Entrevista |

Marta Chirino, hija de Martín Chirino: "Mi padre tenía una visión más aperturista, no quería hacer cosas de la academia"

"En nuestro país tenemos tendencia al olvido, a dejar en un rincón a gente o no saber más. Tener un artista español con tanto éxito como el que tuvo en Estados Unidos supone una recuperación importantísima"

Marta Chirino, en la cúpula del Niemeyer.

Marta Chirino, en la cúpula del Niemeyer. / Manu Carranza

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

Marta Chirino Argenta (Madrid, 1963) es hija del escultor canario Martín Chirino, del que este año se celebra su primer centenario. Chirino Argenta atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA a propósito de la exposición "Dear Chirino" que se puede ver en la cúpula del Niemeyer, en Avilés, hasta el próximo 21 de septiembre.

-¿Cómo fue que un señor de Canarias tuviera tanto éxito en Estados Unidos?

-Grace Borgenicht, a comienzos de los cincuenta, había abierto su galería en Nueva York. Conoce la obra de mi padre a través de las fotografías que el diplomático José Vergara le muestra a ella. Se queda tan convencida que le propone verse en Madrid. Lo hacen finalmente en el verano de 1960. Entonces es cuando firma la exclusividad en un contrato con membrete del Hotel Ritz. Así empieza una relación que duró 30 años. Hasta que Borgenicht murió y cerraron la galería.

-Esta exposición de Avilés es una de las importantes del centenario.

-Sí, esta exposición es importantísima, porque es que está recogiendo algo que no se había hecho anteriormente: la importancia de Chirino en los Estados Unidos. Esto es muy importante: en nuestro país tenemos tendencia al olvido, a dejar en un rincón a gente o no saber más. Tener un artista español con tanto éxito como el que tuvo en Estados Unidos supone una recuperación importantísima.

-Cuando hablé con el comisario de "Dear Chirino" me contó que gracias, precisamente a que el Smithsonian custodia el legado de Borgenicht, ustedes se han enterado de sus transacciones.

-Cuando mi padre fallece y expurgamos su archivo, descubrimos todas las cartas que mandaban de la galería, pero no teníamos las que mi padre había enviado. Hacía muchísimos años que queríamos estudiar el período norteamericano de Chirino. Esa falta en la correspondencia es la que queremos solucionar. Y lo hace mi marido, Eduardo Rodríguez, cuando se marcha a Washington. En octubre se fue y se pone en contacto con el Smithsonian y entonces le permiten escanear todas las cartas: más de mil documentos. Algunos no tienen importancia: son una felicitación de Navidad o así, pero todos escritos a máquina o a mano y es muy interesante. Por eso la exposición se llama "Dear Martin" porque así empezaban las cartas.

-La notoriedad e Chirino en Estados Unidos hasta ahora había sido muy poco conocida.

-Sí, sí. Cuando los artistas viven es muy difícil de seguir su historia, porque tú vas viviendo tu vida, pero no eres consciente de que estás haciendo historia. Yo es que no me había ni preocupado durante todos estos años, ¿no? O sea, yo sabía que mi padre se iba a Nueva York, estaba meses y tal, pero yo he crecido con eso, o sea, era el trabajo de papá. Ya me hubiera gustado que hubiéramos hablado más de ello, porque así habríamos tenido más información. Pero bueno, yo sí sé que tuvo muy buenos amigos a los que conozco, de hecho ha estado aquí quince días uno de sus más íntimos, mayorcísimo, con 87 años. Y sí, tuvo allí un círculo de amigos estupendo, la verdad, menos mal, sí.

-Ese señor de Canarias sabía inglés.

-Claro. Sabía inglés porque en Canarias la presencia británica en los años aquellos, yo qué sé, los años 20 o por allí, pues era muy fuerte. Y de hecho mi abuelo trabajaba en los astilleros Blandy, bueno, primero no eran astilleros, eran los Blandy Brothers, que era una compañía inglesa que primero hacía buques y luego coches. Y entonces era el jefe de los astilleros, o sea, pero del taller, de talleres, él era mecánico y era súper habilidoso. Y entonces, pues nada, claro, había que hablar inglés, entonces a mi abuelo lo que se les ocurre es llevar a mi padre primero a una guardería inglesa, con una señora inglesa, Miss Polly, y luego ya lo mete también en un colegio inglés. O sea, decía yo no sé por qué iba a dos colegios, pero iba a un colegio español y un colegio inglés. Y entonces era bilingüe, era bilingüe, sí.

-Chirino forma parte de El Paso, de su segundo empujón.

-Él en un principio, a ver, como era íntimo amigo de Manolo Millares y luego conocía a Saura también, se hacen muy amigos, pero es que le coincide con que tenía que presentar una exposición en el Ateneo, que era, no sé si era su primera individual en el Ateneo de Madrid, entonces dice no, no, yo ahora no, no vaya a ser que tenga problemas y ya luego ya vemos. Y se incorpora después. Además al salir Pablo Serrano de El Paso, pues le dicen que necesitan un escultor, aunque estaba muy vinculado antes porque es que era muy amigo. Era muy amigo, sí.

-Eran los modernos de aquella época.

-Sí, eran muy modernos, eran muy modernos. Es que claro, en Canarias también, como había tanta gente extranjera, pues también ellos tenían otra mentalidad, sí.

-Parece mentira que en aquellos años grises del franquismo capaces de salir de las costuras de ese franquismo.

Durante el franquismo, por ejemplo, a la familia de Manolo Millares la represalian. Manolo Millares tenía un padre maravilloso que era un catedrático de Historia, al que lo dejan sin trabajo, pero les hablaba mucho. Mi padre decía que ir a hablar con aquel señor era maravilloso. Y entonces, bueno, tenían una visión más aperturista, luego eso, la información que les llegaba de fuera también. Y luego, pues es que ellos eran, es que eran así, o sea, ellos no querían hacer cosas de la academia, que mi padre también, también hizo escultura figurativa en la academia, y Manolo Millares pintaba muchísimas acuarelas para poder sobrevivir, o sea, pero les interesaba otro tipo de arte.

-Chirino tenía mucha vinculación con Asturias.

-Sí, mucha. Tenemos casa en Tapia porque es que la hermana de mi padre, la hermana pequeña, se casó con un tapiego, que era médico y luego ejerció en Bilbao, pero tenían su casa en Tapia. Por eso nos animamos a tener la casa allí.

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