y música de Paco Cuenca

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

Entre pitos y flautas, ayer a mediodía decidieron comer en las terrazas de los bares del sur (de Avilés) "casi 1.600 personas", según la última contabilidad de la asociación del Marapico. Buena parte de ellas eran de Villalegre –que para eso estaba en fiestas–, pero también llegaron de La Luz, de Las Vegas, de Llaranes... "Y este, que es de Los Campos, y es un allegado", apuntan los colegas que señalan al periodista al que ha traído la sidra a la mesa.

Sidra, frixuelos, fiambre... y empanadas de esto y de lo otro. Jorge Guadamuro, que se ha acomodado en unas de las mesas ofertadas por el bar Tempus, explica que la comida popular del barrio "cada vez recibe a más gente" y a esto añade Isaac Díez –este en la carpa del Once Catorce, pegado a la estación de Cercanías–: "Es que cada vez lo hacen mejor".

Mientras dice esto, Paco Cuenca y su hermano –se llama Juanjo– le andan dando a "Me gustan las mujeres / me gusta el vino". Y en la carpa vino vino, no había mucho. Lo que sí que había eran tortilla con cebolla y hamburguesas con carne mechada.

–Tomad una –invita Pilar Reillo, que no es de Villalegre, pero eso da igual en esta celebración: es del otro lado del río Arlós.

En el bar echan las motos y ha llegado un parrillero dispuesto a repartir los tajos. "Apuntamos en el bar, 160", confiesa Diego Suárez. Justo en ese momento, el motorista se rasga las vestiduras en medio de una curva tan espectacular como el repertorio de los hermanos Cuenca. "No, el que canta es Paco, yo solo acompaño", aclara Juanjo cuando cede el micrófono, como si fuera un testigo, a la siguiente polifonía popular.

Un poco más arriba del Once Catorce están los bares Carpe Diem, Las Torres y el Tempus. Allí está "el allegado", el de la sidra. Y también Jorge Guardamuro. Y las niñas que se han empezado a desprender de los padres que andan ya con los postres.

Vanessa Terrones, Yaiza González, Ana Molina y Conchi Álvarez están bailando dos contra dos. Hay quien lleva la camiseta de España –pocos–, pero a esta hora son más los que están sentados que los que se han puesto a mover el cuerpo. "Es la primera vez que vengo a las fiestas de Villalegre y, oye, muy bien", diagnostica la última de las bailongas.

Ella piensa repetir y piensa repetir la familia de Luis Felipe Sarache, que está sentada en la zona de Domingo López, al lado del Toisón. "Aquí, con toda la familia: con mis hijos, con mis cuñados, con mi sobrinos"... Son muchos los niños los que andan de fiesta: "Pero luego, más tarde, los dejamos en casa", bromea una madre.

–Toma un frixuelo.

Valeria Vázquez no quiere salir en una foto (ha salido por piernas del fotógrafo), pero Mari Íñigo la coge en brazos. También está José Luis Íñigo. Y otra niña: Daniela Matabuena. Y los cuatro posan mientras las bailongas recorren la plazoletas con los pasos de baile.

Llega Nerea Menéndez y luego Ana Pérez. Las dos se juntan a Isaac Díez y a Rosendo Álvarez. El primero era de hablar poco. Los cuatro ponderaron la fiesta de hermandad que no compite con la Comida en la Calle, la de las fiestas del Bollo, porque la de Villalegre tiene un aquel "más familiar". Y eso está superbién. n

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