Avilés enamora a los cruceristas después de tres años sin escalas: la 'revolución' del megayate de lujo en la ciudad

El «Scenic Eclipse», con más de 200 pasajeros, principalmente estadounidenses, atracó doce horas en la ciudad: «Está todo muy cuidado», celebraron los primeros en poner pie a tierra mientras otros proclamaban: «No nos queremos ir sin probar la sidra»

Noé Menéndez

Noé Menéndez

Avilés

«Es un sitio muy bonito, me encanta la unión que hay entre la parte antigua y los edificios modernos», apunta Peter Caooghan, australiano, tras pisar, por primera vez en su vida Avilés. Él fue uno de los más de doscientos turistas que acogió la ciudad este domingo, y disfrutó de una de las paradas del megayate de lujo «Scenic Eclipse», un ferry de gama premium que lleva a bordo a doscientos turistas y cuyos boletos superan los veinticuatro mil euros por cabeza.

Su única parada en la región fue en tierras avilesinas, donde se le recibió con los brazos abiertos. Hacía tres años que una de estas embarcaciones no llegaba a la ciudad, por lo que la expectación por parte de los vecinos fue máxima. Muchos se acercaron al muelle del Niemeyer para ver, de primera mano, el espectacular yate. «Lo que más me ha sorprendido es el parque Ferrera, está muy bien cuidado», señaló Caoogham, quien destacaba, tras poner pie a tierra, la limpieza que tiene la ciudad. «Se ve todo muy cuidado», comentó a preguntas de este diario sobre sus primeras impresiones. Y apuntó que no descarta regresar a la ciudad en un futuro, junto a sus hijos. «Me voy encantado», aseveró.

Arriba, John y Brenda Walls tras haber visitado Cudillero. En el centro a la izquierda Peter Caooghan al final de su paseo por Avilés. En el centro a la derecha, un grupo de turistas antes de iniciar una visita guiada por la ciudad. Abajo, curiosos en la cafetería del NIemeyer tras contemplar el crucero «Scenic Eclipse». | MARA VILLAMUZA

Arriba, John y Brenda Walls tras haber visitado Cudillero. En el centro a la izquierda Peter Caooghan al final de su paseo por Avilés. En el centro a la derecha, un grupo de turistas antes de iniciar una visita guiada por la ciudad. Abajo, curiosos en la cafetería del NIemeyer tras contemplar el crucero «Scenic Eclipse». | MARA VILLAMUZA

Peter y Monica Allen estuvieron curioseando sobre los puntos principales de visita en Avilés antes de pisar el muelle del Niemeyer y tenían claro cuál iba a ser su primera parada. «Tenemos ganas de tomar algo por la calle Galiana, hemos visto fotos y nos ha llamado mucho la atención. Queremos aprovechar para probar la sidra, que sabemos que tiene mucha fama», señalaba la pareja, que celebraba en este viaje que ya son abuelos. «Siempre lo comentábamos en casa, que cuando tuviésemos un nieto era la señal para hacer un buen viaje. Sitios como este confirman que hemos tenido una gran idea», coincidieron.

VÍDEO: Así es el crucero de lujo que ha atracado en Avilés

Covadonga Jiménez

No solo Avilés pudo sentir esta pequeña ola americana. A primera hora esperaban varios buses al lado del yate, para poder llevar a los turistas a Oviedo, Gijón o Cudillero. «Asturias es muy, muy bonito. Hemos estado en Oviedo y es increíble, nos ha encandilado», aseguraban, de vuelta de la capital, John y Brenda Walls, que pudieron pasearse por la ciudad y, de paso, probar la sidra. «A mí no me ha convencido, pero a mi marido le ha encantado», explicaba el matrimonio, de Virginia, nada más bajarse del bus.

"No nos queremos ir sin probar la sidra", coinciden los turistas

«No nos queremos ir sin probar la sidra», coinciden los turistas

Phil y Megan Mount, de Nueva York, se deshacían en elogios hacía Asturias antes de desplazarse hasta Cudillero. «Es una de las visitas que más ganas tenemos de todo el viaje. Tenemos amigos que nos han hablado de la región y nos lo han vendido muy bien», reconoció el matrimonio, que no quería volver a casa «sin probar el cachopo». «En lo que más insistieron es en que comiésemos mucho aquí. Nos hablaron de la fabada y del pote de berzas. Queremos volver al barco con la barriga bien llena», confesaron.

Operativo

A las ocho de la mañana ya se dejaron ver los primeros turistas, para los cuales ya esperaban varios guías turísticos y autobuses. Además, se organizó un dispositivo especial de seguridad, con presencia de Policía Portuaria, Policía Nacional y Guardia Civil. Durante la mañana fueros cientos los curiosos que se acercaron hasta el muelle del Niemeyer, llamados por las dimensiones del yate. Algunos comerciantes de la zona abrieron de manera excepcional, para así poder atender las demandas de los visitantes, aunque otros no abrieron hasta pasadas las diez de la mañana.

"No nos queremos ir sin probar la sidra", coinciden los turistas

«No nos queremos ir sin probar la sidra», coinciden los turistas

«Hacía mucho tiempo que no veíamos un barco así, hace hasta ilusión», reconoció Amaya García, una de las curiosas que, a primera hora, se paseaba por la explanada del Niemeyer mientras hacia fotos con su teléfono móvil. «Ojalá vuelva a ser algo habitual, porque al final es algo que da riqueza a todo el mundo. Esta gente irá a sus casas y hablará bien de Avilés. Puede ser un buen aliciente para que más gente conozca la ciudad», analizó la avilesina. Como curiosidad, la propia cafetería del Niemeyer abrió ayer sus puertas por primera vez, en domingo, aprovechando la escala del «Scenic Eclipse», un ferry de gama premium; es decir, de lujo, catalogado como uno de los más sofisticados del mundo.

La última escala

La embarcación, de 168 metros de eslora, cuenta con capacidad para 228 personas (114 suites) y el precio del pasaje parte de 23.765 euros por crucerista. Pero más allá del precio, el barco ofrece servicio de mayordomo por huésped, hasta diez experiencias gastronómicas, gimnasio, estudio de yoga y pilates.

Avilés abrió sus puertas a los cruceros en 2012. La llegada del «Braemar», el primero que hizo escala en los muelles locales, sirvió de bautismo al turismo náutico en la ciudad y se convirtió en una auténtica fiesta. Cerca de un millar de turistas, la mayoría británicos, abarrotaron entonces el casco histórico desde primera hora de la mañana y se despidieron con aplausos de una ciudad entusiasmada con el acontecimiento. El 6 de octubre de 2021 fue cuando atracó el último crucero: el «Crystal Endeavor».

Despedida

En la despedida del barco, cerca de las siete de la tarde, después de haber atracado en el muelle de cruceros del Niemeyer, pasadas las seis de la mañana, decenas de curiosos se agolparon en ambas orillas de la ría. Nadie quería perderse tan singular escena así como la operativa, dirigida por los prácticos del puerto, para sacar el buque a marca abierto. La ciudad despidió con emoción una visita que, en adelante, se anuncia más frecuente.

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